Capitulo 42

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Se levantó del suelo, tomó su teléfono y se dirigió a la cocina, me recargue en el sillón y suspire, de pronto mi teléfono sonó, lo teme y conteste, una voz desconocida sonó del otro lado. Mi cuerpo empezó a temblar "eran ellos".

—muy bien perra, pon atención a lo que te vamos a decir— la voz estaba distorsionada —tienes que juntar 100 millones de dólares, si no lo haces tu hermano pagará las consecuencias.

—por favor no lo lastimen— dije en un susurro.

—si haces lo que te decimos nadie saldrá herido... solo tendremos comunicación contigo, ya sabes nada de policías, mañana te llamaré para darte más instrucciones.

—dejen que hable con él— escuche unas risas y colgaron la llamada, mire mi teléfono pero el número se registró como "desconocido"

Solté el teléfono y me lleve las manos al rostro, no pude evitar ponerme a llorar como una niña, tenía miedo de que lo lastimara. Pero al menos ya había tenido comunicación con ellos, asi que tenia un poco de esperanza. Taylor se colocó a mi lado y me abrazo.

—¿Eran ellos?— me acerco mas a el.

—si... quieren 100 millones de dólares, tengo algunos ahorros pero no completo esa cantidad.

—el dinero es lo de menos ¿Que mas te dijeron?

—que llamarían mañana para darme mas instrucciones y me recalcaron que no quieren policías— mire a Taylor preocupada —¿Podemos encargarnos nosotros de esto? Sin policías... por favor...

—es muy peligroso Nia, entiéndelo... pero tratare de que el jefe de la policía haga todo discretamente, además ellos son expertos y saben qué hacer en estos casos. Debemos pensar también en la seguridad de Demian, ellos podrían tomar el dinero y lastimarlo de todos modos ¿has pensado en eso? no podemos confiar en nadie.

Muy a mi pesar, Taylor tenía razón, esos hombre podrían lastimar a mi hermano, solo esperaba que todo se manejara con mucha cautela. Llame a mis padres para comentarles de la llamada, mi madre lloró al igual que yo y mi padre parecía muy agobiado. Ellos quedaron de venir mañana para estar aquí cuando recibiera la llamada, mi madre y yo teníamos la esperanza de que nos comunicaran con Demian. Taylor llamó al jefe de la policía el comandante Julio Torres, le platico lo de la llamada y lo del dinero, al parecer ellos también vendrán mañana para tratar de rastrear la llamada. Me sentía demasiado frustrada pero tenía que tomar mucho valor y fuerzas para enfrentar lo que se avecinaba. Bajo la mirada preocupada de Taylor comí dos rebanadas de pizza, estaba demasiado nerviosa y preocupada que había perdido el apetito. A las 11 de la noche los dos ya estábamos en la cama con nuestras pijamas puesta. Taylor acariciaba mi espalda mientras yo lo abrazaba por la cintura, estábamos frente a frente, yo tenía los ojos cerrados intentando dormir.

—Nia...— Taylor quería decirme algo, pero parecía tener problemas por cómo hacerlo.

—si.

—se que no quieres hacer esto pero...— beso mi frente —creo que deberíamos decirle a tus padres lo del embarazo— abrí los ojos y lo observe atenta —si mañana recibimos la llamada y algunos de nosotros tiene que entregar el dinero, no quiero que ni por ningún motivo lo hagas tu y se que tu padre es capaz de obligarte a hacerlo. Espero que entiendas mi posición, quiero a tu hermano, pero también me preocupas tú y mi bebe.

—te entiendo— suspire —mi madre esta muy diferente, creo que perder a Demian la cambio mucho, pero mi padre es otro asunto— levanté mi mano y acaricie su pelo. —haré lo que tu quieras, has hecho demasiadas cosas por mi que soy incapaz de negarte nada.

—odio verte así— junto su frente con la mía —daría todo lo que tengo por volver a ver tu sonrisa, la extraño demasiado... quiero que seas feliz.

—te amo tanto— me acerque mas a el y lo bese, un beso lento y tierno.

A la mañana siguiente me desperté desde muy temprano (a las 4 a.m para ser exactos), me levanté sin hacer ruido ya que quería que Taylor durmiera todo lo posible, me duche y baje a la sala me senté al lado del teléfono para esperar la llamada. El departamento estaba completamente en silencio, la luz de la lámpara sobre la mesita era lo único que alumbraba el lugar. Me prepare un café y volví a sentarme, no podía conciliar el sueño y no quería despertar a mi esposo. Todo esto era tan angustiante. Mi mente recordó cuando Demian nació, yo tenía 12 años y recuerdo que me puse muy celosa cuando mamá me dijo que estaba embarazada, me enoje tanto que provoque una pelea en el colegio. Mi padre me castigo una semana completa, yo solo quería llamar su atención y que se olvidaran del nuevo bebé. El día que mi madre se fue al hospital para dar a luz, mi abuela me llevó a verla, llevábamos horas en la sala de espera y yo quería irme a casa. Una enfermera de edad avanzada se acercó a mí y a mi abuela y nos comunicó que Demian había nacido, mi padre hacía miles de llamadas, estaba demasiado feliz, como pocos veces los había visto. Después de algunas horas me dejaron ver a mi madre, ella estaba tan pálida y cansada, me acerque a ella con timidez y bese su mejilla.

—¿estas bien mami?— tome su mano y la acaricie.

—si mi amor, solo un poco cansada.

La enfermera que nos había avisado del nacimiento de Demian, entró a la habitación con él en brazos, se lo acerco a mi madre y se lo entregó para que lo alimentara. Me aleje de mi madre y me pegue a la pared. Antes de empezar a alimentar a mi hermano, mi madre me pidió que me acercara más a ella, quería que viera al bebé, pero me negaba a hacerlo, ella me sonrió con ternura y me tendió su mano para que me acercara.

—mira Nia, el es Demian, ven acercarte...

—¿ya no vas a quererme?

—por supuesto que si amor, los amo a los dos por igual— movió su mano alentándome a acercarme —ven nena mira, se parece a ti.

Me acerqué muy despacio, mi madre descubrió un poco más el rostro de mi hermano para que lo pudiera ver. Su cara estaba rosadita y tenía algunas arrugas, tenía los ojos cerrados, me acerque mas a el. Mi madre me alentaba a tocarlo, levante la mano y con el dedo índice toque su mejilla, el bebé sonrió de inmediato y abrió los ojos, cuando nuestras miradas se encontraron lo supe, tenía que cuidar a este pequeño de todo mal, de todo peligro y de todo sufrimiento. Era como si una energía magnética nos uniera y supiéramos que seríamos inseparables. Mi madre sonrió al ver la tierna sonrisa de Demian y de cómo me miraba. No podía quitarle los ojos de encima, bese su mejilla y el pequeño Demian volvió a sonreír.

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La luz del sol comenzaba a entrar por el enorme ventanal de la sala, mire el reloj de mi celular y eran apenas las 6:25 de la mañana. Ya llevaba tres tazas de café, pero solo las bebía para mantener mi mente ocupada, era obvio que no necesitaba el café para mantenerme despierta. Me levanté del sillón y me pare frente al gran ventanal, la ciudad desde esta altura se veía hermosa, las luces de la ciudad se iba apagando poco a poco. Me quede observando por un largo rato hasta que sentí unos brazos alrededor de mi cintura y un beso tierno en mi cabeza. Me gire para quedar frente a Taylor.

—¿desde que hora estas despierta?— me dijo con voz suave.

—desde las 4— suspire —lo siento, te juro que intento dormir, pero no puedo.

—lo se amor— me abrazo
—espero que esta pesadilla termine pronto.

—yo igual.

Más tarde mis padres llegaron al departamento, mi madre se veía cansada igual que yo, mi padre por otro lado solo parecía nervioso. La policía también había llegado a casa, empezaron a poner aparatos de todo tipo, gente entraba y salía del apartamento. Me sentía tan extraña e invadida en mi propia casa. La policía solo me ponía más nerviosa, no quería saber qué pasaría si los sujetos se enteraran de lo que estaba pasando en mi apartamento. Cuando terminaron de instalar todos los aparatos, un hombre trajeado (creo que era el jefe de la policía Julio Torres) nos explicó todo lo que haría. El objetivo era rastrear la llamada y averiguar donde estaba Demian. Taylor le había pedido a Teresa días atrás que viniera a diario, nosotros no teníamos ánimos de nada como para encargarnos de la casa.

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Claudia Franco

Un mal negocioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora