1|El chico de la flecha

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Valeria.

15 de febrero.

El viaje fue como un grano en el culo, estuve horas y horas sentada en un pequeño asiento de un pequeño bus para ir a este maldito pequeño pueblo.
¡Como no iba a estar irritada!

Acabo de irme de la ciudad que amo, en donde se encontraban mis mejores amigos y el chico que me gustaba desde hace meses; el cual pensaba declararme.

¡Pero claro! Mi padres querían nuevas aventuras en mi vida y pensaban que podría conseguirlas en este pequeño y aburrido pueblo en la nieve.

Hopehould ¿cómo describirlo?
Un pueblo que se encuentra en medio de la nada, lejos de las ciudades y de la costa. Con pocos lugares para entretenerse y personas aburridas que solo han vivido aquí todas sus vidas. ¡Un lugar sin alegría según los comentarios de mis mejores amigos!

Ver por la ventana de este autobús, solo me estaba causando nauseas y un dolor de cabeza que me destruía por dentro. Aunque lo único que realmente estaba viendo desde hace unos minutos eran pinos repletos de nieve que los decoraban... pues eso era lindo.

Con una sonrisa repentina por encontrar algo llamativo por primera vez en mi viaje, tomé mi cámara del bolsillo de mi bolso y con felicidad saqué la fotografía capturando la tranquilidad del momento. Arte puro.

Un leve movimiento en mi abrigo me desconcentro he hizo que me diera bruscamente una vuelta hacía donde hubo un rose que me retiro de mis pensamientos de la fotografía, unos ojos negros llamaron mi atención.

—Hey, ya hemos llegado a Hopehould. Supongo que este es tu destino—un chico de cabello azabache y unos ojos igual de oscuros que su cabello, sonrió. Su pómulos se marcaron con su perfecta dentadura y algunos lunares se hicieron presentes en su pálido rostro.

—Ah, sí—susurré mientras agarraba mis bolsos de viaje rápidamente y con nerviosismo—No sabía que estábamos cerca del pueblo.

—Suele pasar, ojalá te guste este lugar.—dudó unos segundos—Nunca te he visto por aquí—¿tanto se notaba?—¿eres nueva, no?

—Sí—me reí más nerviosa de lo que estaba, mientras me comenzaba a sonrojar.—Viviré en Hopehould por un tiempo.

—Genial, yo llevó aquí toda mi vida y será la primera vez que conozco a alguien nuevo que viva aquí.—Su comentario quedó en el aire mientras yo comenzaba a caminar por el pasillo del autobús para poder bajarme lo antes posible por la incomodidad del momento. Su voz hizo que me detuviera, dándome media vuelta para nuevamente unir miradas—déjame ayudarte.

Dudándolo unos cuantos segundos, ya que mis maletas estaban pesadas, pero no quería que un adolescente desconocido me ayudara, le entregué un bolso acompañado de una mochila que llevaba todos mis libros. Me costó entregarle lo último, porque estoy segura que si se le cae, lo mataría ahí mismo.

¡Exagerada!

En silencio y con rapidez llegamos al centro de este pequeño y para nada feo pueblo, cada vez que daba un paso me daban ganas de fotografiar cada casa y local, por qué eran realmente hermosos.
Todo se encontraba decorado y limpio, con ningún desecho en cada parte de la blanca nieve.

—Pues... bienvenida a Hopeloud...—el guapo chico de ojos color noche esperó impaciente mientras yo acomodaba mis bolsos en el suelo, ¡tonta, esta esperando que le digas tu nombre!, oh.

Valeria, me llamo Valeria—le sonreí—pero me puedes llamar Valei.

—Un gusto Valei, bienvenida.—me observó por unos segundos a mis ojos color miel, un tiempo después de sincronizar miradas, él con un gesto divertido de reverencia se presentó—Yo soy Felix, Felix Seconts.

Las flechas de AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora