Capítulo XXIX

40 1 0
                                    

-un mes y algo mas después, en una habitación fría pero no tan solitaria-

Sonó el celular y aunque estaba lo suficientemente ocupada como para no responderlo al ver el nombre de Esteban me arrepentí de mi decisión de no contestar y respondí.

-hola preciosa
~hola
-¿estas ocupada? Quiero verte
~si, estoy ocupada. Estoy ensayando la obra de mi clase de artes escénicas
-creo que estas tomándote todo a pecho, no nos hemos visto en semana y media. Ya no dejas ni que te recoja.
~lo sé, no es nada personal. Nata me recoge, estoy yendo con ella a clase de teatro
-claro que es personal. Somos una pareja, deberíamos salir y divertirnos, no discutir por teléfono. ¿Ves? Te estas tomando todo en serio, yo te llevaba a esa clase hace no mucho
~vale, me lo estoy tomando en serio. Pero es que pronto será la presentación y tu últimamente también tienes mucho que hacer. ¿Sabes? Te lo voy a recompensar, el sábado aquí en mi casa- voltee a mirar a Isa, quien estaba sentada en mi cama mostrando fuertes señales de nerviosismo- ¿esta bien?
-¿el sábado no es víspera de tu famosa presentación? Si, por mi esta perfecto pero no quiero que te trasnoches por mi culpa
~ay, a ti nadie te entiende. Olvídate de eso, y ven el sábado ¿ok?
-ok. Cuídate, te amo
~tu igual, y yo a ti.

Voltee a mirar a Isa, sostenía el vaso con infusión de te en sus manos. Su pierna temblaba y tenía la mirada clavada en el horizonte, no era capaz de mirarme a los ojos y eso me ponía nerviosa. Puse mi mano sobre la de ella la mire a los ojos y le dije: "¿de que tienes que hablar conmigo?" Ella miró al cielo, los ojos se le encharcaron, luego bajo la vista suavemente y clavo su mirada en mis ojos "estoy embarazada" dijo repentinamente.

En ese momento no sabia que decirle, porque sobre todo ella aun era mi amiga, mi virgen amiga que ahora me confesaba algo grande. Lo primero que le pregunté fue como, obviamente no recibí respuesta a tan idiota pregunta, así que luego le pregunté que cuanto tenía de embarazo. Me dijo que siete meses, y como hacer preguntas obvias siempre fue mi especialidad le dije "esta para abril, ¿verdad?" Se limitó a responder con un: "así es". Luego le pregunté que porque no había engordado, me explico que normalmente así eran los embarazos en su familia, apenas si se vela barriguita. Se alzó la blusa y me mostró una mini pancita que parecía más de indigestión que de embarazo.

Pasadas unas horas, dejamos el tema a un lado y me preguntó por la obra de la que estaba hablando por teléfono, le explique que era una adaptación contemporánea y musicalizada de William Shakespeare, y que gente muy importante iban a estar presentes, y que lo crucial era hacerlo impecable.

Antes de partir, Isa me deseó mucha suerte en la obra, y prometió que intentaría ir. Yo no quería que fuera, pero era de mala educación negarse así que acepte. Cuando Isa salió encendí un cigarrillo y me senté en las escaleras, me puse los audífonos y puse una de las canciones que debía ensayar a todo volumen.

Minutos más tarde la puerta se abrió repentinamente, llegó mi madre con su elegante ropa negra y bolso gigante. Me miro y abrió los ojos como mas pudo.

-¿desde cuándo fumas?
~desde que papá se fue
-te estas matando
~ya lo sé, eso es un cliché. Todo mundo lo dice, pero no es tan grave
-claro que es grave señorita, y te queda rotundamente prohibido volver a fumar
~si dale, como no -apagué el cigarrillo y subí a la habitación

Me tumbé en la cama y empecé a admirar el blanco y liso techo de mi habitación. Cuando mis ojos se cansaron decidí cerrarlos, al cabo de unos minutos me puse los audífonos y empecé a ensayar el numero final de la obra. Luego recordé que la primera persona en saber que yo cantaba era Martín, maldije en silencio, quería fumar pero aparte de la prohibición de mi madre también recordé las peleas con Martín a causa de mi amigo, el cigarrillo.

El idioma del vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora