Capítulo 12: DeLorean

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Sasuke fue muy amable cuando le permitió quedarse a dormir y no conducir a esas horas de vuelta a la ciudad. El servicio hoy tenía libre, al fin y al cabo, era veinticinco de diciembre, estaba claro que Sasuke les habría permitido irse con sus seres queridos, sin embargo, mientras veía al moreno preparar la cama y poner las sábanas limpias, él se entristeció. Era un buen chico, jamás se hubiera imaginado que un actor con su carisma y popularidad pudiera ser de esa forma. A la mayoría que había conocido en su carrera, eran arrogantes, egocéntricos y se creían demasiado. Siempre pensó que Sasuke sería igual... ¡O incluso peor que ellos pues era el número uno! Las mujeres se morían por él, los productores deseaban tenerlo en sus películas... era simplemente, el hombre más deseado del país.

Su habitación era muy confortable y elegante. Sasuke tenía muy buen gusto para decorar, quizá contrató a alguien, ¿Quién sabe? Pero a Naruto le gustaba esa casa. Podría haberse acostumbrado hasta a madrugar si viviera en una así. Se dejó caer sobre la cama, todavía lleno de harina como iba. No creyó que a Sasuke le importase demasiado que manchase las sábanas.

Se quedó unos segundos tumbado, apoyando su mano derecha sobre su frente. ¿Qué problema tenía su familia con ese chico? No podía entender absolutamente nada. Era agradable, trabajaba bien, completamente independiente y trataba de hacer lo correcto. No se metía en tema de drogas ni nada por el estilo, ¿Por qué le alejaban?

¡Necesitaba una ducha! No quería seguir pensando más en el tema. Seguramente, Sasuke tendría sus motivos para ser tan introvertido y no quería molestarle con sus tonterías. Tampoco creía que fuera a contarle nada. Aquel día, pensó que Sasuke estaría nostálgico y triste, pero... había estado bien. ¡Hasta jugó con la harina con ellos! Le había visto reír, bromear, jugar con el pequeño Ikuto y con Ino, también con él. Era posible que a Sasuke no le importase demasiado o se hubiera hecho a la idea de no ir a su casa en navidad. La cuestión era... que había ido hasta allí creyendo que estaría deprimido y en realidad... estaba bien.

- Necesito una ducha – susurró Naruto al verse lleno de harina, sin embargo, al incorporarse, no encontró toallas a mano. ¿Debería preguntarle a Sasuke o tomar cualquiera del baño?

Salió de su cuarto y caminó por el pasillo hasta llegar a la habitación de Sasuke. Tocó a la puerta pero nadie respondió. ¿Era posible que ya se hubiera dormido? Quizá es que no estaba allí o puede que hubiera ido a la ducha también. No estaba seguro, pero eso le hizo volver a su cuarto. ¡Le gustaba el cuarto de invitados! Al borde de la ventana había una silla reclinable que parecía muy cómoda y sobre todo... con vistas a la gran ciudad. ¡Vivir en la montaña era genial!

Se sentó unos segundos. Quería disfrutar de las vistas. Tokio estaba lejos, pero desde esa altura, podía ver claramente las luces. ¡Sí podría haberse acostumbrado a vivir en un lugar así! Sasuke tenía muy buen gusto.

Sus ojos empezaban a cerrarse por el cansancio pese a que todavía tenía en mente ir a la ducha. ¡Debía hacerse el ánimo pese al agotamiento! Pero sólo consiguió moverse, cuando sus ojos observaron que algo se movía en la terraza inferior. Se fijó mejor, porque al principio, creyó que era algún perro, un gato o quizá algún animalillo del bosque que se había colado, como una ardilla, pero... ¡Era Sasuke! Tumbado en una de las hamacas y tapado con una pequeña manta. Miraba el cielo estrellado pero... ¡Lloraba! Desde esa distancia podía ver que no se encontraba bien.

Todo el día pensó que se preocupó por nada, que realmente no le importó lo de su familia y ahora se daba cuenta... que no era cierto. Sólo estuvo distraído un rato. Ahora que se encontraba solo de nuevo, volvía a estar triste y pensaba en el tema. Por un momento, pensó en bajar y hablar con él, en intentar hacerle compañía al menos para que no pensase en las cosas que le ponían así pero no pudo hacerlo. No tenía tanta confianza con él como para hacerlo. Seguramente él se habría sentido peor de saber que alguien le veía en ese estado deplorable. ¿Cómo un padre llegaba a despreciar así a un hijo? Naruto no podía entenderlo. Si él tuviera un hijo... jamás habría hecho algo semejante, no se le pasaba por la cabeza.

Nunca lo imaginé (Naruto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora