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Las fans de Frank habían enloquecido cuando Medicine Squad Garden salió a la luz, les pareció una canción tan tierna, y aunque Frank no hubiese escrito en su post de Instagram esas bonitas palabras diciendo que era para su amado pelinegro, ellos lo sabían.

Habían posicionado la canción en el top no. 1 de todas las radios, sin duda un gran éxito más en la vida artística de Iero.

Un mes transcurrió desde la noticia que serían padres también, pero aún no lo querían decir para el mundo, Gerard estaba demasiado sobreprotector con su bebé, cuando Frankie le preguntó que si harían de conocimiento público su embarazo casi tuvo una crisis porque recordó su sueño, sin embargo le prometió al castaño que cuando estuvieran en el 5to mes y supieran el sexo del bebé lo gritarían a los cuatro vientos.

Por el momento Gerard había comprado pantalones de una talla más grande ya que los que normalmente usaba no le abrochaban, siempre llevaba una chaqueta encima, por si alguna fan de Frank lo encontraba no notara  nada, aunque aún no era tan obvio pero como él siempre dice, es mejor ir un paso adelante.

Según su app, su bebé tiene el tamaño de una cereza y según los datos de su última consulta éste mide 2.5 cm osea casi 1 pulgada, aún es muy pequeñito, pero la inmensa felicidad que le ha dado a sus padres no se compara con nada.

El día a Gerard se le había escapado de las manos, al ser 14 de Febrero los restaurantes han estado súper llenos, son casi las tres de la tarde y él no había podido compartir tiempo con Frank.

Sin embargo Frankie le había enviado al trabajo un arreglo enorme de globos con un oso blanco de peluche, ni siquiera sabía cómo haría para llevarse eso a casa, le había tomado una foto y la puso en sus historias.

El regalo que él había preparado le había costado mucho tiempo conseguirlo, mandó a traerlo desde afuera del país y sabía que Frankie iba a desmayarse cuando lo viera, lo tenía colocado en una esquina del escritorio en su oficina, media cerca de 70 cm de altura y su aroma era muy delicioso.

Los Lirios Azules o Lirios Barbados, los importaron desde Europa porque en Estados Unidos era muy difícil que alguien los cultivara, requería de muchísimos cuidados, los cuales Frank estaba más que acostumbrado a darle a todas sus plantas.

Casi a las 6 de la tarde Gerard decidió llamarlo.

—Hola mi amor, te extrañamos.

—Yo también cielo, ¿a qué hora regresan?

—En un rato, llamé para decirte que llevaré la cena, así que prepara la mesa, no quiero que estés cocinando.

—Ay que tierno mi amor, esta bien, tendré todo listo.

—Te amo.

—Yo más.

¡Ah Frankie! —gritó antes de que cortara la llamada.

¿Si?

Te toca el postre.

—Sabía que lo pedirían, compre pie de limón.

—Eres el mejor —le lanzó un beso y Frank rió.

Te espero amor, con cuidado.

Se terminaron de despedir y Gerard fue a revisar como estaba todo, no había una mesa libre y eso era excelente para él, la muchacha encargada de su pedido le dijo que en media hora estaría listo.

Perfecto, en media hora estaría entre esos brazos tatuados que tanto amaba. Pidió ayuda a los de seguridad para que le acomodaran en el auto los globos, y él con mucho cuidado, acomodó en el asiento del copiloto la maceta con los lirios.

Minutos antes de salir recibió una llamada de Ray para preguntar por su sobrino, así es Ray estaba del lado de Mikey, ambos seguros que sería un niño tan bonito como Gee, según ellos no es que Frank fuera feo, pero el bebé tenía que parecerse a Gee.

La llamada fue rápida y tan pronto se despidieron el pelinegro retiró la comida y partió a su hermoso hogar, a parte era viernes y podrían dormir hasta tarde al día siguiente.

Cuando salió decidió no avisarle a Frank, para tomarlo desprevenido.

A las 7 p.m. en punto tocó el timbre de su casa, colocó las flores a la altura de su rostro y espero.

—¡Oh por Dios! —chilló Frank cuando abrió la puerta y se llevó la grata sorpresa—. Gee son hermosas —el nombrado se las entregó y sonrió.

—Feliz día mi amor —Frank lo besó y luego aspiró el embriagante aroma que despedían las flores—

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—Feliz día mi amor —Frank lo besó y luego aspiró el embriagante aroma que despedían las flores—. Espero que te gusten.

—Son hermosas —contestó Frankie como niño pequeño, fueron de la mano hasta el área donde Frank resguardaba a sus musas—. Pero no tanto como tú.

Gerard lo abrazó por el cuello y se fundieron en un tierno beso siendo una vez más, el sol y todas esas flores testigos de su puro amor.

~𝙻𝙸𝚁𝙸𝚄𝙼~ ➛FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora