Capitulo 34

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Quedo de pasar por mi al hospital para llevarme a comer algo, regrese a la habitación con Louis y le dije que mañana temprano pasaría por él para llevarlo a casa. También le dije que había contratado a alguien para que limpiara su casa y también contrataría a una enfermera para que lo ayudara en todo. Louis estaba rejego ante la idea, pero le dije que si realmente quería que lo perdonara por lo que pasó, aceptaría sin rechistar (ya se, eso es chantaje) Antes de bajar a la recepción a esperar a mi esposo, fui con el doctor que atendía a Louis y le pedí recomendaciones para buscar una buena enfermera. Me dio el número de una mujer que se llamaba Aira, lo guarde en mi bolsa y baje a recepción. 

Estaba sentada en una de las sillas, cuando alguien se acercó a mi, me toco el hombro y levanté la cabeza. Me quedé sorprendida al ver a Chris ahí, sonreí sin ganas y me puse de pie. 

—¿Estas bien? ¿Necesitas algo?— me dijo curioso ¿Que demonios hace aquí? pense...

—si, estoy bien ¿Que haces aqui? 

—vine a visitar a un amigo ¿Y tu? 

—lo mismo— no sabía qué decirle, quería que llegara Taylor e irme de aquí.

El ambiente era incómodo, casi no conocía el hombre que tenía frente a mi y no sabia de que hablar con el. El solo me miraba como siempre lo hacía y me sentia incomoda. Suspire por lo bajo, tenía que inventar algo para alejarme de él y salir del hospital. 

—tengo que irme— dije al tiempo que me ponia de pie.

Chris iba abrir la boca, pero se quedo viendo detrás de mí, voltee curiosa para ver que observaba y vi a mi gran hombre de cabellera dorada entrar al hospital, sonreí en agradecimiento y también porque estaba emocionada de verlo, mire nuevamente a Chris y le sonreí.

—ya llegaron por mi…

—Hola— dijo mi esposo al llegar a nuestro lado.

—Hola Tay— Chris le regreso el saludo y después se disculpó para marcharse.

Cuando Chris se fue quedamos solos Tay y yo frente a frente, lo extrañaba tanto, pero no me animaba a tocarlo siquiera, tenia miedo de que me rechazara otra vez. Era raro, lo tenía frente a mi y todos los malos días se olvidaban, era como una bocanada de aire fresco en mi vida, aunque a veces era muy testarudo. Ni uno de los dos se movía, solo nos mirábamos directamente a los ojos, amaba esa mirada azul, eran como dos océanos profundos que me traen mucha paz. Por fin me anime a hablar, quería decirle lo de mi embarazo y terminar con esta angustia que sentía.

—Hola— fue lo único que se me ocurrió decir.

—Hola— me sonrió un poco.
—¿Nos vamos?

—si…

Me hizo un ademán con la mano para que empezara a caminar, empecé a mover mis pies pero un mareo hizo que perdiera el equilibro, Taylor reacciono rapidamente y me tomo de la cintura evitando que cayera al piso. Estaba mareada y no podía equilibrarme, Taylor parecía asustado. Llamó a un doctor, pero yo sabía que no era necesario el mareo era por mi embarazo.

—estoy bien— me ayudo a sentarme.

—Nia no estas bien, ni siquiera puedes enfocarme.

—estoy embarazada— le solté de pronto para que se tranquilizara.

Taylor se sentó a mi lado, el mareo ya estaba pasando y note que mi marido tenía la boca abierta pero no pronunciaba palabra. Tome su mano y se la lleve a mi vientre, él abrió los ojos sorprendido pero comenzó a acariciar mi vientre, una sonrisa se formo en sus labios, volteo a verme y yo solo afirme lo que ya le había dicho con un movimiento de cabeza. Se puse de pie pero inmediatamente se arrodilló frente a mí, dejó caer su cabeza en mi vientre y comenzó a besarlo. Estaba feliz, mi esposo, el hombre que me había dado tanto estaba feliz y sus ojos brillaban a causa de eso. Tome su cabellera y la empecé a acariciar. 

Un mal negocioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora