Un día más daba inicio con los rayos del sol bañando los alrededores del vecindario, a través del cuál se notaba al dúo de hermanos caminando por las aceras. El nerviosismo que poco a poco se manifestaba en el chico de ojos azules era sólo disipado por las cálidas y ocasionales sonrisas que William le dedicaba.
—¡Alégrate hermanito!, Ya verás que todo va a salir bien
Thomas dejó escapar de su boca un suspiro cargado del temor que ligeramente lo molestaba, metió ambas manos en los bolsillos de su suéter para cerciorarse que llevaba consigo aquella hoja de papel; respiró aliviado una vez que logró sentirlo, no mentiría, hubiera sido una gran estupidez el haber salido de casa sin este.
“!No puedo acobardarme ahora!… Venga, seguramente todo saldrá bien”, pensó mientras veía a su destino acercándose con cada paso que daban. Eventualmente llegarían luego de una cuadra más, siendo trabajo de Thomas adelantarse para tocar la puerta, aunque no tardó en detenerse gracias a los nervios, permaneciendo de pie frente a la entrada.
Volteó la mirada hacia el niño de gorra gris, quien se encontraba unos metros más atrás de él; eventualmente el menor le dedicó otra pequeña sonrisa mientras levantaba ambos pulgares en un intento por darle ánimos. “Como iba diciendo… igual ya es tarde para acobardarme”, nuevamente habló para sus adentros mientras desviaba la vista antes de dar un par de golpecitos.
Ahí estaban de regreso, todos esos confusos y molestos pensamientos volvieron a asaltar su cabeza sin previo aviso; era claro que a ese punto sólo esperaba que, al finalmente expresarse como es debido, todo ese desastre en su mente desapareciera.
Pasaron pocos segundos antes de que se escucharan pasos en el interior de la residencia, Thomas se maldijo al sentir sus nervios aumentar. Tragó saliva en seco mientras inconsciente cerraba sus ojos por un momento, sólo para encontrarse con la expresión confundida de Brie al otro lado de la puerta.
—Ehh, ¿No les parece que es un poco temprano para…?
—¡Thomas! —repentinamente, la voz de Alexander pareció interrumpirla—. ¿Qué haces aquí tan temprano?
Por otro lado, el castaño sólo se limitó a sacar de su suéter la hoja de papel que guardaba, nuevamente desvió la mirada y se la entregó al contrario sin decir una sola palabra.
—¡Uy!, Ehmm, ¿Eso es para mí o…?
De nueva cuenta su frase sería cortada al notar cómo el contrario asentía con timidez, sólo haciendo que las sospechas del azabache aumentaran.
Finalmente, Alexander se dignó a tomar aquella curiosa nota entre manos mientras una inconsciente y cálida sonrisa se hacía presente en su cara, pues esperaba que dicho gesto tranquilizara un poco los ya notables nervios en Thomas. Posteriormente comenzaría a leer:
“Ayer tuve una sesión un poco extraña junto a Christian… Sacó un montón de hojas y pasó casi diez minutos hablando sobre un montón de datos que ni siquiera comprendí. Luego, por alguna razón comenzó a hablar sobre las enfermedades de transmisión sexual, y de cómo era que las parejas homosexuales no podían llegar a vivir más de cinco años o algo así.
A decir verdad, no sé qué rayos fue lo que pasó entre ustedes como para que ahora él te odie. Pero él sigue aferrándose tanto a esto, y no entiendo por qué cree que eso es tan importante.
Y ya que tú y Matt insisten en que debo aprender a expresar cómo me siento… Pensé que sería una buena idea pedirte ayuda.”
Una vez que terminó de leer todo, lo único visible en su rostro fue incredulidad y sorpresa pura, una gran sonrisa se dejó ver embelesando su rostro, pues no podía creer lo que veía.
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Against The World [EN EDICIÓN]
Novela Juvenil«La vida está llena de giros y sorpresas inexplicables» Tras mudarse en espera de apartarse de todo lo que alguna vez vivió, Thomas no se encuentra del todo confiado al respecto, pues tener que comenzar de cero en una nueva ciudad es algo que lo asu...