Capítulo 38

1K 123 5
                                    

Habían pasado ya unos cuantos días después de habernos dado cuenta del accidente de Kary, estábamos en la sala de Urgencias, junto a Horacio y Bairon, el padre de mi mejor amiga, estaba sentada en medio de ambos, esperando que ella saliera de la operación. Frecuentemente me ponía de pie y caminaba de un lado a otro, tanta espera me desesperaba en demasía. Me aleje de Horacio para tomar un poco de aire, necesitaba respirar, todo esto me iba a matar. Baje por las escaleras, no quería tomar el ascensor, necesitaba estar sola, pensar las cosas, poner en orden mi cabeza, había muchas cosas acumulandóse, tomo era un tornado de emociones y de sentimientos, me detuve en uno de los escalones, me senté en él y recosté mi espalda contra la pared, en ese momento lloré, me deje derrumbar por todo lo que ahora me invadía, deje que doliera y quemará mi pecho, solloce y le pegue algunos golpes a la pared, necesitaba desahogarme o explotaría, las lágrimas se desbordaron como cascadas mojaban mis mejillas y toda la opresión en el pecho no me dejaba respirar. Grite, grite como nunca en mi vida. Tenía miedo, mucho, miedo de perderla ella era mi mejor amiga, más que eso, mi hermana, me había apoyado en todo, las risas, las travesuras, las noches de insomnio y tristeza había estado allí, sólo abrazándome y calmandome y en está situación es cuando te das cuenta de lo corta que es la vida y lo rápido que se va. Ayer, ella había estado conmigo, la había visto salir de mi habitación con una sonrisa de oreja a oreja por que se hiría a inscribirse en la Universidad. Poco a poco, después de no sé cuánto tiempo me fui calmando, regule mi respiración, ese peso en mi espalda había disminuido muchísimo, me sentía un poco mejor, volví a subir los escalones, a paso lento, tomándome el tiempo para limpiarme los ojos y mostrar mi mejor rostro ante mis acompañantes. Abrí las puerta y me encontré de nuevo en la sala de Urgencias, camine hasta las ventanas de la habitación de Kary y la ví allí, trague saliva, seguía conectada a las mismas máquinas que le sostenía la vida. Horacio estaba dentro, junto a Bairon, ambos hablaban con el doctor, ella seguía inconsciente. Mi mejor amigo dirigió su mirada a mí, le sonreí. Todos salieron. 

-Kary sigue dormida- Habló Horacio al salir de la habitación, asentí. 

-Puedes pasar a verla unos momentos- Sugirió Bairon. Negué.

-¿Cómo está?- le pregunté al Doctor. 

-Si quiere que le sea sincero, señorita Wilson, sigue igual. Tuvimos que aplazar la operación por que tuvo complicaciones, un paro cardiaco- Abrí mis ojos- La estabilizamos, pero no pudimos terminar la operación- Asentí, el hombre se retiró. Camine hasta el mueble y me senté, mi mejor amigo hizo lo mismo y me abrazó, recosté mi cabeza en su hombro, estaba agotada. 

...

-Hola- Le hablé a mí mejor amiga, aún seguía dormida, tome su mano y la apreté suavemente, me arrodille al lado de su camilla. Había entrado a su habitación por que Horacio y Bairon había ido por algo de comer, tragué saliva evitando las lágrimas, realmente estaba muy mal- Un día, escuché a alguien decir que la familia no era con la que naces, sino la que escojas y yo te elegí como mi hermana hace 11 años, Karina- jugué con sus nudillos, mis lágrimas salieron sin poder evitarlo, era tan frustrante verla en ese estado y no poder hacer nada- Eres tan fuerte, me enseñaste a ser independiente, no apegarme a nadie, vivir sin ataduras, me enseñaste a enfrentar la vida, sin embargo, nunca me enseñaste a vivilar sin tí- Su mano se movió brevemente y apretó mi muñeca, levanté mi vista y la ví, estaba medio dormida aún y quizá fuera por los anestésicos.

-Yo te admiro a ti- su voz sonaba muy forzada, apagada y débil.

-No hables- le dije- Todo estará bien, te lo prometo.

-No me mientas- Contesto y el alma se me cayó directo a los pies, sentí más ganas de llorar- Si algo llega a pasar, Anni, quiero que sepas que eres una de las personas más importantes de mi vida. Que te admiro por lo fuerte que has sido, que lo único que deseo es tú felicidad. Por eso debes ser fuerte por ambas, hermana- Algunas lágrimas de deslizaron por mi rostro, el pitido de la máquina que llevaba sus ritmos cardíacos empezó a fallar, su cuerpo empezó a colapsar en convulsiones y su respirador se empezó a llenar de sangre que esparcía de la boca. Entre en pánico en ese momento, lo único que pude hacer fue salir corriendo de la habitación y gritar como loca, volví a entrar y ella estaba ahí, tendiendo un ataque y no podía hacer más nada.

Lucifer (editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora