Capitulo 39

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El sol descendía de poco en poco a la distancia, cubriendo así el cielo con los tonos azulados y amarillentos que sólo el prematuro atardecer podía ofrecer. A través de las calles se veía aquella minivan aproximándose cada vez más a su destino, por su parte, el chico de cabellos rizados se preparaba para descender estando ya a unas cuadras de distancia.

—¡Gracias de nuevo por invitarme!, la pasé bastante bien —comentó entusiasta mientras abría la puerta—. Y a propósito... Tal vez te vea mañana, no olvides que todavía tenemos algunas cosas pendientes.

Mencionó dirigiéndose al castaño, este último respondió con una sonrisa al tiempo que un leve sonrojo se manifestaba en su rostro.

Dicho tono rojizo permanecería incluso después que la radiante sonrisa del pelinegro abandonase el automóvil, siendo aquella imagen lo que se quedaría plasmado en la mente de Thomas durante lo que quedaba de camino; sólo limitándose a sonreír encantado mientras una inconsciente risa escapaba de sus labios.

Irónicamente, aquella adorable reacción no tardaría en captar la atención de los dos adultos sentados al frente; Claire y Stuart se miraron mutuamente enternecidos, pasando un momento para que el hombre con chaleco a cuadros fuera quien hablase.

—... ¿Te gusta pasar tiempo con Alex? —preguntó mientras observaba a través del retrovisor, Thomas solamente permaneció con aquella sonrisa irradiando su cara.

Los dos mayores rieron levemente al notarlo, pues si bien a ese punto les era bastante claro que el vínculo entre su hijo mayor y el chico azabache era algo especial, de igual manera sabían que esa clase de miradas y gestos sólo podían significar una cosa.

Siendo con ese dulce pensamiento que finalmente arribaron a su respectivo destino, ingresando a la casa una vez que el automóvil fuese debidamente aparcado frente a la cochera.

—Es bueno tener a alguien que quieras mucho, Thomas —añadió mientras que encendía las luces—. ¿Sabes algo?, A veces hay personas que llegan para cambiarnos la vida por completo... Supongo que él es una de ellas.

Habló mientras depositaba una suave palmada en el hombro del contrario.

Por su lado, el de ojos azules le dedicó una fugaz mirada antes de limitarse a sonreír ciertamente alegre gracias a esas palabras. Alegría que permanecería rondando por su cabeza una vez que se dirigiera rumbo a su habitación; sólo pensando en aquella sonrisa que tanto adoraba, así como en esa seguridad que sólo el chico pelinegro le generaba.

Se recostó en la cama, un suspiro enamorado escapó nuevamente de su boca mientras sus pensamientos eran inundados por aquellos recuerdos que tanto atesoraba.

"Él... Me cambió la vida", repitió inconsciente en su cabeza sin que esa adorable sonrisa abandonase aún su rostro, pues era claro que dicha frase no podía ser más acertada.

Ahora todo parecía demostrar que Thomas se encontraba sumamente entusiasmado por saber todas las demás cosas increíbles que lograría a futuro; un futuro que, esperaba, Alexander fuera capaz de vivir junto a él.

Ahora todo parecía demostrar que Thomas se encontraba sumamente entusiasmado por saber todas las demás cosas increíbles que lograría a futuro; un futuro que, esperaba, Alexander fuera capaz de vivir junto a él

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Against The World [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora