Capítulo I

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Había sido una tarde más que eterna, a pesar de que hubiera pasado la mayor parte de ella sumergida leyendo aquel libro que en tan poco tiempo había logrado cautivarme; leer era lo única que apartaba de mi mente a aquel personaje de características inigualables, si tuviera que definirlo con una sola palabra, la que hubiera usado sería autenticidad.
Entré a casa con la cabeza hecha un lío, sólo había algo en mi mente, los ojos azul profundo de Martín. Aquellos me inspiraban la tranquilidad del mar, pero aún así yo sentía una profunda inquietud en todo mi ser; esa incertidumbre que sólo es capaz de ser apreciada y sentida en eso a lo que llaman enamoramiento.

Respire profundo y abrí la ventana de mi habitación, la noche tenía un bello paisaje nocturno, de esos que sólo se ven en verano. Pero aquella luna llena no traía un buen presagio para mi. La última conversación que mantuve con Martín era lo que me pesaba, si, no la luna, ni la soledad. Sólo Martín.
Martín es ese tipo de ser humano con el que uno se cruza una sola vez en la vida, el era de esas personas que están destinadas a volar, aún sin tener alas; yo por el contrario siempre he sido de no ahogarme, mantenerme a flote basta. Pero si que quería aprender a volar con Martín.

Abrí mi cartera y saque un cigarro, no fumaba porque lo necesitara, fumaba porque el aire de esa noche era demasiado suave y tierno, y me sobraba, necesitaba compartirlo, pero no, eso no era posible. El estaba tan lejos y tan cerca. Dios, cuanto deseaba que estuviera a mi lado.

-'' no te quiero suicida ni absurda, te prefiero terca y burra. Fíjate que te hablo en términos de confianza, de esos que sólo se usan cuando de amistad se trata''- carajo, amistad, nada más que eso. No existe nada más que eso entre el y yo. Inhale aún más profundo, y por primera vez en esos diez meses de profundo enamoramiento, no sentí afán alguno, nada de desespero. Sólo melancolía, si, eso era Martín, autenticidad y melancolía.

Encendí el televisor en busca de algo que ver, quería seguir leyendo pero a la vez no quería saber el final del libro, porque eso significaría pensar en el, otra vez. Me detuve en TNT, siempre dan películas buenas ahí, diario de una pasión, sentí ganas de vomitar mariposas muertas; es ridículo pensar en una historia de amor así, es físicamente imposible, ni por efecto mariposa se puede vivir un amor correspondido tan grande. Viernes en la noche, sola, genial. Tal vez es hora de olvidarse de Martín por un rato. Sonó mi móvil, violet hill de Coldplay como ringtone predeterminado para ese contacto, pero que querría el a esa hora de la noche, es cierto que era viernes pero se aproximaba la semana de parciales, nadie salía en víspera de los temidos exámenes del 80% de la final. Tal vez los parciales no deberían existir ni Martín tampoco.

-no muy lejos de allí en un apartaestudio en el norte de la ciudad-
Dude tantas veces en marcar ese número de teléfono, me sentía mal por haberla llamado burra, pero tenía que hacerlo ¿no? Ella era linda así, por supuesto que odiaba verla fumar y escucharla hablar de sus pocas ganas de vivir. Bati, así la llaman sus amigas y así la tenía yo en mi celular. No entiendo quien le puso aquel apodo tan alegre a alguien tan sombrío. Tampoco debí llamarla terca, o tal vez sólo tengo arrepentimientos vanos porque necesito un favor.

Soy un inútil, ella que ha sido tan buena conmigo ayudándome con Emma y yo tan estúpido llamándola burra, carajo, porque lo hice. ~tercer bip~
~¿aló?
-Hola bati, ¿como estás?
~Bien, Martín y ¿tu?
-Excelente, primero quiero ofrecerte una disculpa por haberte hablado así, no fue digno ni honorable de mi parte, lo siento muchísimo y te ofrezco mis más sinceras disculpas.
~Ni que me lo hubiera tomado en serio Martín relajate, a veces se necesita de un buen sarandeo de hombros para caer en cuenta del error
-Bueno gracias bati, y segundo. Sabes que soy un inútil en eso del inglés y que el parcial es el lunes, necesito que me des una mano, estaría bien, digamos, ¿mañana?
~Claro Martín, para eso estamos los amigos ¿no?
-Supongo, bueno cuídate y nada de trasnocharse
~ Bueno mi capitán que tenga buena noche.- dijo en tono irónico y burlesco. Ambos soltamos la carcajada y colgamos.

Esa chica era especial, si que lo era. Amigas como ella pocas, ¿ qué había hecho para ganar su amistad? nada, y aún así ella le daba todo.

-en una habitación fría en algún lugar de la ciudad-

Explicarle ingles, bien, vamos bien bati. No estudio para mi propio examen desde tercero de primaria y voy a estudiar con Martín, que estúpida. Debí haberle dicho que tenía algo mas que hacer, estudiar para cálculo, hubiera sido una buena excusa. Claro, si aun fuera la niña dedicada a los estudios, aunque todo mundo todavía se cree la reputación de niña estudiosa que tan bien merecida tuve. Soy apariencia y nada mas que eso, ¿personalidad? No señores, eso no existe en mi.

-quiero ser escritora, aunque no tengo talento para eso- mi primera conversación con Martín, clase de español, terapia grupal con nuestra directora de curso. Ahora que lo pienso siento hasta repulsión al pensar en esa conversación. ¿Donde habían quedado esos sueños? Ah cierto, en la comisura del labio de Martín. Después de el no había nada ¿o si?

No, solo existe el; y yo lo quiero, no, no lo quiero, lo amo. ¿Llegará a corresponderme algún dia?
Pero y si no. ¿Que importa? Eso del amor a primera vista es pura basura, para convencernos de que necesitamos de otra persona para vivir. Si, así es. Martín no es el único muchacho en todo el planeta, pero si que es lo único que hay en este frío mundo para mi. No bati, no mas, el es solo un muchacho, y mañana aprenderemos ingles y solo eso.
Baje a la cocina y mi madre me dejo una nota en el refrigerador:
"Muñeca no voy a estar en todo el fin de semana, nos vemos el lunes. Te deje dinero en la mesa de tu habitación, no olvides hacer tus deberes. Con amor, mama"
Saque un vaso de yogur y volví a subir, me tire en mi cama y encendí un nuevo cigarrillo. Dos cigarrillos en menos de una hora, genial. Va a ser una noche muy larga.

El idioma del vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora