Pars XVI

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Movió sus pie intranquilo y apretó sus ojos fuerte a la vez que respiraba una y otra vez. Sintió el tirón en su parte baja que lo sacudió y soltó un gemido entrecortado cuando sus tripas parecían apretarse y sus propios órganos querer salirse de su estómago.

—¡Ahhh! — Jungkook jadeó cuando aquel tirón se intensificó en su espalda y el gusano pateó con fuerzas en su vientre, ahogándolo y haciéndolo toser. Esto era demasiado.

Apretó sus manos contra los cojines y mordió su labio inferior, fuerte. El sudor le caía por todo el rostro y las puntas de su cabello negro estaban mojadas, todo de él ardía como si fuera el mismo fuego y el calor del verano lo hacía todavía más peor. Soltó un sollozo cuando logró pararse del sofá y sujetó su barriga enorme con ambas manos mientras caminaba hasta la habitación, tal y como Jimin se lo había dicho a través del lazo minutos antes cuando lo había llamado para decirle que estaba prácticamente muriéndose. Pero sus piernas temblaron ante el dolor punzante en su útero que parecía romperse y su lobo aulló dentro de su interior anunciándole la llegada del cachorro.

Comprendió entonces, que esta mañana de viernes sería su sentencia.

¿Por qué estás cosas estaban pasándole a él?

¿Por qué?

¿Por qué a él?

¿Cómo de agonizarse ante el dolor de una mordida en su pierna luego de terminar una pelea con un aes, pasó a suplicar piedad ante la pesadumbre de un gusano que estaba a punto de nacer?

Había estado ignorando tanto al cachorro que crecía en su interior, que cuando despertó felizmente en la mañana con el pensamiento de aplastarse en el sillón a retomar unas de las series que estuvo viendo mientras se atragantaba comiendo los mangos que Jimin le había comprado, terminó de bañarse y sintió una molestia horrible en su parte baja, su lobo le advirtió de inmediato el nacimiento del cachorro. Porque ya iban a pasar seis meses y el gusano había crecido lo suficientemente como para querer salir de su cuerpo y conocer el mundo exterior. Ya era momento de dar a luz.

Y la realidad lo golpeó con pesar.

No aguantó más cuando otra vez ese dolor titubeante que lo golpeaba, sacudía y lo exprimía cerca de los riñones, lo detuvo a mitad del camino. Contracciones. Soltó un grito y tomó aire rápidamente porque sentía que estaba a punto de desmayarse. Todo su cuerpo temblaba y dolía como si una amoladora estuviera aplastándolo; se sentía morir. El miedo lo carcomió por completo cuando las lágrimas se combinaron junto con las gotas de sudor y cayeron al suelo. Oh, no.

Aquí venía de nuevo.

Apretó sus dientes y ahogó un grito entre un gruñido, doblándose y descansando sus manos en las rodillas. Si seguía a este ritmo, no podría llegar a tiempo a la clínica de Taehyung y no entendía por qué Jimin estaba demorándose tanto en regresar del trabajo. ¡¿Por qué no estaba aquí con él conteniéndolo y diciéndole que todo iba a estar bien?!

Pero nada estaba bien ahora.

Jungkook quería a Jimin. Necesitaba que este estuviera a su lado y así sentirse protegido porque en este momento se sentía muy vulnerable, su lobo ártico no había parado de llorar en su interior mientras llamaba a aullidos al lobo de Jimin.

Gruñó y se frustró de nuevo cuando la sinéresis se hizo más fuerte y casi cayó al piso. No podía moverse, no sería capáz de llegar a la habitación y acostarse. Él estaba mal, muy mal. Y quería a al aurum.

"¡Apúrate! ¡No puedo moverme! ¡Ah!" gruñó en gritos a través del lazo y lloriqueó. Su estómago se puso rígido cuando la contracción terminó y jadeó de nuevo, no podía caminar. Si caminaba, el dolor volvería y se haría más intenso. Él no quería eso, quería que todo se detuviera de una sola vez y que estos agonizantes dolores se detuvieran para siempre.

Aurum • JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora