Capítulo 11

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"Te quiero, y siempre lo haré. Desearía valer la pena, pero sé lo que te mereces. Sabes que preferiría ahogarme que seguir sin ti"

XXV

Yuki sentía el cuerpo pesado. Tal vez se trataba por el cansancio, aunque también podría deberse a que algo malo estaba sucediendo. Aun así, tuvo la fuerza suficiente para tocar la puerta y esperar a que Mashiro o Mafuyu abrieran.

Desgraciadamente y para su terrible sorpresa, fue alguien más quien lo recibió en la entrada.

Se trataba de un alfa, lo supo de inmediato, posiblemente más joven, ambos tenían la misma estatura, los dos eran corporalmente equivalentes. Pero a diferencia de Yuki, el chico frente a él tenía el cabello negro caído en puntas lacias sobre su frente, ojos azules que demostraban cierta molestia y aburrimiento y una expresión fría.

Quiso pregúntale quien era, exigirle incluso que le dejara ver a Mafuyu. Hasta dudó de si esa era la puerta correcta. Pero no tuvo que verificar su posible error, porque la esencia de Mafuyu estaba por todo el sitio.

Oh, y Yuki jamás olvidaría aquel aroma del cuerpo del omega, porque era dulce, como a manzanas recién cortadas, y cuando estaba feliz, cuando sonreía, su aroma cambiaba a cereza y lila.

Entonces, ¿quién era ese sujeto y por qué parecía estar a punto de decir algo? Y lo siguiente no fue de mucha ayuda para que Yuki pudiera formular una respuesta, porque Mafuyu tomó la mano del chico y lo miró directamente a los ojos.

-Está bien, Uenoyama-kun- dijo, para después avanzar un par de pasos y quedar frente a él, sin soltar su mano.

-Pero...- comenzó a replicar aquel sujeto y Yuki lo interrumpió.

-¿Podemos hablar? ¿A solas?- dedicó una mirada llena de odio hacia el tal Uenoyama, quien también lo veía molesto.

-No lo creo- Uenoyama se adelantó a decir.

Mafuyu lo le dio un apretón en la mano y susurró que estaba bien, mientras que Yuki soportaba las ganas de lanzarse contra Uenoyama para apartarlo lo más lejos posible y reclamar su lugar como alfa, pero recordó las palabras de Hiiragi diciéndole que no fuera un imbécil.

-Hablemos aquí, es suficiente con eso- el tono de Mafuyu era tan tranquilo que Yuki aceptó de inmediato. Después dirigió su mirada a Uenoyama-. Mitsuki duerme en mi habitación, ¿podrías cuidarlo?

A pesar de que Uenoyama lo seguía viendo, las palabras de Mafuyu fueron suficientes para que su atención cambiara, entonces asintió y se alejó de la puerta, no sin antes decirle que, si pasaba cualquier cosa, él estaría ahí, sin olvidar agregar que él no se iría. Aquello fue el detonante para que Yuki intentara dar un paso con el rostro rojo por la ira. Sin embargo, fue detenido por Mafuyu.

-¿Quién es él?- alterado, preguntó sin importarle que Mafuyu lo viera decepcionado.

-¿A qué regresaste realmente? No quiero escuchar una respuesta tan vaga como en el hospital, ¿por qué te fuiste? ¿Y por qué regresaste?

Yuki se había preparado para responder solo una pregunta: ¿por qué había regresado?, pero nunca pensó que debía contestar tan pronto la primera. ¿Por qué se había ido? porque era un idiota tal vez, pero eso no tenía ningún sentido. Porque quería tener un mejor futuro y así asegurar una vida prospera juntos. Esa era una de las justificaciones que se repetía una y otra vez a los pocos días de irse, se lo había dicho tantas veces que terminó creyéndose esa pobre excusa. Y no solo eso, sino que también había dado por hecho que Mafuyu lo entendería, porque era evidente, si no entonces por qué otra razón se había ido.

-Porque te amo... yo... me fui porque mi amor hacia a ti... quería un mejor futuro- a sus oídos esas eran las palabras de alguien más.

Mafuyu estaba cruzado de brazos, manteniendo su mirada fija en la de él. Reflejaba lo mismo que aquella vez en el hospital. Indiferencia.

El silencio comenzó a hacerse incómodo, Yuki esperaba a que Mafuyu le creyera, pensó que tal vez no decía nada porque se debatía entre creerle o gritarle que se fuera, pero Yuki empezó a intuir que se trataba más bien de que Mafuyu estaba a la espera de recibir una mejor explicación.

-Regresé porque así me lo dijo mi instinto... y no me equivoqué después de todo, ¿no es así?, nuestro hijo está a salvo y...

-Mi hijo- Mafuyu lo interrumpió tajante-. Mi hijo y del hombre que está ahora cuidándolo, no sé qué te dijo mi madre, pero no es tuyo.

Después de esas palabras, Yuki sintió la verdadera decepción y tristeza, llegaron como un par de enemigos a tumbar todo lo que su esperanza significaba. Al principio, tras analizarlas, se negó. Mafuyu tenía que estar mintiéndole, definitivamente esa era una completa mentira. Pero entonces, su mirada y las palabras que continuaron, fueron suficientes para creerle.

-Lamento que creyeras otra cosa. Y, aunque no debería, te agradezco que estuvieras esa noche, o si no habría sido muy malo. Puedes ser libre de irte sin problemas, ya no estás atado a mí, así como yo ya no lo estoy de ti.

Mafuyu bajó los brazos a los costados de su cuerpo, y Yuki bajó la mirada, ahora era él quien lloraba por tan crueles palabras. Su pecho ardía de dolor. Había perdido al hombre que amaba y todo era su culpa.

Se sentía un tonto por tener planes futuros, culpable por no saber con certeza expresar su amor de una manera correcta en aquellos tiempos, y solo, completamente solo. Lloraba sin consuelo alguno y aun así se dio media vuelta para salir de ahí porque el aroma de Mafuyu lo abrumaba tanto como la cruda realidad en la que se encontraba.

Se daba cuenta de que toda esa vida que había pasado con Mafuyu se arruinó meses atrás al tomar una mala decisión.

XXVI

Cuando Yuki estuvo lo más alejado posible, Mafuyu se permitió llorar por última vez. Antes, su embarazo lo hacía llorar constantemente, ahora daba fin a lo que inició como una historia amarga.

Una historia que había comenzado en invierno y que terminaba en verano.

Se calmó tan solo unos cuantos minutos después y se adentró a su casa, con la esperanza de que aquella última discusión con Yuki fuera suficiente.

Al mirar su sala, se dio cuenta de que todavía tenía la fotografía de cuando eran niños, la tomó y sonrió, no olvidaría todo de él, porque sería injusto incluso para sí mismo, así que solo bajó el retrato y se dirigió a la habitación.

Y en el pasillo, al llegar a la puerta y ver a Uenoyama de pie frente a la cuna admirando el rostro de Mitsuki, hizo que todo el mal rato que pasó minutos antes, se fuera.

Ya podía estar seguro de decir que tenía una familia de verdad. Y que incluso demostrar la felicidad no era tan malo después de todo.

Caminó hasta estar junto a Uenoyama, lo tomó de la mano para entrelazar sus dedos y recargó su cabeza sobre el hombro del alfa, manteniéndose en aquel cómodo silencio mientras velaban el tranquilo sueño de Mitsuki.

Así, de esa manera, sostenidos solo por el amor creciente, Mafuyu se dio cuenta de que estaba preparado para dar el siguiente paso en su vida junto a Uenoyama.





Nota: Sí, sentí feo por Yuki:(

Dije que vendría el drama, créanme que esto solo es el principio.

Originalmente está historia estaba destinada a tener solo 15 capítulos, pero es probable que la alargue a 20.

¡Muchas gracias por leer! ♥️

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