Capitulo 12

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Entre sueños empecé a sentir una calidez inexplicable, de pronto todo era cómodo y frío él se había ido, el sueño se hizo más profundo y me sentía segura y en paz. A la mañana siguiente desperté en mi cama, en la habitación que Taylor me había asignado en su casa, estaba demasiado confundida y no sabía cómo había llegado ahí. Mire bajo las sábanas y tenia ropa seca y limpia, era una pijama justo a mi medida, unos pequeños golpes sonaron en mi puerta, con voz baja le dije "pase" a la persona que tocaba, pensé que era Taylor pero no fue así, una mujer de unos 50 años, robusta de cabello plateado entra a mi habitación.

—buenos días hermosa— la mujer entró y abrió las cortinas —soy Teresa y ayudó en la casa ¿Quieres desayunar?— su sonrisa era tan grande que podia ver todos sus dientes blancos.

—mucho gusto Teresa ¿Donde esta…?

—¿Su esposo? Se fue al trabajo, parecía molesto— dijo de pronto mientras recogía algunas cosas del piso.

—¿Usted viene todos los días?

—no niña, sólo dos días a la semana, el señor se cocina solo… le gusta mucho hacerlo. Yo limpio a veces y lavo la ropa. Por cierto su ropa aún está en las bolsas, en un momento se la acomodo en el closet. 

—¿Mi ropa?— no comprendia de que hablaba, hasta que recorde la pijama que llevaba puesta
—gracias Teresa.

—estoy para servirle, el señor le dejo el desayuno listo, cuando esté lista baje.

Me levanté de la cama y vi las bolsas con el logotipo de la tienda a la que habíamos ido Taylor y yo ayer, tenia curiosidad de saber que había adentro. La pijama que llevaba puesta me quedaba a la perfección, era un short y una blusa de manga corta color violeta. Me acerque a las bolsas y las tome, vacíe su contenido en la cama y empecé a revisar todo, algunas prendas eran las que yo había tomado y otras más elegantes, había de todo y lo más impresionante era que la ropa era de mi talla. Me sentía tan mal, todo este tiempo había sido muy grosera con Taylor y el solo se había portado bien conmigo, tomé algunas prendas y me metí a la ducha.

Más tarde cuando ya estaba bañada y cambiada baje a la cocina, mi plato de desayuno estaba sobre la barra tapado con un recipiente de vidrio, lo destape y comencé a desayunar. Cuando termine me fui a la sala y llame a Demian, lo extrañaba tanto que quería escuchar su voz, aunque aún no me sentía capaz de regresar a casa y ver a mi padre. Cuando termine la llamada me sentí un poco más tranquila, al parecer todo iba bien en casa. 

Todo el día me la pase encerrada en mi cuarto, no sabia que hacer y lo más triste no tenia a donde ir. Esperaba que llegara Taylor para disculparme por lo que habia pasado el día anterior, no podia ser mas patetica, la única persona que se porta bien conmigo y yo haciendo estupideces, aunque no estuviera pasando por todo esto si él no hubiera aceptado esa estúpida propuesta. Sentía que mi vida estaba acabada y lo más triste es que nada me entusiasmaba. Baje a la sala y vi el hermoso piano, me senté en el banquillo y levante la tapa, las hermosas teclas brillaban ante mi, pase los dedos por ellas y empecé a tocar, hace tiempo que no lo hacía e inexplicablemente la música me relajaba, cerré los ojos y me deje llevar por el sonido, no era muy buena haciéndolo, pero en todo el dia no habia escuchado nada mas que mi propia voz. De pronto sentí un ligero movimiento en el banquillo, abrí los ojos y vi a Taylor, rápidamente quite las manos del piano y baje la cabeza avergonzada.

—sí… deberías estar avergonzada, tocas fatal— Taylor comenzó a tocar el piano, el sonido era suave y relajado, la música era perfecta y el parecía que lo hacia con tanta facilidad.

—tocas muy bien— le dije aun disfrutando de la música.

—gracias— dijo sin dejar de tocar.

Las manos de Taylor acariciaban las teclas tan delicadamente, no pude evitar observar mientras tocaba, era lindo ir descubriendo todas las cualidades de mi ahora esposo, me di una cachetada mental y reaccione, este hombre en pocas palabras me compro, me levanté del banquillo y camine hacia los sillones de la sala, Taylor dejó de tocar e hizo lo mismo, al llegar a la sala quedamos de pie uno frente al otro.

—yo… siento mucho lo que paso ayer… de verdad no sabes lo apenada que estoy.

—no vuelvas a hacerlo por favor, estuve muy preocupado… ademas fue difícil encontrarte… y tengo que admitir que me molestó que lo hicieras, he tratado de hacerte sentir bien desde que llegaste y tu reacción me sorprendió mucho.

—lo sé… además ¿Que fue todo eso respecto a Louis? Te escuchaste como mi padre y odie eso.

—solo fue una observación, entiendeme tu a mi, no es agradable ver a la esposa de uno besar a otro hombre.

—es solo un beso inocente— puse mala cara —¿Vas a ordenarme que deje de hacerlo? 

—Nia, no es algo agradable de ver para mí…— parecía molesto, su rostro estaba tenso y sus ojos azules se clavaban en mi mirada tratando de ver algo en ellos
—¿Vas a salir huyendo cada que tengamos un problema?

—no, no lo se… entiendeme— me senté en uno de los sillones. —todo esto, mi vida es una mierda…

—¿Puedo?— me indico el lugar al lado mío pidiendo permiso para sentarse.

—claro es tu casa.

—quiero intentar algo si me lo permites.

Lo mire dudosa pero acepte, cuando lo hice me tomó de la cintura y me subió a sus piernas, de forma que quede de lado a él, con las piernas sobre el sillón.

—si te sientes incomoda puedes decirme ¿Ok?

—ok

Abrió su piernas y mi trasero tocó el sillon, despues recargo mi cabeza en su hombro, doblo un poco mis piernas mas cuales quedaron a un lado se su brazo. Taylor había formado un ovillo con mi cuerpo, me tomó de la cintura pegándome más a él y con su mano derecha empezó a frotar suavemente mi espalda y con la izquierda me mantenía pegada a él, odiaba admitir que eso se sentía tan bien, me sentía protegida, como si nada malo fuera a pasar. Cerré por un momento los ojos y suspire. Oculte mi rostro en su cuello y cuando olfatee el aroma de Taylor fue algo increíble, me hizo sentir protegida y creo que amada… Sin darme cuenta me quede dormida, Taylor me llevo hasta mi habitación y me recosto en mi cama.

Hace casi dos semanas fue la boda, todo con Taylor va bien, pero desde que me abrazo en el sillón no soy capaz de mirarlo a los ojos, creo que estoy algo avergonzada, aunque no voy a negar que me gustaría mucho ser su amiga, eso haría todo más fácil. Hace 6 días empecé a trabajar para Taylor, el ambiente en su empresa es muy agradable y creo que muy pronto conoceré a sus hermanos y a sus padres, escuche rumores de que volvieron del viaje. Estoy algo nerviosa y tenía la necesidad de preguntarle a Taylor que íbamos a decir. A la hora de la comida mi esposo me invito a salir y yo acepte, tenía la necesidad de hablar con él y no quería hacerlo en la oficina.

—escuche que tu familia regresa de viaje…

—si, en dos días.

—¿Y?— me meti un pequeño trozo de carne a la boca… 

—no quiero que pienses mal por favor— dijo Taylor a avergonzado. —te mentí, mi familia no sabe que me case.

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Claudia Franco ❤️

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Espero hayan disfrutado del doble, por favor comenten 😘😘 me gusta mucho leer sus comentarios

Un mal negocioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora