Capitulo 10

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En las últimas semanas Renée se había sumergido de forma totalmente inesperada en los planes de la boda. Todos los días se pasaba unas cuantas horas al teléfono con la madre de Edward, Esme, así que no hubo preocupación alguna de acerca de cómo se llevarían las consuegras.
Eso me libró del asunto. La familia de Edward y la mía se habían hecho cargo de los preparativos nupciales sin que yo tuviera que hacer nada o saber nada. Todos mis conocidos y amigos se sorprendieron por la noticia de mi boda, claro. Bella tenía apenas un mes de haber fallecido y está noticia a cualquiera sorprendería. La boda
había sido programada para dos meses y ese dos meses se había pasado volando. Y ya sólo quedaba un día. Mañana a está hora... Estaría casada. Aún no me lo creía.

Era la última noche que pasaría en mi habitación. Mi última noche como Elizabeth Swan. Mañana por la noche sería Elizabeth Cullen. Dejé que mi mente vagabundeara precisamente durante un rato, a la espera de que él sueño me arrastrara con él, pero al cabo de unos cuántos minutos me encontré más alerta, mientras sentía cómo la ansiedad inundaba mi estómago, retorciéndolo de la forma
más desagradable.

Mañana iba a ser un día muy, pero muy largo. Escuché una puerta que se abría y cerraba. Abrí mis ojos lentamente y vi que ya era de día. Él gran día había llegado, rodé en la cama y volví a cerrar los ojos. Alguien entró en mi habitación, pero no quería abrir mis ojos.

— Buenos días... -. Escuché decir a Adeline.

Me quité la almohada de la cabeza y la miré.

— ¡Oh demonios! ¡Mírate los ojos! -. Chasqueó la lengua haciendo un sonido de reproche. -. ¿Qué hiciste? ¿Estuviste levantada toda la noche?

— No dormí casi. -. Le respondí.

Me miró con cara de pocos amigos.

— No es que tenga mucho tiempo para dejarte asombrosa, Elizabeth; es la verdad es que podrías haber cuidado un poco mejor la materia prima.

— Nadie espera que esté asombrosa. Creo que él peor problema de todos será más bien que no me quedé dormida durante la ceremonia, y que no sea capaz de decir... "Sí, acepto" en él momento oportuno, y Edward aproveché él momento de huir de
mí.

Ella se echó a reír.

— Te arrojaré mi ramo de flores cuando se acerque él momento.

— Gracias, eso es muy lindo de tú parte. -. Me dijo. -. Mañana tendrás un montón de tiempo para dormir.

— Ajá...

— Tienes que probarte tú vestido. -. Me dijo sacando una gran caja blanca él
armario, la cual no sabía que se encontraba allí.

— ¿Qué? -. Pregunté sentándome en la cama. -. Pensé que me pondría él vestido que Alice me mostró.

— Claro que no. -. Me dijo. -. Ese es un vestido de noche. No es de novia, y te lo mostró para que no sospecharas.

— ¿Y que me voy a poner? -. Le pregunté.

-— Mira esto. -. Me dijo abriendo la caja y sacando un vestido de novia, que no
parecía para boda civil, sí no boda religiosa.

— ¿Que...? -. Pregunté espantada.

—¿No es perfecto?

— ¡No voy a ponerme eso! -. Gemí. -. Se parece al vestido de cenicienta.

— No seas exagerada. -. Me dijo mientras lo colgaba en la percha de la puerta. -. Tienes que verte muy hermosa.

— Pero...

— Pero, nada. -. Me dijo jalándome de la mano. -. Ahora siéntate y déjame actuar como tú hada madrina.

—Ya sabes que él seguramente habrá echado un vistazo a escondidas.

Sol de Medianoche (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora