Capítulo XXVIII

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-un mes después, en algún lugar de Londres-

-hola Martín, soy Lucas ¿me recuerdas?
~si, compartimos habitación en la residencia
-excelente. Te traje algunas de tus cosas y unas cartas
~gracias Lucas
-síguete recuperando Martín y pronto volveremos a compartir cuarto
~eso espero

Observé las cartas detenidamente y deslicé suavemente mis dedos sobre las inscripciones que se encontraban en el dorso de los sobres. Tomé una que decía: "si algo no resulta como querías" la abri con mucho cuidado, buscando evitar dañar del sobre o el contenido de este.

<<Querido Martín:

La vida no es lo que esperamos, somos lectores de ella y solo eso, todo ya esta escrito. Pero cuando las cosas no resultan como queremos nos convencemos a nosotros mismos que pudimos cambiar las cosas, que somos nuestros propios autores, pero no.

Somos personajes, por mucho narradores, las personas, los lugares, las circunstancias y algo llamado dios con mezcla en el destino es lo que nos ha escrito como libros. Sin embargo, si consideras que hay que seguir luchando, hazlo. Tienes buenos instintos. Si crees que es hora de dejar ahí, déjalo. Tu mas que nadie conoces las razones

Es lindo cuando recibes lo que querías, pero las mayores lecciones las aprendemos cuando no es así, así que mantente fuerte, sé que lo eres. Siempre lo demostraste, y tienes una visión tan distinta al mundo, estas aferrado a seguir el camino de la felicidad, y eso es admirable, se necesita coraje para pelear por tus ideales.

No dejes de luchar por lo que vale la pena; con amor,

Bati >>

La carta no servía de mucho, porque su contenido era explícito a perder algo. Yo no tenía algo que me funcionara de opuesto debido a que lo que yo estaba viviendo no era originado por un tropiezo emocional, sino que había sido originado por un verdadero tropiezo. Sin embargo la carta me proporcionó un poco de alivio.

Por primera vez en mucho tiempo me sentía lo suficientemente animado por algo, y lo único que quería recordar era de donde venían esas cartas. Me levanté de la cama y me dirigí al escritorio donde mi hermana ponía fotos de conocidos y otras cosas buscando rastros de recuerdo en mi mente. Tomé un álbum fotográfico y comencé a observarlo, el álbum que había era de fotos mías en el último año de colegio.

Me topé con la foto de un evento cultural, en ella había una joven pelirroja tinturada. Tenía la piel tan blanca como la leche y unas pestañas tan largas que si usara gafas no podría parpadear, tenía los labios voluptuosos y pintados de morado. En la foto sonreía mientras que me abrazaba por el cuello.

La joven pelirroja me parecía preciosa, había algo en ella, algo especial, tan especial que saltaba a la vista aun en fotos. Pasé la página, había una muchacha con cuerpo estructural y sonrisa perfecta. La puerta de la habitación se abrió.

-¿como te sientes? - preguntó mi hermana
~bien. Estoy empezando a reconocer caras- le señale la muchacha de cuerpo estructural- ella es Emma- luego le señale la muchacha que estaba al lado de Emma- y ella es nata
-excelente, creo que la otra semana podrás empezar clase
~eso espero, ¿cuándo podré volver a la residencia?
-en un par de semanas mas
~ah
-tienes visita- Entro una muchacha mona y con aspecto oscuro- es Lorna ¿la recuerdas?
~no
-ella es tu novia- abrí los ojos como platos

Lorna se sentó en la cama, yo seguía en el escritorio. Me miro un par de segundos, y sonrió mientras una lagrima resbalaba por su mejilla. La sequé con suma ternura, abracé a Lorna suavemente mientras que ella me tomó con fuerza en sus brazos. Mi hermana salió de la habitación.

El idioma del vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora