Legado hasta la última pelea
Legado hasta el último enemigo
Legado hasta la última hora
Legado hasta la última bala
Legado hasta el último aliento
Legado hasta la última Esperanza ⚜️
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Le hubiera encantado que todo hubiese sido un sueño, uno muy malo, del que estuviese segura de que pudiese despertar eventualmente. Pero todo había sido tan real como otras tantas veces.
Su abuela les había explicado exactamente cómo es que lograrían solucionar todos sus problemas, y todo había sonado como el más maravilloso cuento, como tantas otras veces. Y todos se habían ido cada uno por su lado, cada uno con sus objetivos en mente.
Había llamado a Alaric esa noche, explicándole en resumidas cuentas todo lo que había ocurrido, y le había rogado casi con suma urgencia que olvidase la suspensión de Hope y volver a admitirla en colegio; Klaus creía, al igual que ella, que era el mejor lugar para mantenerla a salvo y lejos de la ciudad.
Wes, por otra parte, aún no podía marcharse. Él era la clave para ponerle fin a todo. Vincent había dicho que las brujas lo protegerían si era necesario, pero su abuela se había adelantado, y lo había tomado bajo su custodia, trayendo a la casa su propio aquelarre de brujas.
― Henry está muerto ― jadeó Alex, masajeándose la frente con pesar.
Había sido una noche larga para todos, y aquella noticia había sido la gota que colmó el vaso. Nuevamente, las facciones estaban enemistadas, recelosos y al borde de la batalla entre especies; los lobos culpaban a los vampiros, y los vampiros saboreaban la victoria de la venganza, aunque nadie había dado la cara para llevarse el mérito de tan fragosa hazaña.
Henry había sido colgado en una de las tan transitadas esquinas del Barrio Francés, a la vista de todos para que el mensaje quedase claro y fuese más fácil que se corriese la voz; le habían arrancado el corazón sin remordimiento ni asco.
Había sido un espectáculo macabro que había quedado en la retina de todos los que presenciaron el evento. Rápido, las brujas y algunos vampiros decentes habían tenido que moverse entre la multitud, borrándoles la memoria de aquel suceso a todos los civiles que habían quedado pasmados ante lo ocurrido, forzándolos a continuar con la noche como si fuese una más de tantas otras mientras los lobos que estaban en los alrededores se encargaban de bajarlo.
― Lo lamento mucho, ― intentó decir Lexi, pero su voz se vio opacada por el timbrar de docenas de teléfonos que repicaban al mismo tiempo.
Afuera, el ruido era molesto. Klaus había forzado a toda la policía de la ciudad a continuar la búsqueda. En el patio, se había montado una red de búsqueda con una línea temporal con los lugares que había visitado y quiénes habían sido los últimos en ver a Thalía antes de su desaparición.
