[Dedicado a Natt_997 por ser esa lectora que siempre llega tarde, pero llega]
31| Jodidamente feliz
Valeria
Muevo los libros de mi casillero para sacar los de matemáticas. Hoy Alex no me va a poder enseñar, entonces iré donde Cande y Stella para pasar tiempo juntas y que me expliquen algunas que otras fórmulas.
Guardo todo en mi mochila y siento como una hoja cae al suelo. Al terminar, la busco con la mirada, ya que debía ser mis apuntes desordenados de biología... siempre lo eran.
La tomo y veo lo extraña que se encuentra, estaba escrita con un lápiz negro y sin colores. Yo siempre usaba decoraciones en todos mis cuadernos, no era mío.
Lo estiro para ver de que trataba y me quedo sin aire al leer.
"¿Cuántas amenazas crees que lleva Alexander sobre sus hombros por tu culpa? Muchas. Abre los ojos Valeria"
La dejo caer al leer, sin entender. ¿Qué era esto? Mi cuerpo se queda estético observándola en el suelo. ¿Amenazas?
La vuelvo a recoger con velocidad y viendo si alguien me espiaba, la guardo en mi bolsillo y tomo una gran cantidad de aire, lo guardo en mis pulmones. La necesito para relajar mi desenfrenado nuevo pulso. Todo mi cuerpo reacciona de la peor manera posible, dejándome sin habla y un mareo leve de cabeza. Diablos.
Camino de manera cuidadosa hasta llegar donde mis amigas, les sonrío falsamente ocultando mi preocupación —que no parecieron percatarse— y vamos en camino a casa de la rubia para estudiar.
Terminaba nuestra junta y llamaría a Miller de inmediato. Era un tema de debías conversar si esto no era para darme un estúpido susto. A los chicos del instituto se les daba bien joder momentos.
—¿Todo bien? Te vez desconcertada— habla la pelirroja al ver como cambiaba repentinamente los resultados.
Estábamos en el comedor de la casa de Jones y llevábamos varios minutos practicando.
Invento una excusa de inmediato.
—Me marean todos los colores, letras y números que encuentro.
Ambas ríen.
—Tu misma lo pintaste con la idea que entendías mejor— recalcan mientras cambian mi hoja con amabilidad.
Me sentía en otro mundo. ¿Amenazas? ¿De qué tipo? ¿Por mí? ¿A Miller? Esas si eran mejores preguntas que hacerme, en vez de cual era la sombra de una inútil escalera.
—Mentí —creo un mohín en mis labios—, hoy me siento mal. Lo siento chicas.
Asienten apenadas y se levantan de sus asientos para llegar a mi lado. Me abrazan por los hombros y me entregan un calor inmenso. Ellas eran lo más preciado que jamás pensé tener. Siempre he tenido amistades, pero nunca llegué a quererlas tanto como a estas dos bellas.
Llevo más de seis meses conociendo a estas chicas, y eran las mejores a pesar de que no nos contábamos todo. Éramos buenas amigas.
—¿Quieres contarnos que te ocurre?
—No es nada importante —evito el tema—. ¿Hablamos de otras cosas para desconcentrarnos un rato?
Aceptan y caminamos a la habitación de la dueña de casa. Nuestras palabras comenzaron a fluir creando que me olvidara de la extraña nota. Solo por unos minutos hasta que Miller es nombrado en la conversación.
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Las flechas de Alex
Roman pour AdolescentsLos padres de Valei han tomado la decisión: su hija tenía que experimentar nuevas aventuras en un nuevo lugar, haciéndole espacio en la cabaña familiar del pueblo Hopehould. Ella quedará atrapada allí; en un pueblo repleto de nieve, que la dejara si...