Lo era. Luché para evitar que se cerraran mis pesados párpados y gané . La carretera oscura fue el peor tramo; luego, las luces brillantes del aeropuerto de Florencia me ayudaron a seguir despierta, y también el hecho de poder cepillarme los dientes y ponerme ropa limpia; Alice le compró ropa nueva a Edward y dejó la capa oscura en un montón de basura en un callejón. El vuelo a Roma era tan corto que no hubo oportunidad de que me venciera la fatiga. Me hice a la idea de que el de Roma a Atlanta sería harina de otro costal de todas formas, por eso le pregunté a la azafata de vuelo si podía traerme una Coca-Cola.
—Elizabeth ... — me reconvino Adeline , sabedora de mi poca tolerancia a la cafeína. Alice viajaba en el asiento de atrás. Podía oírle murmurar algo a Jasper por el móvil.
— No quiero dormir — le recordé. Le di una excusa que resultaba creíble porque era cierta—. Veré cosas que no quiero ver si cierro ahora los ojos. Tendré pesadillas.
No discutió conmigo después de eso. Podría haber sido un magnífico momento para charlar y obtener las respuestas que necesitaba. Las necesitaba , pero, en realidad, prefería no escucharlas. Me desesperaba simplemente el pensar lo que podría oír. Teníamos cierto tiempo por delante y él no podía escapar de mí en un avión, bueno, al menos, no con facilidad. Nadie podía escucharnos excepto Alice; era tarde y la mayoría de los pasajeros estaba apagando las luces y pidiendo almohadas en voz baja. Charlar podría haberme ayudado a luchar contra el agotamiento.
Pero, de forma perversa, me mordí la lengua para evitar el flujo de preguntas que me inundaban. Probablemente, me fallaba el razonamiento debido al cansancio extremo, pero esperaba comprar algunas horas más de su compañía y ganar otra noche más, al estilo de Sherezade, si posponía la discusión.
Así que conseguí mantenerme despierta a base de beber Co caCola y resistir incluso la necesidad de parpadear. Edward parecía estar perfectamente feliz teniéndome en sus brazos, con sus dedos recorriéndome el rostro una y otra vez. Yo también le toqué la cara. No podía parar, aunque temía que luego, cuando volviera a estar sola, continuó besándome el pelo, la frente, las muñecas... pero nunca los labios y eso estuvo bien. En los últimos días había sobrevivido a un montón de cosas que deberían haber acabado conmigo, pero eso no me hacía sentirme más fuerte. Al co ntrario, me notaba tremendamente frágil, como si una sola palabra pudiera hacerme pedazos.
Edward no habló. Quizás albergaba la esperanza de que me durmiera. O quizá no tenía nada que decir.
Salí triunfante en la lucha contra mis párpados pesados. Estaba despierta cuando llegamos al aeropuerto de Atlanta e incluso vimos el sol comenzando a alzarse sobre la cubierta nubosa de Seattle antes de que Edward cerrara el estor de la ventanilla. Me sentí orgullosa de mí misma. No me había perdido ni un solo minuto.
Alice , Adeliney Edward no se sorprendieron por la recepción que nos esperaba en el aeropuerto Sea Tac, pero a mí me pilló con la guardia baja. Jasper fue el primero que divisé, aunque él no pareció verme a mí en absoluto. Sólo tenía ojos para Alice. Se acercó rápidamente a ella, aunque no se abrazaron como otras parejas que se habían encontrado allí. Se limitaron a mirarse a los ojos el uno al otro, y a pesar de todo, de algún modo, el momento fue tan íntimo que me hizo sentir la necesidad de mirar hacia otro lado.
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Sol de Medianoche (Finalizada)
ФанфикPrólogo. Elizabeth es la hermana gemela de Bella. Tras recibir una llamada urgente de ella, viaja a un pueblecito al noroeste del Estado de Washington "Forks" cuyo cielo siempre permanece nublado. Allí conoce a Adeline una vieja amiga de Bella qu...