Capítulo XXXVIII

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-el último día de noviembre, en un avión con destino a Bogotá-

Llevaba un par de horas concentrado en la ventana, pensaba en Lucas y en Valentina quienes me habían acompañado al aeropuerto a tomar el primer vuelo que llevara a Colombia. Era un riesgo hacer ese viaje en época de exámenes finales, pero era un riesgo que valía la pena correr.

Después de haber abierto el regalo de Lucas y descubrir toda la verdad, después de leer nuestra historia en hojas sabía que debía buscarla. Por fin era consciente de que había cometido un gran error con ella, la había traicionado.

Estaba en el punto de mi vida en el cual por fin sabía a quién quería, estaba seguro de con quien quería estar, y ser feliz junto a Bati era mi única meta en ese momento. Los exámenes finales ya no importaban.

Cuando me había despedido de Lucas y Valentina, ambos estaban el uno junto al otro, Lucas tomaba por la cintura a Valentina. Cuando se miraban a los ojos, todo mundo lo sabía, ellos habían encontrado al amor de su vida.

Verlos de esa manera había resultado tremendamente inspirador para mi, sabía que tenía que ir a buscar el objeto de mi felicidad. No dude ni un solo segundo en abordar el avión, por fin sabía lo que quería. En la maleta de mano llevaba el regalo de Julian, en el habían fotos de Bati, y varias páginas sueltas en las cuales estaba escrito todo lo que había sucedido entre nosotros.

Moría por ver a Bati cuanto antes, estaba ansioso. Mi compañero de asiento estaba irritado por el ruido que hacía al jugar con trozos de hielo en un vaso vacío. Estaba ansioso, ansioso de reencontrarme con la persona que tal vez sería el amor de mi vida.

Las cartas que ella había escrito se habían convertido en mi fuente del amor, me había enamorado de ella por lo que sus líneas decían, había aprendido a conocerla en su redacción. Había algo en su manera de ser que era totalmente contradictorio a lo que yo representaba, pero sin embargo era perfectamente compatible.

Aún tenía dos cartas sin abrir, decidí tomar la que decía "cuando esperes algo con ansías".

<<Querido Martín:

Siempre que siembras algo y lo cuidas con esmero vas a recibir algo bueno. No sé que estas esperando pero de seguro te llegará de golpe, y cuando eso que tanto esperas culmine, te aseguro que sentirás un gran alivio. Un peso menos de encima.

Bajale al ritmo de vida, no hay que tener prisas, detente a oler las flores, a sentir el olor a primavera. Deja que los rayos del sol entren por tus poros. Siente las gotas de lluvia resbalar por tu cabellera. De eso se trata la vida, de los pequeños detalles.

No sé que es lo que con tantas ansias esperas, pero de seguro te trae loco. Nada te mueve el piso fácil. Así que sé que lo que sea que es, vale la pena, disfrútalo, sin prisas.

Del afán sólo queda el cansancio; con amor,

Bati >>

Pensé en el preciso instante en el que seria ella quien me hablaría de esa manera, mirándome a los ojos y demostrando que todo lo que sentíamos el uno por el otro era cierto. Moría por llegar cuanto antes, pero estaba tan agotado que pensé que lo mejor sería descansar en la última noche de noviembre y luego irla a buscar a primera hora el primero de diciembre.

-en ese momento, en una universidad-
Esa mañana, antes de inscribir materias debía reclamar unos certificados en el edificio de la facultad de medicina, y el edificio donde debía inscribir materias estaba bastante lejos de donde me encontraba, la lluvia caía a cantaros.

La lluvia nunca me molestó realmente, me gustaba la sensación de ella rozándome la piel. Cuando me encontraba en la mitad del trayecto que existía entre el edificio de facultad de medicina y mi destino, el frío invadió mi cuerpo. Comencé a temblar de frío y empecé a correr como nunca antes había corrido.

El idioma del vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora