21|Pesadillas

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Alexander

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Alexander

Mis zapatos chocaban contra el suelo limpio del instituto, los pasillos se encontraban solitarios y un frío infernal recorría entre las paredes. Aunque iba caminando con tranquilidad (lo que demostraba), mi respiración iba a mil. Se encontraba entrecortada y cada vez me faltaba más el aire.

Hoy era viernes y nunca había estado tan nervioso de ir a la escuela. Teníamos examen de matemáticas, pero no era mi principal preocupación, sino, tenía una cita hoy con la psicóloga la cual me había recomendado Valei y los chicos.

Todavía era de mañana, pero mi cuerpo estaba rígido a pesar de las horas que faltaban por pasar. Iba tarde a el examen y además a los minutos que termine el horario escolar debía dirigirme a mi consulta.

Malditos sean. Valeria, no entiendo como me convenciste de esto.

Crucé el pasillo principal y me encontré a la chica curiosa recostada en la pared. Su típico gorrito de lana rosa yacía en su castaño y limpio cabello. Se encontraba mordiendo sus nudillos de manera nerviosa y yo dibujo en mi rostro una mueca de duda.

—¿Qué te tiene mal, Brown?

Ella eleva su cabeza con velocidad y conecta nuestras miradas.

—Llegas tarde.

—Lo sé —digo extrañado.

—Me preocupaste, idiota.

Un dolor en el pecho me arrebato mi sonrisa ladina que bromeaba hace segundos atrás.

—¿Por? Estoy de maravilla.

Me observa de arriba hacía abajo. Buscando algo entre mi piel. Investigando cada movimiento que hacía.

—Si te preocupa que haya vuelto mi hermano mayor para golpearme, no explotes tu cabeza. No esta en Hopehould —Miento.

Él si que había venido, pero no me golpeó ni nada. Solo me advirtió. No podía decir ninguna palabra sobre sus maltratos.

Suspira aliviada mientras despega su espalda y camina hacia mi.

—Más le valía, o yo misma le golpeaba en su rostro. Se lo merece más que nadie.

Muerdo mi labio inferior intentando esconder todas mis revueltas emociones. Podría estar saltando en estos mismos instantes por todo el cariño que rondaba por mi sangre.

—Tienes mano dura, le hubieras dado vuelta el rostro. Como a Nick y a mi.

—Aunque es verdad— ríe por lo bajo—, tenemos un maldito examen por hacer. Entremos.

Asiento y cuando voy a tomar la manija de la puerta. Siento su mano rodear mi muñeca. Muevo mi rostro para observarla y busco respuestas en sus ojos.

Ojalá pudiera ver en la mirada de la gente sus vidas como lo hace Felix.

—Suerte, chico de la flecha. No mueras en el intento de sacarte mejor calificación que yo — sus palabras bailan en el aire.

Las flechas de AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora