Capitulo 6

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Lo  era.  Luché para evitar que se cerraran  mis  pesados  párpados  y  gané . La carretera oscura fue el  peor  tramo;  luego,  las  luces  brillantes  del  aeropuerto  de Florencia me ayudaron  a  seguir despierta,  y  también  el  hecho  de  poder cepillarme los  dientes  y ponerme ropa  limpia;  Alice  le compró  ropa  nueva a  Edward  y  dejó la capa  oscura en un  montón  de  basura en  un  callejón.  El  vuelo  a  Roma era tan  corto  que no  hubo oportunidad  de que me venciera la fatiga.  Me hice a la idea  de  que el  de Roma a Atlanta sería  harina  de otro  costal  de  todas  formas,  por eso  le  pregunté a  la  azafata de vuelo si  podía  traerme una Coca-Cola.

—Elizabeth ... — me reconvino  Adeline ,  sabedora de mi  poca tolerancia a  la cafeína. Alice  viajaba en  el  asiento  de atrás.  Podía  oírle murmurar algo  a  Jasper  por el móvil.

— No  quiero  dormir  — le recordé.  Le di  una excusa  que resultaba creíble  porque era cierta—.  Veré cosas  que no  quiero  ver  si  cierro  ahora  los  ojos.  Tendré pesadillas.

No  discutió  conmigo  después  de eso. Podría  haber  sido  un  magnífico  momento  para charlar y  obtener  las  respuestas  que necesitaba.  Las  necesitaba ,  pero,  en  realidad,  prefería no  escucharlas.  Me desesperaba  simplemente el  pensar lo  que  podría oír.  Teníamos  cierto  tiempo  por delante y  él no  podía  escapar  de mí  en un  avión,  bueno,  al  menos,  no  con  facilidad. Nadie  podía escucharnos  excepto  Alice;  era tarde y  la  mayoría de los pasajeros estaba  apagando  las  luces  y  pidiendo  almohadas  en  voz  baja.  Charlar  podría haberme ayudado  a  luchar contra el  agotamiento.

Pero,  de forma perversa,  me  mordí  la lengua para evitar el flujo  de preguntas  que me inundaban.  Probablemente,  me fallaba  el  razonamiento  debido  al  cansancio  extremo, pero  esperaba comprar algunas  horas  más  de su  compañía y  ganar  otra noche más,  al estilo  de Sherezade,  si  posponía  la discusión.

Así  que conseguí  mantenerme despierta a  base de  beber Co caCola y  resistir  incluso la necesidad  de  parpadear.  Edward  parecía  estar perfectamente feliz teniéndome en sus  brazos,  con  sus  dedos  recorriéndome el rostro  una y  otra vez.  Yo  también  le toqué la cara.  No  podía parar, aunque temía que  luego,  cuando  volviera a estar sola, continuó  besándome  el  pelo,  la frente,  las  muñecas...  pero  nunca los labios  y  eso estuvo  bien. En  los  últimos  días  había sobrevivido  a  un  montón  de cosas  que deberían  haber acabado  conmigo,  pero  eso  no  me hacía  sentirme  más  fuerte.  Al co ntrario,  me notaba  tremendamente frágil,  como  si  una sola palabra  pudiera hacerme pedazos.

Edward  no  habló.  Quizás  albergaba la esperanza  de  que me durmiera.  O  quizá no tenía  nada que  decir.

Salí  triunfante en  la  lucha contra mis  párpados  pesados.  Estaba despierta cuando llegamos  al aeropuerto  de Atlanta e  incluso  vimos  el  sol  comenzando  a  alzarse  sobre la cubierta nubosa  de  Seattle antes  de  que  Edward  cerrara el  estor de la  ventanilla. Me sentí  orgullosa de  mí  misma.  No  me había  perdido  ni  un  solo  minuto.

Alice ,  Adeliney  Edward  no  se sorprendieron  por la recepción  que nos  esperaba en el  aeropuerto  Sea Tac,  pero  a  mí  me  pilló  con  la  guardia  baja.  Jasper fue el  primero que divisé,  aunque él  no  pareció  verme a  mí  en absoluto.  Sólo  tenía  ojos  para Alice. Se acercó  rápidamente a  ella,  aunque  no  se  abrazaron  como  otras  parejas  que  se habían  encontrado  allí.  Se limitaron  a  mirarse a  los  ojos  el  uno  al  otro,  y  a  pesar  de todo,  de algún  modo,  el  momento  fue tan  íntimo  que me hizo  sentir la necesidad  de mirar hacia otro  lado.

Sol de Medianoche (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora