❀ | Day 6: Marriage Proposal

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Desde que se conocieron de pequeños hasta ahora, Giyū siempre ha sido el único que lo ha hecho ponerse nervioso. No ha vacilado ni con los demonios, ni con las Doce Lunas Demoniacas, ni siquiera con la idea de la aparición Muzan, nada, pero cuando se trata de él, siempre se siente ansioso, nervioso, inexperto...

De niños se sintió igual que actualmente, atrapado, incapaz de verle a la cara por lo menos un segundo cuando fue consciente de sus sentimientos. Fue un maldito infierno el decirle a Giyū, que era su mejor amigo en ese entonces, lo mucho que lo amaba; Y luego de ocho años de relación, vuelve a estar atrapado en la inseguridad y nerviosismo. Mitsuri le intentó calmar diciendo lo mucho que se amaban los dos, que lo lograría, que él le diría que sí y podrían "ser felices para siempre", pero eso no quitaba el hecho de que aún no conseguía porque, cada vez que intentaba, su voz o no salía o alguien le interrumpía.

Como en esa ocasión donde logró hablar con Giyū un poco antes de intentar preguntarle. Obviamente no logró ni comenzar la pregunta, porque llegó gritando Sanemi reclamando algo que no escuchó de todas las maldiciones mentales que dijo esperando que el karma ayudase un poco.

En la siguiente ocasión fue Shinobu, para hacer un comentario sobre el disgusto que le provocaban. Más adelante fue Rengoku, que les llamó por una reunión, Obanai apareció de la nada, Tanjirō le interrumpió sin querer, Murata saludándolos, y así casi todos los que conocía.

Mitsuri se compadeció de él en silencio, era demasiado consciente de eso.

La noche fresca le pilló caminando por su finca con la intención de sentarse en aquel punto de ella donde las estrellas se veían sin nada que estorbase la vista, donde la luna reluciente estaba en lo alto del oscuro cielo, donde se sentaba en silencio tratando de no pensar en nada, escapando de sí mismo, de todos.

¿Por qué no podía? ¿Es acaso que todos están poniéndose de acuerdo para aparecer de la nada? O quizás sea porque se le estaba destacando el hecho de que en los momentos donde pudo, guardó silencio sobre el tema. ¡Era un hombre, debería ser directo y preguntarle! Tengen se reiría en su cara de seguro, después de todo, él tiene tres esposas, ha pasado por lo mismo tres veces y salió victorioso.

Los pasos suaves de alguien a su lado le sacaron de sus pensamientos negativos con tanta delicadeza que no se molestó ni un poco. Entre la luz de la noche, mirando a su lado, logró ver el rostro fino de su novio sin la sonrisa tímida que traída cuando pequeño, de no haberlo conocido tanto no se hubiera dado cuenta del cómo se debatía consigo mismo en si hablar o no.

Ambos se quedaron mudos, esperando que alguna idea de cómo iniciar la conversación les llegase a la cabeza. El de ojos azules no se sobre saltó cuando notó como Sabito soltaba un suspiro levantándose con calma, mas sí sintió su corazón acelerarse cuando el más alto se le acerco con lentitud y tomó sus manos con las suyas para dejar un beso cuidadoso y largo en su frente.

No le preguntó qué pasaba, al contrario, esperó pacientemente a que él le contara sobre lo que tanto ha estado dando vueltas en su mente, eso que intentaba decirle desde principios del mes. Las manos tibias ajenas acariciaron las propias al compás del sonido de las respiraciones de ambos, cerró sus ojos oyendo los sonidos de la noche, sintiendo las caricias del otro Pilar.

— Hemos pasado años juntos, desde antes de los trece hasta ahora —Sabito le dijo con una gran ternura en un pequeño susurro. No lo vio, pero supo que tenía una sonrisa ante todos los bellos recuerdos juntos; él también sonrió, con un leve rubor en eso de que sintió como él presionaba sobre el dorso de su mano otro delicado beso—. Y no sabes lo mucho que anhelo el poder vivir más junto a ti... Pero antes quiero preguntarte algo, 'Yū.

¿Qué cosa? Se preguntó a sí mismo el de cabellos negros en la callada espera. Le miró en ese segundo, observando el mismo par de ojos color lavanda que cuando pequeño al despertarse de una pesadilla, el mismo sonrojo que la vez en que tuvieron una charla con Urokodaki-sensei, de quien Sabito tomó su apellido. Se dio cuenta del titubeo leve en las caricias, pero no dijo nada, sino que esperó sin interrumpir a la pregunta.

— ¿Te casarías conmigo? —su corazón se le fue a la garganta a Sabito apenas las palabras salieron de su boca, la presión en su pecho continuaba estando presente sin disminuir ni siquiera un poquito, pero mostró una sonrisa suave al poder apreciar el asombro en el semblante del chico y el brillo que se instaló en sus ojos— Tomioka Giyū, ¿serías mi esposo?

Solo eran ellos dos en una noche tranquila del mes de febrero, días antes del cumpleaños número veintidós del joven con haori rojo oscuro. Los latidos de su corazón los escuchaba en sus oídos de lo alterado que estaba esperando alguna respuesta.

Tan concentrado estaba él y tan aturdido estaba Giyū, que ninguno de los dos se dio cuenta del gran esfuerzo que estaban haciendo, a cierta distancia de ellos, el chico con la cicatriz en la frente y el rubio cerca de su misma edad para cubrirle la boca a un inquieto Inosuke, que estaba de zafarse del agarre para empezar a hacer preguntas en voz alta queriendo saber por qué ellos estaban tan silenciosos con la demonio mirando a los dos mayores.

Nezuko levantó los brazos formando puños haciendo sonidos bajos totalmente felices, luego de haber visto como el Pilar que tanto le recordaba a su madre por sus rasgos finos y su actitud calmada se cubría la cara asintiendo con una cantidad de vergüenza que nunca había visto en su rostro relajado. Le gustó ver la felicidad que a ambos le rodeaba cuando estaban juntos.

— ¡¿Dijo que sí?! —preguntó en un grito muy bajo Tanjirō una vez que Inosuke se dejó de mover, tratando de entender qué festejaba la chica con el bambú en la boca. El mayor de los hermanos, al ver la respuesta afirmativa de su hermana sonrió con entusiasmo, algo que imitó el resto del grupo presente.

『«雨男 | Ame Otoko»』||Demon Slayer/Kimetsu no Yaiba||《SabiGiyuu》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora