Capítulo 17

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...

Mis ojos poco a poco se fueron abriendo, la zona alrededor de mi garganta ardía, levante mi cabeza de la ventanilla y fue en ese momento en el que caí en cuenta  en qué lugar estaba. Mis manos estaban amarradas con un cable y me encontraba dentro de un auto, en ese momento recordé lo que había pasado, por instinto gire mi cabeza al asiento del piloto y allí estaba ese hombre. Me estaba secuestrando.

-¿¡Qué... Qué está pasando!? Pregunté- ¿¡PORQUÉ ME HACE ESTO!?- exclamé preocupada.

-Despertaste- Afirmó el sujeto.

-¿Qué pasa?- Volví a preguntar, la vista empezó a nublarse por las lágrimas retenidas- Por favor respóndame.

El susodicho no me dijo nada, unas lágrimas salieron y yo estaba entrando en pánico, respiraba con dificultad y podía escuchar como mi corazón palpitaba desbocado. Observe por la ventana y podía notar como salíamos de la ciudad, ese hecho hacía encender un alarma dentro de mí, la carretera llevaba al puente Husher.

-No puedo creer que me estés suplicando a mí y con mi hermano no lo hiciste- Agregó.

-¿De qué habla? ¿Cuál hermano?- el hombre frenó en seco girando en una curva, haciendo que me diera un golpe con la puerta del auto- ¡Respóndame maldita sea!- Agregué.

-No estás en condiciones de exigir.

Lloraba cada vez más, mis lágrimas no cesaban por más que quisiera, el pánico se había apoderado de mi cuerpo. Dentro del vehículo se me dificultaba mucho respirar, el hombre tenía toda su atención enfocada al frente, el cable que tenía sujetas mis manos estaban tan ajustadas que empezaban a lastimarme. Solté un fuerte respiro tratando de calmarme a mí misma, pero era más de frustración, no me gustaba sentirme impotente. El hombre aparcó el auto en el puente y empezó a desabrochar su cinturón de seguridad.

-¿Qué hará?- Seguí preguntando- Por Dios ¿Qué me hará?.

-¿Por Dios?- Preguntó burlándose- Esto es una recordatorio de que mi padre no está acá.

Bajo del auto y se dirigió a la bodega a buscar algo en especial, ví la oportunidad de escapar, pero le había puesto el seguro a la puerta. Unos sollozos salieron de mi boca mientras sentía que la cabeza me iba a explotar, el tal Samshiel volvió a mi puerta y la abrió, no quería salir del vehículo por lo menos adentro me sentía más segura, había visto muchos programas de secuestro en el transcurso de mi vida y esto no era buena señal. Me tomó de los brazos al ver como me resistía al salir, me lanzo al suelo haciendo que me lastimara la cien.

-Hoy morirás- Afirmó, un escalofrío me recorrió.

-¿Por qué me hace esto? Yo ni siquiera lo conozco, ni siquiera sé quién es usted- contesté llorando.

-Porque has violado el orden de la naturaleza, mi hermano Luzbel jamás debió perdonarte la vida, jamás debiste sobrevivir al parto- Sus palabras eran tan frías y perversas que me lastimaban.

-¿De qué me habla?- Pregunté de nuevo.

-¿Qué tan especial eres qué Lucifer se enamoró de ti?  Levántate- Negué con determinación. - ¡Levántate!- Exclamó tomándome del antebrazo y alzándome bruscamente- Mi hermano ya te ha salvado dos veces, una tercera no podrá hacerlo.

Me guió a la fuerza al borde del puente quedando de espaldas, me ajustó aún más los cables en mis manos, desdobló una bolsa de tela que traía en los bolsillos de sus jeans y me la puso en la cabeza, con otro cable la amarró a mi cuello. Empecé a llorar algo me decía que no salía de esta, se me dificultaba muchos respirar y mi pecho me dolía, podía sentir el frío viento en mi cuerpo. Escuchar el agua chocar con las piedras del río lo hacía escalofriante, sabía que el vacío estaba detrás de mí, un segundo de silencio, ya no sentía ni escuchaba al hombre. Tal vez se había ido y yo no lo había sentido.

Lucifer (editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora