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—Frankie ¿crees qué es mejor que me deje el pelo normal o lo pistoleo? —Gerard estaba de pie junto a la isla en la cocina.

—Pistoleado cariño, tienes que estar espectacular —le guiño un ojo mientras terminaba de partir las fresas para el desayuno—. Bueno más espectacular de lo normal.

—Pero tenemos hambre, así que será después del desayuno que lo haga.

—Toma asiento, ya casi está.

Un par de minutos después estaban sentados uno frente al otro compartiendo el desayuno entre risas y una agradable charla.

—Creo que mi teléfono está sonando, voy a buscarlo.

Mencionó Gee luego que la melodía había sonado varias veces en las que la habían ignorado olímpicamente pero ya lo tenía sofocado, fue a la sala y buscó dentro de las bolsas que habían llevado la noche anterior, efectivamente ahí estaba, con 8 llamadas perdidas de Mikey, un mensaje de Ray, 15 mensajes de WhatsApp de Mikey, otras 6 videollamadas perdidas de Mikey, hasta por Instagram lo había llamado, también tenía un par de mensajes de Lindsey, soltó una risita al notar la insistencia de su hermano y caminó de regreso a la cocina.

—¿Quién era cielo?

—Mikey —como por arte de magia, el aparato volvió a sonar —. Aquí esta otra vez —suspiró y respondió —. Hola...

—¿Cómo que hola? Casi fui a la policía Arthur no me contestabas el teléfono, mil llamadas, ¿Qué no sabes el peligro que hay hoy en día? — más que hablar gritaba.

—Oye cálmate asustas al bebé —comentó riendo mientras seguía degustando su desayuno.

Cálmate nada Arthur, estaba muy preocupado, la próxima vez por lo menos envía un mensaje.

—Ya tranquilo, estamos bien, de hecho estamos terminando el desayuno.

—Bien, ¿a qué hora paso por ustedes?

Antes de contestarle a Mikey tapó el micrófono del teléfono y le habló a Frank un tanto molesto.

—¿Porqué no le dijiste lo que habíamos planeado Frank? Solo era enviar un mensaje ayer.

—Lo siento amor, estuvimos ocupados y lo olvidé —la cara de preocupación de Frank era invaluable y eso derritía el corazón de Gee.

—¿Hola?

—Perdón patitas chuequitas, olvidé avisarte ayer que Amber no podrá atendernos, pospuso la cita —se mordió un dedo arrepintiendose del plan.

—Está bien, entonces llego a tu casa para que...

—No, no puedes venir a casa —brinco sobre su asiento asustando a Frank e incluso a Mikey—. Es que Frankie esta indispuesto, comió algo que le hizo mal anoche.

—Iu no quiero visitar enanos enfermos, bueno ve a cuidar a tu príncipe, yo te visito luego.

Está bien Mikey, nos vemos —se relajó un poco—. Te amo.

—Te amo más Gee.

Los dos cortaron la comunicación al mismo tiempo, pero Gerard se quedó observando su teléfono un tanto triste.

—Creo que no fue buena idea Frankie, Mikey se va a enojar —musitó al borde de las lágrimas.

—No amor, no se va a enojar, va a entender que fue una bonita sorpresa la que le planeamos —sutilmente se acercó a Gee y lo abrazó.

—Pero me dirá que le mentí...

—Me echas la culpa a mi, yo asumo toda la responsabilidad —le dio un beso en la cabeza, aspirando el dulce aroma que desprendía de su cabeza.

—Pero y si...

—Nada pasará amorcito, mírame —lo tomó de las mejillas viendo directo a sus ojos—. Nada pasará, además recuerda ante todo, es nuestra bebé, nuestra decisión Gee, tranquilo, yo te apoyo en todo lo que tu quieras hacer.

Gerard asintió despacio y luego compartieron un tierno y suave beso.

Y es que Gerard hace dos semanas atrás había decidido que era tiempo hacer público su embarazo, es decir público para el mundo, para las fans de Frank, con quiénes en algunas ocasiones se había encontrado y empezaban a sospechar, así que era mejor que saliera de sus bocas y no en algún artículo de una revista chismosa, es por ello que adelantaron su consulta con Amber para confirmar el sexo de su bebé, harían un par de fotos para publicarlas en sus cuentas con un bonito mensaje para todos sus amigos, familia y demás que quisieran estar al pendiente del bebé.

—Ahora vamos que se nos hace tarde —lo tomó de la mano y lo condujo a su habitación—. Arreglate con calma amor, yo iré a lavar los platos y a comenzar a inflar los globos para cuando él venga.

—Eres el mejor ¿sabes? —le dijo Gee mientras le lanzaba un beso.

—Lo sé nene, lo sé —le guiño un ojo.

Ni bien habían pasado quince minutos cuando el timbre de la casa sonó, Frank miró el reloj de la pared intrigado, faltaban casi dos horas para que el llegara, Mikey había dicho que no llegaría, Ray estaba de viaje, ¿quién podría ser? Secó sus manos en una toalla y fue directo a abrir.

—Perdón por adelantarme Frankie, pero me cancelaron la cita que tenía antes así que decidí venir así les podría ayudar a arreglar lo que usaremos —explicó rápidamente el joven rubio que estaba en su puerta.

—Claro hombre no hay problema, pasa estas en tu casa —los dos se adentraron al lugar, Frank le indicó donde podía poner sus cosas y le ofrecía de tomar al tiempo que gritó—. Gee, Ryro ya esta acá, me va a ayudar, arreglate con calma.

~𝙻𝙸𝚁𝙸𝚄𝙼~ ➛FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora