Capítulo V

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Es un lindo martes, el sol brilla, y no hay nada que hacer en el colegio. Es lo que llamó un martes ideal.
-¡NATA! Tengo que hablar contigo
~¿de qué bati?
-necesito que nos veamos de este viernes en ocho, es urgente
~¿para qué?
-es una sorpresa, en la tarde
~ese día es la despedida de Martín ¿recuerdas?
-si, pero necesito que vengas conmigo. Volveremos apenas para lo de Martín
~bueno pues, nos vamos de aquí a tu casa, y de allí a donde quiera que sea que me vas a llevar.

El colegio es todo un escenario ¿no? Chismes, lagrimas, problemas, confidencias, amistades, amores, se vive de todo. En este último año todo había cambiado, Martín y yo, mi relación con Isa, mi relación con Nata, Mariana tiene novio, aquel que intentó olvidar con su plan de no sé cuantos días sin contacto con el, parece que no le funciono.

-hoy al segundo ¿o se marea?
~nunca me mareo, hágale

El día transcurrió rápido después del ensayo de la graduación, escogieron algunos estudiantes para decir algunas palabras; mariana, nata y yo. Tal vez la menos capacitada era yo. El segundo descanso fue bastante largo, y nos dio mucho tiempo a mariana y a mi, hablamos esencialmente sobre david, el muchacho del día anterior. Todas tenemos un david en la vida por lo visto, ironías.

Llegué a casa, era más lindo cuando mamá estaba ahí. No me sentía tan sola, pero el trabajo la consumía, lastima; me gustaba llegar a casa y hablarle de mi vida. Mañana parcial de calculo, de ese sí tenía que preocuparme, al diablo, tengo mucho que escribir. Tome un sobre y un bolígrafo, escribí: si algo no resulta como querías. Tome la hoja y escribí todas las palabras de aliento que siempre quise oír, escribí con pasión, como si me aconsejara a mi misma, firmé:

No dejes de luchar por lo que vale la pena; con amor,

Bati

Hora de un café

-en un apartaestudio-

Emma, no contesta. Ingles, una mierda. Graduación, un asco. Parcial de calculo, tal vez lo único bello que tiene esta tarde, que pensamiento tan ñoño, solo a mi me gusta calculo, tal vez por eso estoy relajado. Quiero un café, si, no hay que estudiar.

Ir a tomar aire fresco no es mala idea. Es martes y a decir verdad no ha ido tan mal. Mañana estaré a cargo de la premiación de juegos, y como raro los premiados siempre son los de once, bueno, eso debería cambiar. Pero este año no será, mi curso gano en todo menos Ping pong, será un día feliz para muchos, en especial para la nena de la liga, ella si que se llevara una sorpresa.

Salí al Starbucks en donde había discutido con bati recientemente, es bastante acogedor, llegue rápidamente, ordene y subí a uno de los sillones individuales del segundo piso.

-en el mismo Starbucks-
-venti, por favor
~su nombre señorita por favor
-bati
~curioso nombre
-es un apodo de hecho, pero todos me conocen así
~bueno, que tenga buena tarde bati

Subí, es mas tranquilo arriba, llega menos gente. ¿Martín? ¿Que hace ahí? Se ve tan sereno y calmado.
-hey, bati, ven y me haces compañía
Y lo hice, me senté a su lado, y el corazón me latía a mil. Comencé a sudar frío, estábamos mas que cerca, me sentía llena, como si por fin estuviera completa. Hablamos durante una hora, tal vez dos. Al final se ofreció a acompañarme a recoger unos globos de helio azul y blancos y a ayudarme a terminar una pancarta bastante grande en la que trabajaba con algunas amigas desde hace un mes. Faltaban unos detalles y estaría lista. Así que de paso se ofreció a darme una mano con calculo, y aunque el tiempo no alcanzo para eso, pase una tarde de sueño con el.

Risas, caricias accidentales, momentos de cercanía, largas conversaciones. Todo como lo soñé alguna vez. Luego se fue, y hasta ahí llego mi felicidad. Esa noche fue la más solitaria de mi vida, esa noche empezó todo.

Solo un corte y todo será más liviano, el dolor brotara de las venas. No, no lo voy a hacer. Un cigarrillo esta mejor, tome el cigarrillo y también un cuchillo, la curiosidad me mataba. Pero nadie debía enterarse, ¿los pies? Si, es un lugar que es poco detallado ante los ojos de la sociedad. Lo hice, fueron dos cortes de profundidad media, y mientras sangré no sentí ninguna otra preocupación, el dolor se desvaneció mientras sangraba.

Es la primera y ultima vez, lo juro.

El idioma del vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora