Más tarde el doctor nos dios los resultados de los análisis de rutina y las tomografías, todo estaba bien, eran lesiones que se curarían con el tiempo. Me dio de alta y me dio medicamento, dijo que si me mareaba era algo normal, pero que sí me sentía muy mal o si el dolor de cabeza no desaparece volviera al hospital. Mi esposo me llevo a casa ya por la tarde, tenía tanto miedo de que esos hombre le hicieran algo a Demian. Subimos al ascensor, cuando llegamos a nuestro piso los recuerdos me golpearon de golpe, caí al piso llorando desesperadamente. Taylor solo me rodeo con sus brazos y yo me aferre a su camiseta, quería sacar todo el dolor que sentía, la frustración, el coraje y la impotencia. Mi esposo me levanto del suelo y me guió hasta la sala, me acomodo en un sillón y siguió abrazándome. No podía dejar de llorar, de pronto recordé a mis padres, tenía que decirles lo que había pasado.
—tengo que llamar a mis padres— dije entre lágrimas -—tengo que ponerlos al tanto.
—ya lo hice yo, tu mamá se puso muy mal...
—oh por dios, deben culparme de esto.
—no es tu culpa, entiende eso Nia– beso mi mejilla —el jefe de la policía está al tanto de todo, me dijo que va a trabajar con cautela para que las personas que se llevaron a Demian no sepan que dimos aviso a la policía.
—tengo miedo Taylor... ¿Y si lo lastiman?
—por favor Nia, necesito que tengas fe y que te tranquilices, tengo miedo de que te pongas mal...
—entiéndeme por favor, es mi hermanito.
—lo se— acarició mi pelo dulcemente —se que estas asustada y preocupada, pero te prometo que haré todo lo posible por encontrar a tu hermano.
Pasamos toda esa noche en vela, yo me quede sentada a un lado del teléfono mientras Taylor me traía café. De vez en cuando él se quedaba dormido en mis piernas y yo lo dejaba, no había necesidad de que ambos nos desveláramos. Por momentos me desesperaba y si Taylor estaba dormido lloraba en silencio, solo de imaginar a mi hermano pequeño con malas personas me ponía muy mal. ¿Por qué no llamaban? ¿Qué es lo que quieren de Demian? Toda la noche me hice las mismas preguntas una y otra vez. A la mañana siguiente aún seguía al pendiente del teléfono, Taylor llamó a la oficina para avisar que no iría en unos días, después de disculparse conmigo muchas veces por haberse quedado dormido. Mi esposo se puso a preparar el desayuno mientras yo seguía sentada en el sillón, pensaba que si me movía de ahí llamarían y no alcanzaría a contestar y eso los molestaría y terminarían lastimando a Demian.
—Come por favor— dijo Taylor acercándome una bandeja con pan tostado, fruta picada y jugo de naranja.
—no tengo hambre...
—por favor, hazlo por nuestro bebé.
Esas palabras me abrieron los ojos, estaba devastada por lo de Demian, pero tenía que cuidar de mi, una vida dependía de ello. Tome el pan y comencé a comer, después tome un poco de fruta.
—gracias— beso mi frente y se sentó a mi lado.
El día se hizo eterno, la angustia por no recibir una llamada me consumía cada segundo. La tristeza me invadía de pies a cabeza, me sentía tan impotente y culpable al mismo tiempo. Llegó la noche sin recibir noticias, me levanté del sillón y fui a mi habitación, quería ducharme pero no llegué a ella, vi la habitación donde se estaba quedando Demian a dormir y entre en ella. Todas sus pertenencias estaban donde él las había dejado, la cama deshecha y sus pantuflas al lado de su cama. Me senté en ella y vi que en la mesita de al lado había dejado su celular, lo tome y lo desbloquee. La primera imagen que vi era una foto de el y yo en su fiesta de cumpleaños, la tenia de fondo de pantalla, comencé a llorar tan fuerte que sentía que el alma se me desgarraba.
—perdóname por no saber cuidarte— dije abrazando el teléfono a mi pecho. Unos dulces brazos me rodearon y mi llanto se hizo más intenso.
—tranquila amor, todo estará bien— me susurraba al oído.
Sin saber como, me quede dormida. Estaba cansada física y mentalmente, pero quería mantenerme fuerte para afrontar lo que se avecinaba. Demian me necesitaba fuerte y mi bebe también, no podía dejarme vencer, tenía que sacar valor hasta por debajo de las piedras. A la mañana siguiente cuando desperté me sentía un poco mas esperanzada, me duche y me vestí con unos jeans y una playera. Baje a la cocina y vi a Taylor en la sala tomando café, me acerqué a él y le di un beso corto en los labios. Me senté a su lado y suspiré, tenía que prepararme para otro día de agonía.
—¿Y si llamaron a mis padres?— pensé en voz alta.
—no lo han hecho, acabo de llamarlos para saber si tenían novedad alguna— mi esposo contesto mi pregunta.
—gracias...
—¿Te traigo el desayuno?— se levantó del sillón.
—no... yo lo hago.
Me fui a la cocina, el desayuno ya estaba listo así que solo me serví un poco y lleve mi plato al comedor, me senté y bebí un poco de jugo. No tenía nada de hambre pero solo comía por mi bebe, no me perdonaría jamás si le pasa algo por mi culpa. Sin darme cuenta me quede observando el plato más tiempo de lo necesario. "Tengo que ser fuerte" pensé, pero era muy difícil. Estaba desesperada "¿Porque no se comunican?" "¿Qué demonios esperan?" Taylor se sentó a mi lado, ni siquiera me di cuenta de cuando lo hizo. Tomo mi mano y la acaricio, cuando voltee a mirarlo solo me señalo el plato con la mirada, moví la cabeza en forma afirmativa y comencé a comer.
*********
Habían pasado ya tres días y no teníamos noticias de Demian. La policía nos estaba ayudando muy discretamente. Aún tenía miedo de que ellos supieran que la policía nos ayudaba, pero Taylor tenía razón, ellos son profesionales y sabrían que hacer. Fui a mi cita semanal, todo iba bien con mi embarazo, Taylor se quedaba conmigo todos los días, amaba a ese hombre. Mis padres me hablaban todos los días y yo a ellos, mi madre estaba destrozada. Pospuso su operación hasta que lo encontráramos a Demian. Fui a visitarla y jamás la había visto así, cuando llegue me abrazo y beso con mucho cariño, como no lo había hecho hace muchos años. Cuando tuve que irme lloro mucho y me dijo que la perdonara, creo que al no saber nada de Demian le dio otro modo de ver la vida. No puedo decir lo mismo de mi padre, él sigue siendo el mismo.
—¿Quieres cenar pizza?— me dijo Taylor al llegar a la casa después de un día cansado, comenzamos a buscar a Demian por nuestra cuenta, pero sin levantar sospechas.
—lo que sea está bien— me senté en el sillón y me quite los tenis, mis pies empezaban a hincharse.
—creo que mañana no deberíamos salir— se acerco a mi y beso mi frente —descansa un día y después continuamos.
—no me pidas eso por favor... es mi hermano— comencé a masajear mis pies con mis manos. La mira de Taylor era de cansancio pero cargada de mucha preocupación
—por favor— se arrodillo ante mi y tomo mis manos —te prometo que iré solo a buscarlo, pero debes quedarte, puedes llamar a tu mamá y hacerse compañía la una a la otra.
—gracias por todo— levante una mano y acaricie su cabeza
—desde que llegue a tu vida solo te he dado problemas... te entendería si algún día te arrepientes de haber pagado tanto por mi, créeme, no lo valgo.—deja de hablar así— me miró con ternura —son más las alegrías, además tus problemas son míos, jamas dejare de preocuparme por ti y por mi bebé y jamás me arrepentiré de haberme casado contigo, hubiera dado todo el dinero del mundo con tal de tenerte a mi lado.
—eres un gran hombre, no se que haría sin ti— le di un beso corto
—espero un día poder pagarte todo lo que haces.—con amarme estoy mas que pagado.
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Claudia TayRe
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Un mal negocio
RomanceNia es una chica de negocios que quiere divertirse junto a su amigo Louis, sin esperarselo un hombre aparecerá en su vida con un negocio que cambiara todo en su entorno y las cosas no séran igual jamas, acompáñala a descubrir nuevas amistades, nueva...