Capitulo 8

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El llamado fue atendido por un hombre alto y robusto, con cabello café ondulado atado en una coleta. Aunque su apariencia era intimidante, una amistosa sonrisa iluminaba su rostro.

—Oh, ¡Buen día! —saludó, alzando su bigote con una sonrisa amable—. Ustedes deben ser los señores Baker, ¿cierto?

—Por supuesto —Stuart contestó—, Es un gusto conocerlo, ¿señor...?

—Christian —Lo interrumpió presentándose—, Christian Brown... ¡Y tú debes ser Thomas!, ¿o me equivoco?

Cuestionó gentilmente ahora dirigiéndose al chico, ocasionando que este se pusiera más nervioso de lo que estaba; "¿cómo mierda sabe mi nombre?", pensó confundido.

—Es un poco tímido a veces —mencionó su madre, el hombre de barba solamente sonrió amistosamente antes de finalmente invitarlos a pasar.

El interior del apartamento era sencillo, una sala con una mesa de centro sobre una alfombra frente a la pantalla de televisión. Al fondo se encontraba la cocina, y varias puertas conducían a distintos cuartos. Una de ellas llevaba a un estudio que parecía ser el "consultorio" de Christian, donde condujo al castaño y sus padres.

—Okay, por lo que me comentaban, tengo entendido que ustedes tienen algunas sospechas sobre él, ¿exactamente cuándo fue que comenzó?

Preguntó nuevamente el hombre mientras tomaba asiento en el escritorio del estudio, Thomas y sus padres eventualmente tomaron asiento frente al mismo.

—Verá, la verdad es algo complicado... —Stuart comenzó a contar.

Mientras que el mencionado parecía no prestar atención a lo que sus padres y aquel hombre decían; pues estaba concentrado de lleno en la música que escuchaba. Además de estar ya lo suficientemente nervioso y con múltiples dudas en su cabeza.

"¿Por qué teníamos que venir?", se preguntaba con cierta incomodidad de por medio, "este tipo es extraño". El castaño jugaba con sus dedos para mantener la calma mientras que (al igual que antes) mantenía la vista en el suelo.

—Ya veo... —Se escuchó a Christian—. ¿Por qué no me dejan a solas con Thomas un momento?, así podré hablar con él un poco y conocerlo mejor.

Ambos contrarios se miraron mutuamente con inseguridad, al final decidieron aceptar y dejar a ambos solos.

Por su parte, el chico tardó un poco en darse cuenta de que sus padres se habían ido, para cuando lo hizo era claro que había comenzado a ponerse mucho más nervioso que antes. Su respiración empezaba a agitarse lentamente al tiempo que una mueca de obvio nerviosismo se hacía presente en su rostro.

—De acuerdo, Thomas, ¿te parece si me cuentas algo sobre ti? —Christian inquirió amistoso, el castaño no contestó a ello, pues continuaba un tanto alterado al no ver a sus padres por ningún lado.

Su respiración se agitaba cada vez más conforme el hombre frente a él le hacía más preguntas, eventualmente algunas lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas. Alzó la mirada por un momento, topándose así con la sonrisa que el mayor le dedicaba, una sonrisa que de manera accidental solo le generaría aún más miedo e inseguridad.

Fugazmente, aquella amable sonrisa fue borrada del rostro de Christian una vez que notase las lágrimas bajando por las mejillas del menor. Confundido frunció el entrecejo al tiempo que su expresión se suavizaba. Se inclinó hacia él y añadió.

—Hey, calma, todo está bien —comentó acercándole una caja de pañuelos desechables—. Ten, toma uno si lo necesitas.

Thomas sólo soltó un ligero quejido mientras sus labios temblaban a causa del miedo y la ansiedad que lo dominaban. "¿Por qué mierda debíamos venir?", se repetía, "¡Carajo!, sabía que esto iba a pasar".

Against The World [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora