~𝙻𝙸𝚁𝙸𝚄𝙼~ ➛Frerard

~07~

Se levantaron extremadamente tarde, porque cuando la alarma sonó Frank dijo cinco minutos más y no la pospuso, la apagó.

Eran casi las once de la mañana cuando Gerard despertó y notó el sofocante calor que hacía, recordó a su amada suegra, las delicias que seguro había preparado para el almuerzo y no pudo evitar que la boca se le hiciese agua.

—Frankie —golpe con la almohada—. Levántate —golpe—. Es tarde.

Obtuvo como respuesta algo similar a un gruñido, bufó y se levantó a bañar, en cuánto salió de la ducha con las gotas de agua aún escurriendo su cuerpo, corrió hasta la cama, le arrebató las sabanas a su pareja y abrazó su tibio cuerpo sin resentimiento.

—Buenos días, amor, hora de levantarse —dijo con cariño y besó su hombro despacio, pero Frank lo empujó y volteó a verlo con el ceño fruncido.

—Odio que hagas eso.

—Pero Frankie...

—Es terrible que me despiertes de esa manera.

—Yo solo quería...

No pudo hablar porque el llanto lo ahogó al igual que aquella mañana en el cementerio, Frank no pudo mantener más su postura fuerte al verlo en ese estado, se acercó lentamente a ese cuerpo desnudo que tanto amaba para abrazarlo y disculparse.

—No te atrevas a tocarme.

Fue lo último que le escupió con enojo antes de levantarse y con paso firme dirigirse a buscar su ropa e irse a alistar lejos de él.

Antes de salir de la habitación volvió a hablar.

—Te espero en el auto —con todo el aire diva que poseía como le decía siempre Mikey, salió dando un portazo que por poco se trae la casa abajo.

—¿Qué rayos?.

En menos de cinco minutos lo había visto cambiar de ánimo más veces que en todo lo que llevaban juntos, se encogió de hombros restándole y se fue a alistar.

En el tiempo que espero a Frank analizó la situación, tenía años de convivir con él y sabía perfectamente que lo que él mas odiaba era que lo despertasen y peor de esa manera o parecidas, la había cagado y monumentalmente, era consciente si que Frank estaba molesto, estaba en todo su derecho pero no entendía porque había llorado, hasta se sintió ridículo y avergonzado, en cuánto Frank entrara por la puerta del copiloto se iba a disculpar por esa actitud infantil, lo besaría y le pediría que…

Un lirio blanco se posó en sus manos, este era diferente a los que le había entregado anteriormente, era pequeño, con seis pétalos alargados y forma semi puntiaguda en el extremo, al centro tenia un leve tono amarillo, no desprendía ningún aroma, pero su blancura te hipnotizaba, inmediatamente lo reconoció, Frank le había explicado que en los tiempos cuando los abuelitos conquistaban a través de cartitas y flores, estos lirios eran usados para pedir perdón, dada su cualidad tan pura.

—Te amo.

—¡Oh Frankie! Te amo más, no debías, yo lo siento no se que... —un beso fue suficiente para silenciar el discurso que tenía planeado.

—Vamos que es tarde y mi madre va a matarnos.

Gerard asintió, colocó su flor delicadamente en su regazo y partieron.

Efectivamente cuando llegaron tuvieron que aguantar el sermón que Linda les tenía preparado y como disculpas los obligó a quedarse con ellos esa noche, no hubo mas remedio que aceptar, además Gerard estaba muriendo del hambre y aceptaría cualquier trato a cambio de la comida de Linda. No es que la mujer preparara la comida más elaborada, de esa ya estaba harto de tener que degustar siempre en los restaurantes, sino que era todo lo contrario, era el toque que ella le daba lo que lo hacía morir y más en estos momentos, era comida hogareña, y no hay nada mejor que eso.

Frank se sorprendió de todo lo que Gee había ingerido en el transcurso del día, todo lo que su madre le ofreció él lo había aceptado gustoso, lo que le preocupó fue que se enfermara más noche y tuviesen que hacer una visita al hospital, pero nada de eso paso, apenas tocaron la cama ambos cayeron rendidos.

Al día siguiente no ocurrieron más percances humorísticos por parte de Gee afortunadamente, pero Linda no los había dejado estar a solas en ningún momento, por eso cuando fueron aproximadamente las siete de la tarde partieron desesperados a su hogar, no sin antes prometer que se volvieran a reunir muy pronto.