Addicted | [Michaeng] G!P

Chapter XIX

Volví my friends,

Espero disfruten este nuevo cap :3

He estado buscando inspiración en todos los lugares habidos y por haber... Aún me cuesta un poco, pero espero no ausentarme por tanto tiempo de nuevo.

Muchas gracias por su apoyo. Bonito inicio de año!!🥳🥳💖🙌

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Sus ojos la veían vestirse rápidamente. Parecía que quería huir de ahí, de su cama, de la casa, de la vida a su lado.

  - Solar- susurró Moonbyul acercando su mano a la espalda de su mujer.  La rubia se alejó en cuanto sintió el rose suave en su piel, ya no quería eso. Ya no quería seguir hiriendo a Moon, no ahora que estaba tan interesada en Chaeyoung, tan enamorada de sus besos, de su forma de hacer el amor.
Parecía que había despertado, que nunca antes había estado con nadie después de sentir sus manos recorrer su cuerpo, de sentirla entrar en ella.

Moonbyul la observó, no dijo nada, sólo la miró alejarse. Estaba horrorizada, no quería perderla. Pero sentía que ya lo había hecho. Había perdido el amor de Solar.

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  - ¿Qué demonios?- se acercó a las dos mujeres besuqueándose en los jardines del hospital.  - Este no es lugar para dar este tipo de espectáculos señoritas- la doctora estaba enojada, demasiado; aunque no con ellas. Simplemente estaba de un humor de perros desde que Solar presentó los papeles de divorcio. Caminó lejos de las chicas y entró al hospital. - Mierda- susurró en cuanto estuvo en el cuarto de guardias.

  -  ¿Ahora qué te trae de tan mal humor?- Wheein sonrió de lado y se acercó a su amiga. Le dolía ver a Moonbyul tan afectada por la hipocresía de Solar. Le dolía demasiado ver a su amor platónico romperse cada día más.

  - ¡Mierda Cachorra, me asustaste!- gritó la neuróloga a su colega, con una mano en su pecho y respirando agitadamente. La menor rió y se acercó aún más, después observó a Moonbyul y sin más la abrazó, no dijo nada.

La mayor se sorprendió con el abrazo, aunque no alejó a la menor, sentir su calidez ese mismo día... Apreciaba tener a su amiga ahí.

  - Lamento que tengas que pasar por esto Moon- acarició el suave y largo cabello de la neuróloga y después la alejó. Limpió las lágrimas que caían de sus ojos y besó cada uno de los mismos. - No mereces nada de esto- Wheein acariciaba las mejillas de Moonbyul con delicadeza, como si el mínimo contacto de su piel pudiera causar un grave daño. - Mereces ser feliz, y estoy segura de que hay alguien en este mundo que te hará sentir tan viva, tan amada, tan feliz..- y la abrazó de nuevo, no sin antes dejar un tierno beso en su frente.

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  - ¡¿Cuál es tu maldito problema Mina?!- Chaeyoung la empujó en cuanto la doctora se fue del lugar. Mina la observaba sorprendida, creía con su alma que Chaeyoung volvería con ella, que dejaría a Solar si la volvía a besar, si le declaraba su amor. La japonesa parpadeó un par de veces con su cejo fruncido.

  - ¿Mi problema?- dijo incrédula, bufó mientras reía, - Mi maldito problema es que te casas Chaeyoung, con una mujer que sólo te está usando, que sólo, ella solo...- acomodó su cabello y suspiró. Su enojo fue pasando a una decepción, una frustración y una tristeza tan inmensas que no pudo contener sus lágrimas. - Mierda Chaeyoung, ¡Te casas!- limpió sus lágrimas. - Te casas con ella...- trataba de que su voz no se quebrara, pero le era imposible, no lo lograba. - S-Solar no te merece, no sólo eso, ella.. Ella es una mierda de persona- Chaeyoung apretó sus puños, estaba molesta, furiosa; más no con Mina, ella misma sabía muy en el fondo de su corazón que la japonesa tenía razón.  - Sé que soy una estúpida, sé que yo tampoco te merezco..- Mina era un completo desastre, pero no le importaba en lo más mínimo. - Pero confieso que odio demasiado el pensar que estás con alguien más... Chae, soy tan egoísta cuando se trata de tí- la menor negó y se alejó un poco. - Te amo- dijo y limpió su cara suavemente. Chaeyoung odiaba esto, odiaba lastimar a Mina... Pero no soportaba el hecho de que la japonesa la había alejado, ella la apartó y eso la mataba, algo tan profundo en ella moría cada vez que veía a la empresaria.

Chaeyoung no era estúpida, ella sabía que Solar sólo la estaba usando, sabía que era la excusa perfecta para separase, para dejar a su esposa y volver a la vida loca que amaba tanto. Lo sabía, pero estar en sus brazos era lo que la mantenía a flote. Mierda, era lo único bueno de sus días desde la partida de Mina.

  - No..- comenzó, pero se detuvo cuando observó a algunos doctores salir hacia el jardín. Suspiró y arregló su cabello. - Sé que no comprendes el por qué Mina, pero te agradecería si lo respetas- Mina negó. - Voy a casarme con Solar, no porque sea lo mejor, sino porque es lo que necesito ahora mismo- Mina la atrajo hacia ella y la abrazó.

  - No lo hagas Chae, por favor- rogó, no le importaba que la gente la observara y susurraran cosas. - Te extraño tanto, yo... yo te...- acarició la espalda de la menor, tratando de calmarse ella misma - Por favor, no te cases- Chaeyoung intentó alejarla. - No te cases- susurró nuevamente, sujetándose con más fuerza a la menor. - No te cases Chaeyoung- susurró sin parar. -No te cases- cada vez con menos voz.

- Mierda- Chaeyoung se aferró a ella tratando de contener sus lágrimas y fallando en el intento. - Mierda Mina- frunció su ceño al verse tan débil ante la mayor. Pero siempre había sido así, desde que la conocía. Mina siempre terminaba siendo la fuerte.

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La tenue luz del amanecer caía en su espalda. Abrió sus ojos lentamente, respirando profundamente. Se estiró en la cama y notó la presencia de una persona a su lado.

  - Carajo- dijo alejándose y abriendo sus ojos tanto como pudo. Observó su alrededor y vió que no estaba en su departamento. Acomodó su cabello y se acercó al cuerpo caliente que dormía plácidamente entre las sábanas. Quitó la almohada de su rostro y pudo observar a Chaeyoung durmiendo como un ángel. Suspiró aliviada. Pero negó, no debía estar ahí. Nunca había dormido con ninguno de sus ligues y haberlo hecho con Chaeyoung le confundía. Ella misma lo había hecho, la menor ni siquiera la había invitado.

Observó a Chaeyoung comenzar a moverse. La menor rascó sus ojos y después los abrió. - Buenos días linda- susurró con su voz ronca. Mina sonrió y se acercó. No había duda, adoraba a Chaeyoung, aunque no se lo diría nunca, lo hacía. Estaba comenzando a enamorarse de la pequeña y eso la asustaba, más de lo que le gustaría admitir.

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Chaeyoung caminaba de regreso a su casa, lentamente. Maldijo al pensar en Mina, la japonesa podía poner su mundo de cabeza con sólo unas palabras. Abrió la puerta de su casa con fuerza y entró echando todo al suelo.

  - ¡Maldición!- gritó, lanzando fuertemente un jarrón al suelo. El ruido de la pieza quebrándose detuvo el tiempo. Su pequeño cuerpo cayó lentamente al piso, el mar que salía de sus ojos no se detenía. Odiaba esto, odiaba su vida sin la japonesa; pero más que nada odiaba que no quería arreglar las cosas, no quería terminar con Solar y volver con Mina. Le aterraba que la japonesa la alejara nuevamente y ella no... No podía soportarlo. Simplemente no podría hacerlo de nuevo.

Acercó una de sus manos a un gran pedazo del jarrón, suspiró viendo el filo de una de las puntas. Lo acercó a su antebrazo derecho, a su delicada piel e hizo presión, lentamente comenzó a cortar su piel. El dolor que sentía no la detuvo, ni siquiera lo hizo el hecho de que dejaba un húmedo camino rojo por dónde pasaba el filo.

Pensó en llamar a Solar y pedirle perdón, por hacerle perder su tiempo, por no amarla como decía hacerlo. Por saber que no sería feliz con ella y aún así seguir a su lado. Después pensó en llamar a Mina, decirle que también la amaba, que no podría estar lejos de ella nunca más, que saber que la japonesa la amaba le hacía sentirse tan extraordinariamente bien, tan plena. Pero no podía hacerlo, no porque no quisiera, sino porque tenía miedo. Miedo a que Mina la dejara, que se alejara y no volviera a verla. Miedo a no pasar su vida junto a ella.

Tomó su celular y marcó el número, esperó pacientemente a que contestaran del otro lado.

  - Buenas noches- susurró con voz calmada, - quisiera pedir una ambulancia- musitó, observando el charco de sangre en el que se encontraba.