Legado hasta la última pelea
Legado hasta el último enemigo
Legado hasta la última hora
Legado hasta la última bala
Legado hasta el último aliento
Legado hasta la última Esperanza ⚜️
«Recuerda: dentro del nido de las serpientes, tú debes ser una serpiente también»
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― ¿Estás segura de querer hacer esto? ―
Hayley, frente a ella, suspiró asintiendo con convicción.
Thalía dejó sobre una mesa un bellísimo vestido rojo escarlata, mientras se volvía hacia ella, con el ceño entrecerrado. La casa estaba revolucionada, con tanta gente entrando y saliendo, llevando mesas, sillas y un exquisito juego de vajilla de porcelana.
― Mira, no lo sé; no me parece una buena idea. ―
― Lamento decirte que esto no depende de ti, ― replicó Hayley, cruzándose de brazos, ― Con ese cuaderno, Mary ha abierto una puerta a mi pasado, a cosas que no sabía sobre mis padres. ― se humedeció los labios con la lengua, girando la cabeza. ― He pasado muchos años persiguiendo fantasmas, tal vez ésta sea la única oportunidad para detenerlos. ―
― Y entiendo perfectamente. Estás en todo tú derecho, pero hoy en día la magia ya no es segura. ― dijo Thalía encogiéndose de hombros. ― El Hollow está en todos lados, no sabemos si es confiable utilizar un encantamiento para algo tan delicado como eso. ―
― Es por eso que necesito hablar con Freya. ― insistió Hayley, alzando los brazos con exasperación. ― Sé que ella podría identificar si algo está mal. ―
― Hayley... ¡oye! ― exclamó Thalía, sintiendo un empujón por detrás.
― Disculpe, señorita, ― anunció uno de los hombres que transportaba un enorme barril plateado con los accesorios necesarios para hacerlo funcional.
― ¿Qué demonios está ocurriendo aquí? ― cuestionó Hayley.
Thalía volvió a tomar el vestido, apretándolo contra su pecho mientras el hombre depositaba el barril sobre la misma mesa; las redondeadas paredes del artefacto estaba empapadas con agua, mojando el mantel, traspasando la tela.
― Daremos una fiesta. ― respondió.
― Una a la que estás invitada. ― ambas elevaron la vista, observando a Klaus desayunando tranquilamente en una mesa colocada junto al balcón. ― Creo que puedo conseguirte un vestido para la noche. ―
― Pensé que íbamos a irnos, ― objetó Hayley, enarcando una ceja, mientras contemplaba a un grupo de organizadores que acomodaban un arco de globos, ― ¿Y ahora ofreceremos una fiesta? ―
― Una a la que asistirán las criaturas más influyentes de la ciudad, ― explicó Klaus.
― ¿Es consciente de que todo el mundo lo odia, no? ― insistió Hayley, volviéndose hacia Thalía.
