Aurum

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AURUM © harrycatxx

Hace millones y millones de años atrás, cuando apenas el ser humano estaba poniéndose de pie y descubriendo el fuego, los alfas gobernaban el mundo entero. Miles de manadas esparcidas alrededor del planeta tierra sostenían una gran cantidad de lobos cambiaformas, con tres especies diferentes. Por supuesto que, entre las tres especies, él que más poder tenía, era un alfa y por cultura misógina lamentable, sólo los machos podían ser la cabeza de una manada.

Entre los niveles jerárquicos de la piramide lobuna, estaban los ya nombrados alfas, los betas y los omegas. Estos últimos eran especiales, por así decirlo. Más adelante les contaré sobre ellos.

Un beta (β) era un lobo ordinario, ya sea macho o hembra y su deber era servir al alfa. Se podían relacionar entre ellos mismos y con un omega, nunca podían marcar a un alfa ya que estos últimos eran de un rango superior a ellos. Muchos podían cambiar, quería decir, podían ser lobos y a la vez mantenerse en su forma humanoide, otros sólo nacían como un lobo de cuatro patas, fiel sirviente a su alfa. Sus roles sexuales eran los mismos que él de un humano promedio. No producían ningún tipo de aroma y para ellos, el celo no existía.

Un omega (Ω) tenía varias características. Existían las omegas hembras quienes eran, lamentablemente, concubinas de los alfas machos por su bajo estatus jerárquico y después, los omegas machos. Los omegas machos, eran lobos pequeños y no podían preñar a ninguna hembra de cualquier especie. Producían un aroma dulce que se intensificaba cuando entraban en celo — que duraba alrededor de tres días y una semana por cada mes —, yacían de feromonas y tenían órganos sexuales internos de una hembra, por lo tanto, podían quedarse preñados. Mayormente la pareja de un omega macho, era un alfa y rara vez, un beta.

Ahora venía la parte más difícil y un poco confusa de explicar: Los alfas (α). Si bien mencioné que eran básicamente lo más parecido a un rey, había dos tipos de alfas. El argentum — plata — y el aes — bronce—. Ambos tipos de alfas machos podían preñar y marcar a su pareja destinada. Las hembras sólo servían a su compañero quienes mayormente eran alfas machos y ellas no eran capaces de preñar a un omega o beta, sea varón o mujer. El celo de los alfas era un poco más corto que el de los omegas; sólo duraba dos días cada cuatro meses y su aroma era ácido, fuerte y llamador para los omegas. Podían cambiar a forma humanoide siempre y cuando lo quisieran.

Un alfa argentum era quien estaba en la cima de la pirámide y el lobo más dominante entre todas las especies. Ellos eran quienes dirigían a la manada y ejercían sus tierras, hijo de ambos alfas argentum.  Si un argentum levantaba la voz, todos debían quedarse callados y seguir sus órdenes, no importaba de quien se tratara.

Un alfa aes era un lobo solitario en búsqueda de tierras que conquistar, hijo de un alfa argentum y un omega o beta. Ellos no podían ser la cabeza de la manada, pero si acompañar al argentum como fiel sirviente y protector. Durante siglos, las peleas entre alfas argentum y aes por las tierras y el pilar de las manadas, había sido algo que jamás dejó de existir.

Pero había una leyenda que contaba que existía otro tipo de alfa más y que incluso, era lo más similar a un Dios y más poderoso que cualquier especie existente en la tierra.

El alfa aurum — oro —.

Cuenta la leyenda que cuando los alfas llegaron a la tierra hace millones de años, existía un solo alfa todo poderoso capaz de dirigir a todas las manadas del planeta. Este lobo era único, su pelaje dorado como su nombre lo indicaba y su contextura era dos veces más grande que él de un argentum. No había ningún otro lobo que pudiera igualarlo, su voz era esplendida para todos. Y como era exclusivo en todos los sentidos, su pareja también lo era.

Aurum • JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora