...
Desperté poco a poco, me giré en la cama pero la encontré vacía, fruncí el ceño y me incorporé. Lucifer no estaba, me puse de pie, miré para todos lados en la habitación, estaba sola. Salí hacia el pasillo y fui a la cocina, no había nadie ¿Se habría arrepentido de mostrarse como realmente era ante mí? ¿habrá huído? Deseche esa idea de mi cabeza, no, él me amaba, me acerque a la barra del desayuno, ahí, se encontraba un plato tapado y una nota junto a éste "No podré estar a tú despertar pero te he preparado el desayuno, volveré para la hora del almuerzo. Por favor, prepara tus cosas, esta noche nos vamos. Te amo, Annia" sabía que no podría dejarme, solté un suspiro, me senté en la silla y empecé a comer. Había preparado huevos revueltos, con pan tostado, tocino y jugo de naranja. Se sentía muy raro no desayunar junto a él. Me puse de pie de nuevo y recorrí la casa hasta llegar al baño y abrí la ducha para que se llenara la bañera, me despoje de mi ropa y entre al agua. Cerré los ojos, relajándome un poco. Se sentía muy raro. Lucifer no se cansaba de repetirme que todo estaba bien, pero no se sentía así, él nunca me terminó de contar lo que ocurrió con su hermano y claro, yo tampoco se lo había preguntado, lo único que sabía era que el bar se había incendiado y lo sabía por Karina, se lo preguntaría después. El ruido de una puerta cerrarse se escuchó afuera, me sobresalte al instante, abrí los ojos y me quedé mirando la puerta del baño, esperando el siguiente ruido. Nada, no se escuchaba nada, el silencio de la casa era aterrador. Me dije a mi misma que debía calmarme, estaba muy paranoica, volví a recostar la cabeza en el borde de la tina. Trate de relajarme de nuevo, si hubiera sido Lucifer quien entro me hubiera llamado y no sólo eso, me estuviera buscando, por ende, se escucharon más puertas cerrase, me incorpore sentándome de nuevo en la bañera y me quedé no sé cuánto tiempo mirando la madera de la puerta. Solté un suspiro, me levanté, tomé la bata y me puse en el cuerpo y la ajuste, giré suavemente la perilla de la puerta y la abrí, no había nadie en la habitación, fruncí el ceño, estaba segura de haber escuchado una de las tantas puertas cerrarse. Remoje mis labios, los sentía secos. Volví adentro y cerré la puerta con seguro. El agua aún seguía tibia, empecé a quitarme la bata de nuevo pero me arrepentí, volví ajustarla a mi cuerpo y tomé una toalla en el perchero para secarme el cabello, volví a salir y seguí de largo a la cocina, quería preparar el almuerzo. Solté un pequeño grito de miedo y me quedé pasmada en mi sitió. El corazón se me detuvo por un momento, mis manos empezaron a temblar, la garganta se me seco y sentí que la voz se me iba a la mierda.
-Oh, Annia, que bueno verte de nuevo- Me quedé mirándolo, estaba sentado en una de las sillas del desayuno, trague saliva pesadamente. Él pasó su vista por mi de forma descarada- Ya veo por que mi hermano se fijó en tí.
-Miguel- Mi voz salió ahogada, aclaré mi garganta- Tu... Tu ¿Qué haces aquí?- trague saliva.
-Vine a recordarle a Lucifer sobre su promesa de regresar al Infierno- Contestó sin la mayor importancia, ¿de qué estaba hablando? su sonrisa me daba escalofríos.
-¿De qué estás hablando? Miguel- Pregunté. Él abrió sus ojos con sorpresa, su sonrisa se hizo más grande que el gato de Alicia en el país de las maravillas, se puso de pie y empezó a caminar por todo el lugar.
-No me digas. Annia, no te lo dije.
-¿Decirme qué?.
-Tú amado Lucifer, hizo un tratado de sangre conmigo. Juro que volvería al infierno, si prometíamos que a tí no te pasaría nada malo y que cuando muriesen irías directo al cielo, sin importar los pecados que hubieras cometido en vida- Solté un sollozo- Le di tres días y vine a asegurarme que no me meterá conejo por liebre. Él volverá al Infierno, aunque mi vida dependa de eso.
-No- negué- Él no me dejará, él me ama.
-¿Eso crees Annia? mi hermano sólo quería una mortal más para divertirse, no olvides que estamos hablando del rey del engaño. Es un demonio y un villano nunca deja de ser un villano.
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Lucifer (editando)
Fantasy-¡Dios!... Lucifer, tú eres el hermano más temido de todos, el más frío y despiadado, aquel que no tiene alma y venís a desarmarte por una mortal ¿qué crees qué hará cuándo se enteré qué eres un demonio? Date cuenta hermano. -Lárgate Shamsiel, aquí...