9|El plan

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Valeria.

Más le valía que me diga un buen plan o sino lo golpeaba como lo acababa de hacer con ese idiota. Pero más fuerte, no me importaba para nada lastimarme mis nudillos ni absolutamente nada.

Pero en estos instantes lo que si me interesaba eran las siguientes preguntas.
¿Cómo estarán mis amigas? ¿Que le habrán echo a ese estupido? Con un leve movimiento de mi cabeza logré eliminar cada pensamiento que rondaba en mi. Por que, ¿de que servía si yo estaba fuera del colegio y no podía verlo con mis propios ojos?

«Y... bueno, estas con uno de los chicos más deseados el pueblo. Solo te lo recuerdo, Valeria» mi cabeza habló recordándome con quien caminaba hacía un lugar en donde sentarnos.

En estos instantes estábamos entrando a una cafetería no muy famosa del pueblo para no ser descubiertos por nuestros padres o tías. Caminamos aproximadamente media hora sin detenernos y lo más rápido que podíamos para llegar y tener tiempo para que Alex me explique el plan que tenía en mente.

Él me hizo prometer que sí me ayudaba a no ser descubierta y a la vez me ayudaba no se como con todo lo que me ocurría, yo debía darle otra oportunidad para ser amigos.

Estaba claro que él realmente quería que yo no abriera la boca y soltara que me había lanzado una flecha, pero para mi no había problema. No lo iba a culpar ni tirar al agua por tal vez un error de dirección de sus flechas. Además yo podría salir ganando en esto, no me iba a esforzar en nada.

Con lentitud no sentamos frente a frente en una pequeña mesa que se encontraba pegada a la pared con una ventana con las cortinas algo cerradas, yo con lentitud me retiré mis guantes y con placer percibo como el calor del lugar llegaba a mi. Nos habían sacado del instituto unas horas antes de terminar las clases, así que tendríamos tiempo suficiente para elaborar el plan.

Una mesera llegó a nuestro costado con una sonrisa hermosa, okey, no me estaba sonriendo a mi. Sino al chico que tenía frente a mi.
Estaba claro, Alex era guapo. Mucho... pero vamos, ¿era para tanto? ¿Uno realmente se quedaba embobando observándolo?

«La pregunta que realmente te estas haciendo Valeria Brown es: ¿yo lo miraba así?»
Cállate.

El chico de la flecha la ignoró, ignoró su sonrisa y su linda actitud, él solo me observaba con delicadeza y una sonrisa en su rostro.

—¿Qué desean pedir?—pregunta la joven chica, tal vez por su estatura y sus rasgos ella estaba en la universidad. Y trabajaba en sus horas libres.

«Me dicen Sherlock»bromeó mi inconsciente entre risas burlándose de mi pensamiento.

—¿Qué quieres, Brown?—pregunta el castaño animándome a pedir una orden.

Yo con lentitud, despego mi mirada de la suya y observo a la joven que nos atendía con una sonrisa sin dientes:—No deseo nada, gracias.

Ella asiente y ahora gira su maquillado rostro hacía Alexander. Él levanta una ceja dudosa y ladea su cabeza como un perrito que no entendía las palabras de su amo. No quitaba sus radiactivos ojos de mi.

—Claro que quieres algo, no has comido nada. Nos fuimos justo en hora de almuerzo—masculla intentando de descifrarme con la mirada.

Yo solo lo mire más intensamente para que acepte que no tenía hambre. Realmente se me había ido el apetito con tantos regaños. Muchos para un año completo, yo era de esas chicas que con suerte la reprochaban por dejar una puerta abierta, ¡soy más santa que el pan!

—Para ella un chocolate caliente y para mi lo mismo, gracias—dice Miller mientras revisa algo en su mochila que estaba apoyada a su costado en la otra silla de su lado.—lo pago al instante, ¿cuanto es?

Las flechas de AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora