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—Vendré a buscarte cuando me lo pidas, cuídate Gee, los amo.

Sin decir más Gerard se bajó del auto de su hermano, dirigiéndose a casa de su amiga quien ya lo estaba esperando en la puerta.

—Hola cariño ¿cómo están? —Linz le dio un beso en la mejilla y tocó su vientre, tenía mucho tiempo sin hacerlo.

Ante tal acción Gerard se sintió raro porque la bebé dejó de moverse, ella era un gusanito para moverse dentro suyo, siempre se mantenía pateando sus costillas o saltando en su vejiga, además no era la primera vez que se quedaba quieta ante el contacto con Linz, era con la única persona que pasaba eso, pero bien, quizás eran ideas suyas.

Ingresaron a la casa y tomaron asiento un momento en la sala, el perrito que Linz había adoptado estaba demasiado encariñado con Gee, le gustaba que acariciara su cabeza como en esos momentos.

El can ponía su naricita húmeda en el vientre de Gee, a él le causaba ternura porque a Lois le gustaba hacer lo mismo, seguramente Lily sería una amante de perros como papi Frankie.

—Estuve pensando cariño en que me puedes ayudar a preparar la cena.

—Claro que si Linz, hoy en la mañana me desperté con antojos de comer lasagna con muchos vegetales —sólo de pensar en comer brócoli se le hizo agua la boca.

—Me parece magnífico, tengo un buen vino...

—Recuerda que yo no tomo eso por el momento.

—Perdón cielo lo olvide.

—Tranquila, venga vamos a cocinar porque Mikes vendrá temprano por nosotros.

Luego de su pequeña charla, pasaron a la cocina, había avanzado casi una hora desde que Gerard llegó a su casa, pero entre mezclar condimentos y cortar verduras no se había dado cuenta, platicaban tranquilos pero sin prestarle mucha atención el pelinegro sentía una presión en su pecho.

Envió un "Te amo amor♡" a Frankie para saber si estaba todo bien, en menos de dos minutos obtuvo respuesta, más eso no lo tranquilizó, pensó que talvez se debía a la conversación que debería tener con su amiga, el decirle que ya no iría a visitarla tan seguido no sería algo fácil.

En un par de minutos la lasagna saldría del horno, vaya que con ayuda se trabajaba mucho más rápido.

—Linz, ¿dónde están los platos?

—En el mueble de allá —señaló un armario que estaba en la sala—  Están en la gaveta de abajo.

Sonrió cuando se acercó al lugar y observó que el mueble tenía varias gavetas, no le gustaba curiosear en pertencias ajenas pero él ya era de casa así que eso no equivaldría a curiosear, ¿no?

Abrió la primera y encontró los cubiertos, con la segunda tuvo que agacharse un poco, a pesar de que le costaba aún podía hacerlo gracias a sus clases de natación y yoga que había estado tomando casi desde el inicio de su embarazo, lo que no esperaba era encontrarse con aquello.

La presión que había estado sintiendo aumentó, su respiración se aceleró y por si fuese poco su  vientre se contrajo y se puso extremadamente duro, la niña tampoco se movía, sentía el miedo a través de cada poro de su piel.

No podía creer lo que miraba, apretó con fuerza sus ojos y exhaló.

Frente a él estaban muchos bolsos iguales a aquel que había encontrado en el taxi, todos eran exactos, con miedo y con duda a flor de piel tomó uno para confirmar sus sospechas, dentro estaba lo que temía, las mismas pastillas, la misma tarjeta de identificación con el nombre de quien el pensó conocía y era su amiga, giró la cartera entre sus manos para ver algo mucho más fuerte.

Había un papel pegado en este con el nombre de Jack Twist con una dirección, tomó otro bolso este tenía el nombre de Alex Smith, otro Patrick Stump pero este estaba tachado, tomó uno más, Gerard Way solamente con una pequeña "X", su corazón latía con más fuerza.

Quería llorar y correr lejos de ahí.

—Gee cariño —Linz le habló desde la cocina, con manos temblorosas por el nervio guardó todo y secó las pocas lágrimas que habían rodado por sus mejillas.

—Voy —contestó a duras penas.

Encontró los platos y los llevó a la cocina.

—¿Qué pasa Gee? ¿Viste algo? —preguntó con aquel supuesto tono de dulzura en su voz que hizo estremecer a Gerard, ya no se sentía seguro ahí, no sabía que pasaba pero el temor lo tenía atrapado.

—Todo bien —trató de sonreír, no iba a actuar raro frente a ella, no quería que le pasara nada malo.

Sirvió en silencio y llevó los platos a la mesa, se sentaron frente a frente como siempre, pero la mirada de aquella mujer sobre él ahora era distinta o quizás la tela que había frente a sus ojos ahora le permitía verla claramente.

—¿Porqué no comes Gerard? —su voz, no podía estar más ahí.

—Necesito ir al baño, permiso —se levantó lo más rápido que pudo y se dirigió al baño, lo primero que hizo fue arrecostar su cabeza a la puerta mientras sacaba su teléfono y con sus temblorosos dedos marcaba a su hermano.

Mikey por favor ven por nosotros ahora, tengo mucho miedo —habló entre lágrimas, colgó sin esperar respuesta porque conocía a Mikey y sabría que iría por ellos.

Puso el seguro a la puerta, caminó hacia el espejo que ella tenía ahí, se levantó la camisa y comenzó a pasar sus manos sobre su piel desnuda, su vientre aún seguía un poco tenso.

—Hola bebé, tranquila, papi Gee te cuida —sorbió los mocos de su nariz—. Tranquila mi amor, no dejaré que nadie te lastime.

Fue sintiendo las pataditas de su bebé de nuevo, despacio pero estaban ahí, temía pero debía ser fuerte para proteger a su niña.

No pasaron más de cinco minutos en los que solo se dedicó a acariciarse cuando su celular vibró con un mensaje de Mikes, solo decía "Sal".

Mojó su rostro y se secó con las servilletas, trato de sonreír en el espejo, respiró y se armó de valor para salir.

—Linz no me siento bien, debo irme.

—Claro Gerard, conoces la salida.

Ella estaba distinta, algo en su interior le decía que ella ya sabía que él la había descubierto, normalmente se hubiese preocupado por él o al menos lo hubiese acompañado a la puerta, pero no.

Sin más demoras tomó su bolso y se acercó a la puerta pero tenía seguro, era de esas puertas que solo abrías con llave, no recordaba que ella hubiese enllavado cuando él llegó y eso lo llenó de un temor inexplicable, sus manos y su frente sudaba, su celular sonaba.

—Linz está con llave.

—¡Oh! —sonrió—. La llave esta sobre la mesa —se refería a la mesa que estaba a la par en donde tenía adornos antiguos y otras cosas.

Las vio puestas ahí y sin pensarlo mucho las cogio.

—Y Gerard —lo llamó antes de que abriera la puerta totalmente—. Cuídate —sonrió cínicamente con una ceja arqueada mientras se daba toques sobre su propio vientre plano.

~𝙻𝙸𝚁𝙸𝚄𝙼~ ➛FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora