Epílogo

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Pov's Lucifer:

-Nunca voy a pagarte el que la hayas salvado. Gabriel- Le dije- Aún sigo sin creer que se haya tratado de suicidarse.

-Ella está mal, Luz- Me dijo Aradia.

-Te estaba llamando a tí, Lucifer- Mire a mi hermano, él estaba de brazos cruzados apoyado en la pared- Quizá creyó que si se tiraba tú la salvarías como las otras veces. Ve Aradia, dejémoslos solos- Ella asintió, ambos salieron de la habitación.

Hace una semana, antes de volver al infierno le pedí a mi hermano Gabriel que se quedará con ella unos cuantos días, tenía miedo de que cometiera alguna locura y tuve razón, tomé su mano, estaba dormida y bese sus nudillos. Me dolía verla ahí su vida había estado en peligro, se agobió, se frustró, su dolor y la culpa la impulsaron a lanzarse de allí. Yo no lo odiaba por todo lo que me dijo, no, yo sabía perfectamente bien que todo lo había dicho por que estaba dolida, yo también hubiera tratado de culpar a alguien, pero aunque ella pensara lo contrario Karina ya no se podía salvar. Por suerte para Annia, Gabriel la encontra antes de que se ahogara completamente y la trajo al hospital, recoste mi cabeza en la camilla, estaba cansado, realmente me sentía agotado. Yo nunca desee que esto sucediera, nunca quise ponerla en peligro, tampoco ponerla en la mira de los ángeles. Yo era el culpable de todo esto, yo tenía que mantenerme al margen de ella, lejos para que pudiera ser feliz. Pero no, en mi arrogancia y mi soberbia tuve que acercarme a ella y hacer que me amara. Fue egoísmo, quería demostrarle a todos que por primera vez podía volver a ser el ángel que un día fui, pero no, mi padre tenía que interferir de nuevo, ¿por qué no soportaba la idea de que yo pudiera ser feliz? Yo la amaba, la amaba más que cualquier cosa en el mundo y si tenía que alejarme de ella para mantenerla a salvo, lo haría. En mis planes nunca estuvo abandonarla, pero así tenía que ser, el destino no estaba a favor en está vida y quizá nunca lo estaría. Quería quedarme con ella mientras el mundo temblaba y nosotros nos construíamos, pero no podía, no podía y eso me dolía, me dolía en el alma, Lloré, lloré, me derrumbe por que por primera vez no sabía que hacer, me deje caer por que tenía miedo, miedo de perderla. Nadie tenía idea de cuánto la amaba y lo más jodido es que yo sabía que ella me amaba, no podíamos, ni debíamos estar juntos. De nuevo, la tenía cerca y a la misma vez tan lejos. A veces entre más eternos queremos ser para una personas, más fugaces nos volvemos. Me limpie las lágrimas al escuchar como la puerta se abría de nuevo, era mis hermanos lo sentía. Me giré para mirarlos. Aradia vino hasta mí y me abrazo, nadie me conocía como ella, rompí el abrazo y le sonreí. Había tomado una decisión, aunque me doliera hasta en los huesos, era lo mejor para ambos.

-Yo... Tomé una decisión- Les dije a ambos- Haré que me olvide, le borraré la memoria- Mi hermana frunció ligeramente el ceño.

-¿Qué?- Preguntaron al unísono.

-La mejor decisión que puedo tener es borrarle la memoria- Me giré para mirar de nuevo a Annia que seguía dormida.

-¿por qué?- Preguntó Aradia.

-Por qué es lo mejor. Aradia, ella no lo va a soportar, la culpa la llevó a esto, no podría vivir conmigo mismo si algo le llega a suceder por mi culpa.

-Pero ella fue quien tomó esta decisión- Agregó Gabriel.

-Si, pero yo fui quien la impulsó a esto- Me acerque de nuevo a ella y miré su hermoso rostro, mis lágrimas amenazaban con salir, recosté mi frente contra la de ella- Todo el mundo dice que cuando quieres a alguien, debes dejarlo ir. Me parecía una estupidez hasta que casi te vi morir- Le susurré, una lágrima se deslizó por mi nariz y cayó a su mejilla- Si algún día me recuerdas, estaré esperándote donde todo comenzó, donde nos vimos por primera vez. Te amo infinito, siempre lo haré- Me acerque a ella y le di un pequeño beso que la hizo olvidarse de mí y de todo lo que habíamos vivido, tomé el collar que le había dado y me lo lleve. Me aleje de ella y salí de la habitación- Aradia- La llamé al estar afuera- Borraré la memoria a todos los que me vieron con ella, no quiero que nadie la pueda hacer recordar- Se quedó mirándome unos momentos, luego asintió.

-Creo que una de las peores bromas que te jugara la vida es conocer a la persona correcta en el momento equivocado- Habló Gabriel- Guardo la esperanza de que en un futuro puedan estar juntos- Yo también guardaba esa esperanza en lo más profundo de mi ser.

...

-¿Crees que haya funcionado?- Preguntó Aradia nerviosa, mientras caminaba de un lado a otro, estábamos esperando en la salida del hospital, hoy le daban de alta.

-Hermana, cálmate estas poniendo nervioso a Luz- Contestó Gabriel.

-¿Y si no funcionó?- Preguntó de nuevo, puse los ojos en blanco. Entonces la vi, estaba hermosa. Salió del hospital y espero al frente de las puertas, nunca le gustaron. Sin darme cuenta empecé a caminar hacía ella, solo quería mirarla un poco de cerca, pero me arrepentí a medio camino y cuando iba a seguir derecho ella giro y chocó contra mí. Me detuve a contemplar sus ojos, para mi alivio no me reconoció.

-Disculpe, señorita- Fue todo lo que pude decir aquel día, trate de irme lo más rápido que pude, pero me detuvo a medio camino.

-Disculpe, se le cayo- Me puso su collar en la mano, no sabía en que momento se me había caído del bolsillo de la chaqueta, se lo había quitado para que ella no pudiera recordarme pero realmente le pertenecía a ella. Lo tomé de nuevo y se lo puse en su mano.

-No es mío, se te cayó a ti- Sin más me fui a paso firme, sin mirar atrás y con el corazón echo pedazos.

Y eso fue todo, le dije adiós a la persona que más amé en el mundo, Tuve la sensación aquella tarde que entre ella y yo no habría próxima vez. Annia, fue una luz intermitente en medio de la oscuridad, me salvo de mí mismo, me enseño que aún había esperanza, ella era mi ángel y lo más preciado que pude tener y lo perdí y aunque ella no me recordará yo siempre la amaría y jamás la dejaría sola. Su sonrisa siguió siendo igual de cálida e inocente y nunca dejó de ver lo más bello de las personas. Pasaron muchos días, semanas he incluso meses y ella siguió con su vida y yo con la mía. Frecuentemente Constantino me preguntaba por ella, pero mi respuesta era siempre la misma, "No la volví a ver" en parte era mentira, pero cuando el silencio cruzaba la soledad yo iba junto a ella, a veces la encontraba dormida, otras veces me convertía en un gato he iba y me quedaba largo rato en su ventana viéndola de lejos. Muchas veces ella cruzaba miradas conmigo y se quedaba preguntando ¿de dónde era aquel gato negro que tanto la visitaba? después simplemente seguía leyendo o haciendo lo que fuera que estuviera asiendo. Annia me daba calma, me daba paz y aunque no logro recordar lo que vivimos siempre le quedó el vacío en el pecho de sentir que algo le faltaba, un pedazo de la historia que nunca fue contada, nuestras historia, de eso quizá se trataba el amor, de querer ser y nunca poder. Ella siempre iba a ser mi excepción favorita, esa regla que rompí varias veces, eso que pudo ser y no fue, ella siempre sería mía. Mi ángel.

Fin.







bueno chicos la historia termino, por fin después de dos años escribiendo, quiero agradecerles a todos los que me apoyaron, sin ustedes no habría podido.

por ahora no habrá una secuela, así que la historia acabará así, muchísimas gracias por todo

Lucifer (editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora