Valeria
Los días pasaban. Aunque Alex a veces cambiaba de actitudes muy repentinas, cada momento era más lindo.
Su presencia era variada en mis días a días, pasaban horas y horas sin verlo, pero de una u otra forma mínimamente nos mirábamos fugitivamente.
Y esta era una de las ocasiones, ya era lunes de vuelta y el fin de semana se me había escapado estudiando otras materias. Lamentablemente no era matemáticas que poco a poco se iba convirtiendo en mi materia favorita, no pregunten el por qué, ya lo tienen más que claro.
—Ambos se observan como si se pudieran comunicar con la mirada— susurra Cande.
—Mejor dicho, se devoran con la mirada.
Desconecto la conexión que estaba teniendo con Alex en estos momentos y las fulmino con la intención de callarles esas bocas. Ellas no sabían que ya nos habíamos besado, o es lo que creo.
—Mejor hablemos de otro tema— mascullo enojada y avergonzada. Me habían atrapado viéndolo como una loca y eso me colocaba los pelos de punta.
—¿Y cómo qué? Lo más interesante en estos instantes es tu relación con Miller.
—Mentira—contraataco— hay dos temas espectaculares para hablar justo ahora.
—Ilumínanos.
Dejo uno de mis libros de lado y coloco mi almuerzo frente a mi. Una buena respuesta podría ser: comer. Pero me llaman Sherlock, y los misterios de estas dos chicas ya estaban investigandos.
—¿Cuando nos ibas a contar sobre el romance que tienes entre manos, Stella?
La nombrada se sonroja por completo a la vez que deja su labio inferior caer al suelo. Atrapada.
—No sé de que hablas—murmura a lo bajo, intentando pasar desapercibido su sorpresa.
Miro a Cande con una ceja alzada y ambas comenzamos con el interrogatorio.
—¿No pudiste encontrar a alguien mejor?—Alega la rubia.
—¡No sabía que te gustaban los pitufos!
—¡Hey!—dice nuestra amiga con recelo— Ulises no es un pitufo y es un buen partido.
Respiro hondo y ruedo los ojos. ¿El rompe corazones como buena opción? Estamos en un mundo de otro universo.
—¡Lleva dos meses aquí y ya le ha roto el corazón a más de diez personas! Además de mirarte como si le pertenecieras—concluye Jones como si hubiera contado a cada víctima.
Y desde ese instante, se creó un aire espeso entre las tres. Stella contenía la respiración y apretaba su mandíbula con fuerzas, Candelaria la miraba sin quitarle los ojos de encima. ¿Y yo? Pues yo las miraba como se asesinaban con la mente.
—Por lo menos yo no salgo con un chico que es gay— La pelirroja dice mientras traga en seco y con odio puro. Ese comentario fue directo a la rubia que la miró indignada.
—Felix no es homosexual.
—¿Fe-felix?—yo pensé que Cande tenía un ligue desconocido.
Los rostros de mis amigas se palidecen entre segundos. Claramente ellas confiaban más entre ellas y conocían más a los chicos de este pueblo. ¿Pero Felix era gay?
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Las flechas de Alex
Roman pour AdolescentsLos padres de Valei han tomado la decisión: su hija tenía que experimentar nuevas aventuras en un nuevo lugar, haciéndole espacio en la cabaña familiar del pueblo Hopehould. Ella quedará atrapada allí; en un pueblo repleto de nieve, que la dejara si...