❀ | Day 1: First Kiss

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Sus propios gimoteos acompañados de unos hipos de vez en cuando eran lo único que podía llegar a sus oídos en ese momento, sus pies le dolían después de haber estado corriendo por el bosque con la intención de alejarse del chico de cabello melocotón, pero este malestar quedó en el olvido al igual que esa herida en la rodilla. Abrazó sus piernas con cuidado, queriendo que la tierra se lo tragase de una buena vez. Había hecho enojar a Sabito... y como resultado, se armó una discusión que le lastimó demasiado por las palabras que se dijeron en ella.

No era mentira el que era débil, inferior e incomparable con la fuerza y determinación de Sabito, era incapaz de mantenerse firme incluso para darle frente a un humano, a su amigo... su mejor amigo. ¿Cómo iba poder enfrentarse a lo que le espera en la Selección Final? No podría, no, nunca lo lograría.

Su corazón se detuvo por unos segundos cuando el toque frío en su hombro le sacó de sus pensamientos, su pequeño cuerpo, manteniendo el calor de aquella corrida de hace unos minutos, tembló notoriamente y, al darse vuelta con rapidez, no pudo evitar sentir unas pequeñas ganas de querer huir nuevamente.

— Sabito, yo-

— Cállate. —fue lo que él le dijo con algo de brusquedad, antes de tomar asiento a su lado sin decir nada más.

Tan solo se quedaron ahí ambos, en silencio, uno al lado del otro, sintiendo el frío del aire y la calidez de la compañía mutua. Esperó el regaño de Sabito, el "No vuelvas a huir, tienes que ser un hombre y dar la cara, Giyū"; pero no llegó nada de eso. Muy por el contrario, pudo apreciar el sonido de las respiraciones del otro chico y el cómo éste miraba hacia el frente, los dos negándose a hablar.

¿Por qué no podía "ser un hombre"? ¿Por qué tenía que ser tan débil...?

— No eres débil, Giyū.

— ¿E-Eh?

— Eres fuerte, mucho más de lo que te imaginas —le escuchó hablar entre el canto del viento chocando con las hojas de los árboles—. En serio, eres fantástico, con un potencial del cual desgraciadamente eres inconsciente, con tus tiernas mañas y con todo lo demás. Deja de buscarte defectos y decir que prefieres estar muerto, ¿no te das cuenta de todas las cosas buenas que hay en ti, Giyū? ¿En todo lo que la gente te ama?

No, no se daba cuenta... ¿La gente le amaba? No podía pensar en eso, porque cada vez que pensaba en lo mucho que su hermana lo quería y cuidaba recuerda aquella noche, esa donde ella lo ocultó del demonio que luego la terminó matando.

Abrazó sus piernas con un suspiro entrecortado, negándose a la idea de continuar pensando en eso.

— No te digas que no eres amado, que eres poca cosa, que quieres morirte —su mirada se dirigió a Sabito en ese momento prestándole completa atención, perdido entre las palabras de él y el calor ahora en las manos ajenas, puestas sobre sus mejillas para hacerlo mirar su rostro al hablar—; Tampoco dejes que alguien te diga que no eres amado, que eres odiado. ¿Y sabes qué? Que se vayan a la mierda si te dicen eso.

— Pero-

La excusa que diría a continuación fue callada de inmediato.

Su mente estaba nublada, ¿qué pasaba? ¿Por qué su estómago se sentía de aquella manera tan extraña? Le costó, pero después de unos segundos un sabor dulce golpeó sus sentidos. Era débil, no imbécil, sabía muy bien lo que estaba haciendo Sabito, lo que no sabía era qué carajos tenía que hacer porque- Dios, Sabito, su mejor amigo, estaba besándole.

Su pecho se sentía cálido, su pequeño corazón estaba latiendo con fuerza, su cuerpo se concentró tan solo en el suave toque de los labios ajenos con los propios. Ignoró la temperatura del viento, el sonar de los árboles, e incluso el mismísimo atardecer fue ignorado por Giyū en ese momento.

— ¿Ves? No es tan difícil ser un hombre y dar la cara.

No respondió nada.

Únicamente se encargó de buscar alguna respuesta para lo que sucedió, no había caso, su mente estaba en blanco, sin ninguna idea. Su mano se dirigió con timidez hacia sus propios labios, donde el calor aún estaba impregnado a pesar de los segundos que pasaron desde que se separaron.

—...Ni una palabra de esto.

Le escuchó decir luego de un tiempo de silencio, notando el tono carmesí que tiñó las mejillas del chico a su lado y su expresión tratando de ocultar lo avergonzado que estaba. Giyū, como respuesta, se dedicó a mirar sus manos con una sonrisa tímida en su rostro ya calmado y sonrojado.

Definitivamente, Sabito sabía volver sus malos días en los mejores de su vida.

『«雨男 | Ame Otoko»』||Demon Slayer/Kimetsu no Yaiba||《SabiGiyuu》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora