Capítulo 16: Declaración de Intenciones

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- Bueno, bueno. Creo que tengo algo de hambre -.

Leo intentaba huir de aquella situación como fuera. Claramente, su temple de chico atrevido, extrovertido y  para nada tímido se tomaba unas vacaciones cuando lo envolvían en algo así. Su tan escaso historial de relaciones serias quizá tenía algo que ver. Aunque no tenía mayor misterio, las personas nunca lo tomaban en serio en ese aspecto.

- Claro, suena lógico que quieras comer algo cuando acabamos de almorzar - Burló Tim soltando el mando de la consola.

- Ya sabes como soy, solo pienso en comer - Rió nervioso.

- Que gracioso que lo digas así. Inténtalo otra vez sin temblar -.

Como era obvio, quien único disfrutaba allí era el chico de gafas. Encontraba especial entretenimiento en la gente polifacética, tan claros en ocasiones y tan nebulosos en otras. Aquellos planos individuos, sin ningún tipo de trasfondo le aburrían peor que una lección de "Historia de la música sacra antigua".

- No te metas conmigo, Gafitas -.

- Ya ya, tranquilo fenómeno -.

º Barco º

Mientras tanto, el almuerzo silencioso e incómodo que se desarrolló en la casa/barco de Luka, se transformaba poco a poco en una sobremesa silenciosa e incómoda. Juleka estaba en su camarote al teléfono con su grupo de amigas. (Nombre) podía escuchar algunas palabras sueltas de la conversación, y eso la ponía cada vez peor. Luka lo sabía, sus próximos días de clases serían muy duros para ella. Pero las chicas no eran realmente malas y lo entenderían, quizá llevaría algo de tiempo.

- Deben odiarme tanto... -. Interrumpió el sonido la pequeña pianista.

- Oye, no digas eso. Ellas son geniales, estoy seguro que entenderán que... -.

- ¿Entender qué, Luka? - Interrumpió - Hablé totalmente por impulso, si. Pero eso no quita que no lo piense. Mejor me despido de la idea detener amigas. Nathaniel no habla mucho, pero estaré bien -.

La expresión triste, el aura de deserción, todo estaba mal. Su lado positivo chocaba mucho con el pesimismo de (Nombre). Entonces pensó en como arreglarlo, y la respuesta era tan obvia que asustaba. Si había un punto en el cual convergían y encajaban de forma perfecta, era su gran amor por la música. Con una sonrisa entre labios, la tomó por los hombros y caminó hacia la cubierta. Confundida, la pequeña del cabello oscuro, se dejó guiar. En cuanto vio el piano eléctrico comprendió sus planes. Rió con una pizca de sarcasmo entre los labios, pero no tuvo rostro para negarse.
Sus dedos se posicionaron sobre el  teclado sin saber muy bien qué tocaría. Pero, con el primer acorde, comenzaron a moverse automáticamente. Tan ligeras que parecían arañas bailando sobre las teclas. El sonido que emitían era parejo, sin destacar ninguna nota, pacífico y con técnica. Más, las voces de aquellos que paseaban por el muelle la distraían un poco y, sin quererlo, adelantaba el tempo. En esos momentos, el guitarrista colocaba una mano sobre su hombro para relajarla y darle a entender que todo estaba bien. También, cuando se equivocaba de nota.

(Si, soy yo tocando gente 😅 Espero les guste 💖)

En cuanto la pieza acabo, ambos sintieron una sensación de calor que provenía desde el estómago. Y, de una forma brusca los aplausos llegaron. Sus artífices eran las chicas, del otro lado de la pantalla del portátil de Juleka. Algunas con el rostro más rojo que otras, pero todas y cada una de ellas emocionadas por lo que habían escuchado.

- (Nombre), eres increíble - Dijo Mylene.

- Si, muy talentosa - Agregó Alya con la cabeza abajo.

Las mejillas de (Nombre) se tornaron de un color durazno, diferente al habitual sonrojo rosado de su piel.

- Yo... no, me equivoqué mucho, lo podría  haber hecho mejor -.

- Sonaste increíble - Ignoró su inseguridad Rosita.

- No se nada de música, pero sonó realmente bien cuando tocaste - Exclamó Marinette.

La mirada de la pequeña estaba clavada en el suelo de la cubierta.

- Gracias... - Respondió de una forma casi inaudible.

No lo reconocería en ese momento, pero dentro suya, el corazón le había dado un vuelco por los halagos. Jamás había considerado hacer algo de su música, pero esa sensación definitivamente le gustaba. Que otros le dijeran  "Eso suena bien" nunca antes había tenido lugar. Si, sus padre la felicitaban todo el tiempo por el esfuerzo que invertía en su instrumento, Leo también era algo raro con las felicitaciones. Pero palabras como esas, acababa de escucharlas.

***

Pasaron las horas y ya era tiempo que la pequeña del cabello oscuro volviera a casa. Su caballero personal la acompañaba sonriente, ese día había sido totalmente grato desde su perspectiva. Un total progreso en la evolución sentimental de su amiga.
Amiga... una palabra tan poco descriptiva en ese mismo instante. Si bien en aquel momento así se describía su relación, no representaba en su totalidad los sentimientos de ambos. Que también eran algo confusos. Sin embargo, Luka si tenía una idea clara: Cuando estaba con ella, lo pasaba muy bien. Por su lado, (Nombre) sobrellevaba distintas líneas dentro de su cabeza. En un extremo creía que había pasado un día fantástico con su amigo, obviando el trozo donde se habían besado. Ese tema tan delicado... ser una humana, una persona de carne y hueso con emociones. Contexto que odiaba desde que una persona dejó su huella, un tatuaje mágico en el cerebro y el corazón.
El camino a casa no era demasiado largo, alrededor de veinte minutos. Los primeros siete aproximadamente, se lo pasaron en silencio, cada uno encerrado en sus propios pensamientos. Los minutos siguientes, sin embargo, comenzaban a hacerse eternos para el chico del cabello teñido fantasía.

- Pulguita - Llamó con una sonrisa divertida pintada en el rostro.

La expresión de sorpresa desprevenida que se instaló caprichosamente en la más pequeña, actuó como perfecto detonante a la tan contagiosa risa de Luka.

- Que linda - Exclamó colocando ambas manos sobre los hombro de ella. 

- No juegues así conmigo, por favor... -.

Sus palabras sin correlación a las acciones del guitarrista evocó un ambiente incómodo, distinto al que él se imaginaba. Por la sorpresa se alejó unos cuantos pasos. Ella, de forma inmediata se disculpó, no pretendía arruinar así sus intentos de acercarse. 

- I... I´m sorry, Luka. You know... I... -.

Sus manos temblaban al mismo ritmo de su corazón.

- No quería decir eso... -.

- Está bien - Interrumpió él -  Eres clara como la música que tocas, sincera al punto más alto de tu registro. No busco quebrar eso, porque quiero que sea tu voz la que escuche cada día... -.

Efectivamente, lo que ambos pensaban en ese mismo momento, era verdad. Una declaración de intensiones en toda regla; un comunicado de lo que buscaba; una situación que se salía de las manos de (Nombre). Pero mucho no podía hacer, le comenzaba a gustar así lo quisiera o no. Y, su comportamiento tan dulce con ella no ayudaba en lo absoluto a su intento de evitarlo. La humanidad se la devoraba poco a poco, como un pequeño terrón de azúcar. Sus ojos podían presenciarlo, aunque nada lo evitaría

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