Capitulo 7

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Llegado el siguiente día, el castaño durmió plácidamente unas horas más, pues era fin de semana y no debía preocuparse por la escuela.

—¡Hermanito! —Irónicamente su tranquilidad no duró mucho tiempo, pues después de unos minutos Will había entrado a su habitación dispuesto a despertarlo —¡Mira!, papá y mamá tienen algo para ti.

Habló el menor mientras sacudía ligeramente al chico entre las sábanas de aquella cama. Eventualmente el ojiazul soltó un bufido fastidiado y se levantó un tanto molesto.

—¡Vamos, te encantará! —William mencionó con entusiasmo, posteriormente comenzó a jalar al contrario del brazo para eventualmente hacerlo levantarse y llevarlo abajo; Thomas se encontraba aún un tanto adormilado y vistiendo su pijama.

Soltó un bostezo mientras bajaba las escaleras en compañía de su hermano, estando a la mitad de estas pudo divisar lo que parecía ser su "sorpresa" cerca de la cocina.

—Oh, ¡Buenos días! —saludó Alexander, desde el comedor.

"¿Es enserio?", pensaba el ojiazul, "¿hicieron que Will me despertara y me trajera aquí?... ¡Cuando perfectamente pude hacerlo por mi jodida cuenta en un rato más!".

Era claro que el castaño se encontraba ciertamente feliz con la presencia de Alexander, más sin embargo obviamente hubiera preferido que no lo despertaran a esa hora de la mañana, pues ni siquiera le dio tiempo para vestirse.

Momentáneamente el gesto de molestia en su cara se borró dando pasó a una pequeña e igualmente alegre sonrisa, se estiró ligeramente y tomó asiento junto al azabache, eventualmente este notó la apariencia del más bajo; dejando salir una pequeña risa antes de volver a hablar.

—¡Mírate!, tu cabeza parece un nido de pájaros —comentó a modo de broma.

El contrario sólo hizo una mueca de confusión, "¿qué demonios harían un montón de pájaros en mi cabeza?", se preguntó.

La sonrisa de Alexander se borró de su cara en cuanto notó la confusión en su amigo. Sonrió dulcemente antes de disponerse a explicar.

—Oh, me refiero a tu cabello —comentó—. Está tan enmarañado que justo parece un nido.

Y rió, cosa que el ojiazul eventualmente imitó.

Una vez terminado el desayuno, ambos subieron a la habitación del castaño; pues Thomas estaba realmente entusiasmado por mostrarle al contrario algunas de sus cosas

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Una vez terminado el desayuno, ambos subieron a la habitación del castaño; pues Thomas estaba realmente entusiasmado por mostrarle al contrario algunas de sus cosas

—... Vaya —Alexander musitó, impresionado ante los pósters que tapizaban las paredes— . ¡Woow!, ¿Y quién es este amigo?

Dentro de su terrario, aquel dragón barbudo salió de su escondite para tomar un poco de sol, reluciendo con este sus escamas anaranjadas.

Tras una pequeña inspección curiosa al escritorio, el de cabello rizado pareció encontrar su respuesta al toparse con un recipiente etiquetado como "comida para Buster" en su costado.

—Oh, así que eres Buster, ¿No? —Alexander volvió a hablar— ; ¿Crees que pueda acariciarlo?

Thomas, por su parte, simplemente asintió entusiasta; eventualmente procedió a sacar al "dragón" de su pequeño hábitat, Buster trepó hábilmente hasta su hombro quedando así cara a cara con Alexander, quien acarició suavemente la cabeza del animal mientras sonreía divertido; gesto que, posteriormente, el castaño imitó.

El par de amigos pasaron las próximas horas hablando de múltiples temas, algunas veces sobre distintas series animadas que a ambos les gustaban, y otras retomando la plática de antes respecto a su banda favorita.

Mas contrario a lo que muchos podrían creer, ciertamente al pelinegro no le molestaba en ningún momento ser el único de los dos que hablara, pues sabía que el ojiazul lo escuchaba atentamente y (aunque no lo demostrara) le interesaba todo lo que le contaba.

Eventualmente llegó la hora en la que los padres de Thomas deberían llevarlo con el mentado psiquiatra, su madre subió a la habitación del mencionado para indicar que debía vestirse ya; pues casi era hora de irse.

Alexander salió del lugar, dándole privacidad al castaño para que se vistiera.

—... Estaré aquí afuera, ¿de acuerdo? —indicó a lo que el ojiazul respondió asintiendo levemente; no iba a mentir, aún se encontraba un poco nervioso sobre lo que podría pasar estando allá.

"¿Qu-Qué pasará si resulto tener algo malo?", se preguntó, "¿estaré bien?"; eventualmente su vista se fijó en el reptil que ahora lo observaba desde su tanque, dándole con ello (y muy a su manera) un poco de ánimos para seguir adelante, una sonrisa se formó en el rostro de Thomas, eventualmente terminó de vestirse y salió de su habitación con los nervios un poco más calmados.

—¿A dónde van? —preguntó el azabache al notar que el ojiazul se retiraba de la casa junto a sus padres.

—...Tenemos una salida importante —contestó el hombre—. ¿Crees que puedas cuidar a Will en tu casa mientras volvemos?

—¡Por supuesto! —Aceptó el pelinegro con entusiasmo—. ¿Escuchaste eso Will?, pasarás unas horas conmigo.

—¡Yupi!, ¡nos vemos más tarde! —se despidió el menor antes de posteriormente salir camino a la casa de Alexander, eventualmente los adultos salieron igualmente en compañía del castaño.

Los tres ingresaron al automóvil, Thomas mantenía las manos metidas en los bolsillos de su pantalón, ocasionalmente jugando con alguna pelusa o bola de papel que se encontraban dentro de estos para distraerse un poco; su respiración permanecía relativamente tranquila evitando que los nervios lo consumieran.

Veía las calles y los edificios a su alrededor durante gran parte del camino, aquel paisaje
urbano parecía contrastar casi a la perfección con la música que escuchaba.

Ocasionalmente, el chico movía uno de sus pies al compás de las canciones para mantenerse entretenido y evitar pensar demasiado en lo que pudiese ocurrir una vez que llegaran; "S-Solo... Respira", se decía internamente en un intento por calmar sus nervios.

Al paso de varios minutos más, finalmente parecieron arribar a su destino; un complejo de apartamentos cerca del centro de la ciudad. Su estructura se asemejaba a la de algún complejo de apartamentos común y corriente, en la fachada de este podían verse pequeños balcones; algunos con pequeñas macetas de plantas o incluso con algún jardín urbano improvisado.

Thomas y sus padres se acercaron a un directorio que se encontraba junto a la puerta principal del lugar, en este se mostraban los distintos departamentos con los que el edificio contaba así como las personas que vivían en estos.

Los tres ingresaron al edificio y comenzaron a subir las escaleras camino al apartamento; el chico permanecía con la vista en el suelo intentando convencerse a sí mismo de que todo estaría bien. Finalmente habían llegado, el departamento número 8-B; la madre del ojiazul tocó la puerta esperando que la persona a quien buscaban estuviese en casa.

Against The World [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora