Capítulo 33

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Pov's Lucifer:

-¿Cómo pudiste corromper a alguien tan puro?- Me preguntó, me senté en la silla frente a él- Le robaste el corazón y ahora es quien va a sufrir más.

-¿Le robe el corazón?- le pregunté- Gabriel, esa mujer que ves ahí dormida, fue quien me robó el corazón a mí. La amo tanto, no sabes cuánto y ni siquiera sé cómo sobrellevar este dolor que ahora amenaza mi vida- Una lágrima se resbaló por mi mejilla- Gracias por traerla.

-No es nada Luz, nada le da el derecho a Miguel de sacrificarla por su beneficio- él se levantó del asiento y empezó a caminar a la salida.

FLASHBACK

Aradia se llevó a Annia, vi que Rafael se iba tras ellas, pero confiaba en que mi hermana sería capaz con él, ella era fuerte, la bruja más poderosa del mundo, padre la había dotado de unas habilidades y sabiduría increíble. Le di un golpe a Miguel en el rostro haciendo que se cayera al suelo. Él sacó sus alas al descubierto, voló hacia mí con una velocidad que no pude alcanzar a percibir y me estampo en contra de la repisa de las botellas de licor, los vidrios se incrustaron en mi espalda. 

-Como en los viejos tiempo, querido hermano- Gritó de lo alto del segundo piso, aún con sus alas afuera- La historia se repite una y otra vez, marcados por la eternidad, como Caín y Abel, como David y Goliath. Siempre estarás destinado a perder bajo mi mano. ¿Estas dispuesto a sacrificar eso por ella? ¿La amas tanto que te arriesgarías a que la asesine? Sabes que lo haría, lo haría sin dudar.

-¡NO ES UN PELIGRO!- Le grité. Miguel lanzó una bola gigante de fuego hacia mí, me tiré hacia un lago esquivándola. No quería, pero debía hacerlo. Saque mi alas a flote, lo hice para poder alcanzarlo. Él quiso huir de mí, pero lo alcancé y lo tiré al suelo- ¿Viste?- Le pregunté- Esas son mis nuevas alas- Me tomó del pie y me tiró, poniéndose encima de mí  y dándome un puñetazo. Ambos sangrábamos, me lo quité de encima y me puse de pie, ambos cara a cara.

-Sé quién es su familia, su madre, su pequeña prima, sé lo que hacen, su rutina, adónde van y cómo se comportan. Si no te alejas de ella, las mataré a cada una, al final, terminará odiandote- De repente el lugar se había vuelto más caluroso- Tres días, tres días para que te despidas de ella y vuelvas al infierno. Si la amas, harás este sacrificio. Juro que la dejaré en paz- El bar se había incendiado, el fuego empezó a consumir todo el lugar, de repente frente a mí ya no estaba Miguel, se había ido.    

FIN DEL FLASHBACK.

lo seguí dejando Annia acostada en la cama, después de la confrontación con Miguel, algunos golpes y de incendiar el bar, pudimos llegar a un acuerdo, (como los hermanos que somos) a cambio Annia estaría a salvo de cualquier atentado que se realizará en contra de ella, ningún Arcángel, ni Ángel podría tocarle un cabello y si llegaba a morir ella iría al cielo y sus pecados serían transferidos a mí y yo los pagaría. Me dio sólo tres días para despedirme de ella, si yo no volvía en la fecha estipulada ellos podría cobrar la vida de Annia como suya. Ese era el trato y aunque me doliera en el alma, tenía que aceptarlo, yo más que nadie sabía hasta dónde llegaban las intenciones de los Arcanos. En primera, nunca debí haberla metido en este problema, nunca debí buscarla, nunca me debí enamorar de ella. Entramos a la oficina del padre Constantino, él se encontraba con mi hermana, tratando de curarle sus heridas, a ella tampoco debí involucrarla en esto, ya la habían herido dos veces, la primera fue fácil curarla, pero ahora le habían herido una de sus alas, ese era el punto débil de cualquier ser celestial. Ella tenía sus enormes alas a la vista y hacía muecas de dolor de vez en cuando. Mire a Gabriel, no entendía porqué estaba haciendo esto, se estaba arriesgando a un castigo del cónclave de Arcángeles, incluso, podrían acusarlo de traición y ser exiliado del paraíso. Pero tenía que admitirlo, me alegraba tenerlo de mi lado, cuando vivía con ellos Aradia, él y yo éramos los más unidos, aunque mentiría si dijera que mis hermanos no amaban a nuestra hermana, todos la adoraban, la trataban como una reina. Padre, siempre se mostraba severo con todos nosotros, sus ceños permanecían fruncidos a la hora de corregirnos y ella era la única que lograba doblegarlo. No fuí testigo de ello, pero cuando Aradia se fue del cielo por voluntad propia para seguirme a mí, según mis fuentes él lloró como nunca la pérdida de su hija más amada. Mi padre puede guardarme rencor a mí, pero no a ella... Ella no cometió ningún pecado y su único error fue seguir a su hermano mayor, incluso después de ser exiliado. Me senté en un sillón al lado de Aradia y sujete su mano, ella me sonrió aunque era más una mueca de dolor. No quería volver al Inframundo, no quería dejarla pero... De eso se trata el amor ¿no? estar dispuesto a sacrificarse por la otra persona. Cuando la conocí, sabía que ella sería mi más grande destrucción, supe que me había robado el corazón y que también me lo rompería y aún así, me quede a su lado a vivir la historia, aún sabiendo el final que nos esperaba.

Lucifer (editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora