Capítulo 40

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Habían muchas personas, amigos, profesores y familiares, estaba rodeada de personas que la amaban y sin embargo, siempre me dijo que se sentía sola. Estaba sentada en primera fila de la iglesia, mirando como el padre daba la misa y en el altar estaba el ataúd donde reposaba el cuerpo de Kary. Miré hacía todos los lados, estaba en estado de inercia, solo actuaba por automatico. Yo le había pedido a Constantino que diera la ceremonia él, lo había hecho como favor personal. Horacio estaba a mi lado, sosteniendo mi mano y yo tenía mi cabeza recostada en su hombro, no podía evitar sentir rabia con Dios, lo sentía como una especie de castigo, quizá por haberlo desafiado, era un castigo muy cruel. Bairon, estaba sin consuelo alguno, había perdido a su única hija, a su más preciado amor. Me puse de pie en medio de la misa y camine lentamente hacia ella, abrí la tapa y ahí, ahogue un gemido, había quedado muy maltratada después del tratamiento, tuvieron que maquillarla un poco para cubrir su piel pálida, le habían aplicado brillo labial y un poco de máscara de pestañas. Tenía el mismo vestido de su graduación, su cabello ondulado estaba seco, mis lágrimas cayeron al cristal, empapando su bello reflejo, incluso así, ella seguía siendo hermosa. Recuerdo que cuando Ariana murió estábamos en una iglesia como está, en ese entonces yo no tenía mucha fe hacía Dios, pero también me acerque a ella y la miré en su ataúd y entonces, Kary se acercó por atrás y me abrazó prometiendome que ella sería mi hermana mayor y me cuidaría como lo había hecho ella, ella siempre fue mi familia. Unos pequeños brazos me rodearon la cintura, era Samirah, la pequeña estaba más que destrozada, no tenía consuelo alguno. Me agache un poco la tomé en mis brazos y la cargue llevándola conmigo lejos de allí, no quería que la viera en ese estado. La lleve con mamá y la dejé a su lado mientras volvía con mi mejor amigo, me senté a su lado. La ceremonia estaba a punto de concluir, el padre estaba diciendo lo final, una oración que no estaba siguiendo, después le dio las condolencias a el padre de kary y dio por finalizado todo el acto. Las personas empezaron a caminar fuera de la iglesia, hacia el cementerio, Horacio tomó el ataúd junto con Bairon y otros dos hombres y juntos lo cargaron. En una de las columnas estaba él, miraba desde lejos como siempre, venía vestido todo de negro, dio media vuelta y desapareció, yo sólo me quedé allí, sentada mirando a la nada, vi de reojo como alguien se sentaba a mi lado.

-Realmente lo siento mucho, Anni- La voz de Aradia resonó en la silenciosa iglesia.

-¿En serio?- Pregunté dirigiendo mi mirada a ella.

-¿Por qué me suena a sarcasmo?- Me devolvió la pregunta.

- Por que lo es- Contesté, ella suspiro.

-No fue culpa mía- Me dijo.

-No, no fue culpa tuya, pero si de tu hermano- Me puse de pie, para empezar a alejarme pero ella me tomó del brazo y me detuvo.

-Tampoco fue culpa de él. Annia, él solo hacía su trabajo, la salvó del sufrimiento, de eso se trata la muerte de librarte de tu dolor físico- Contestó.

-Él pudo haberla salvado y no lo hizo.

-Claro que pudo haberla salvado, pero no lo hizo por que mirá lo que te ocurrió a ti, te condeno a una vida de miedo. Miguel te había sentenciado muerte, por que desde un principio fuiste un error. Luz, debió haberte quitado la vida cuando eras una bebé y no lo hizo por que te ama. Es un pensamiento muy egoísta culpar a mi hermano de todo, se que en este momento estas mal, estas pasando por algo duro que no le desearía a nadie, pero creeme cuando te digo que no deberías dudar del amor que siente hacía ti. Annia, Lucifer lloró mientras le quitaba la vida a Karina, por que sabía que al llevarse su alma, te perdería y quizá para siempre. Si eso no es amor, entonces no se que sea- Agache mi mirada, ella me dio un sobre que traía en sus manos- Prometeme que la leerás cuando estés más tranquila- Asentí, la tomé y salí de la iglesia.

Lucifer (editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora