Capítulo 2

3.4K 396 196
                                    

"Siéntate junto a mi y quédate un rato. Hasta que la noche acabe. Hasta que la mañana comience. Hasta el fin de nuestros tiempos"

III

Mafuyu tuvo un sueño diferente la noche que conoció a Uenoyama. En su sueño no había dolor o tristezas, ni desesperación por encontrar la manera de sobrevivir día a día. No existía el significado de sentirse solo en el mundo.

Estaba en el parque de nuevo y la brisa del viento alborotaba sus cabellos. La temperatura era refrescante y el cielo nublado no era un impedimento para que se sintiera triste.

Frente a él estaba alguien de espaldas, lo reconoció al instante, se trataba de Yuki que sostenía aquella guitarra en sus manos, tocaba con pasión y su voz resonaba como si estuvieran en un lugar cerrado. Mafuyu se sintió feliz y sonrió queriendo correr hacia él para abrazarlo y sorprenderlo, pero no lo hizo porque a su lado había alguien más que tomaba su mano.

Un agarre sutil y cálido, una pequeña mano se aferraba a la suya como si su vida dependiera de ello. Y de la nada supo que ese era su lugar, ahí era a donde pertenecía. A su izquierda se encontraba Uenoyama, tenía la misma expresión avergonzada que recordaba, así que siguió sonriendo enternecido con esa actitud.

Cuando despertó, encontró rastros de lágrimas en sus mejillas, y comenzó a reír, su madre entró a la habitación asustada esperando una escena de emergencia por el bebé, pero no era así, tan solo vio a su hijo sonreír. Y cada latido de su corazón era nada más que de felicidad.

Mafuyu no dejaba de reír, incluso lloraba porque se sentía vivo después de tantos meses de haberse creído muerto por dentro y ahora era como si resucitara por solo haber tenido un sueño... o era, quizás, porque conoció a alguien que le hizo despertar.

-¿Estás bien? ¿El bebé...?

-Está todo bien- murmuró, escuchó a su madre suspirar aliviada-. Quiero comprarle ropa.

-¿Eh?

-...Y escogerle un nombre- Mafuyu pasó las manos por su vientre crecido, seguían las lágrimas cayendo lentamente-. Será un niño muy fuerte.

-Como tú- ella limpió las lágrimas de Mafuyu a pesar de que también lloraba-. Tendrá el amor más puro.

Murmuró eso último y Mafuyu la abrazó con fuerza. No pasaron más de unos cuantos segundos cuando sintió algo extraño en su estómago, se quedó paralizado y retrocedió.

-¿Qué? ¿Qué pasa?

-... Se mueve- tomó la mano de Mashiro y la acercó a su vientre-. No lo había hecho jamás.

La mirada de ambos estaba llena de emoción, como si hubieran descubierto algo nuevo y extraño.

-Se mueve- reafirmó ella.

Mafuyu tuvo un despertar maternal en ese momento al saber que algo más pequeño se movía dentro de él. Estaba extasiado con la idea de poder criar a un pequeño.

Toda la amargura que Yuki le provocó se había disuelto con tan solo un sueño.

IV

Aún era extraño para él ese sentimiento que apareció aquella mañana, pero se acostumbraba lo mejor que podía, a pesar de que no se atrevía a tener conversaciones imaginarias con el bebé, siempre estaba en su mente el recuerdo de la sensación que había causado el agarre de aquella pequeña mano.

Sin embargo, cuando comenzaba a tararear la misma melodía de esa noche, sentía como se movía en su interior, Mafuyu solo sonreía sin decir nada. Durante las tardes, regresaba al parque en ese mismo columpio y se balanceaba suavemente admirando todo, con la esperanza de volver a ver a Uenoyama.

WinterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora