La fría brisa de otoño movía con una brusca delicadeza las ramas de los grandes árboles, acariciando también la piel de las personas o el pelaje de los cuantos animales que habían, las hojas cayeron al suelo como plumas de las aves en vuelo y el aire cargado de aromas como el de la leña siendo quemada a la distancia era fácil de apreciar... Para todos, mas no para él... ni para Makomo ni para ninguno de los otros niños. Al menos él podía recordar eso, incluso si dejó de sentirlos u olerlos hace ya ¿ocho otoños..?
Buscó alejarse, obtener noticias de él, ir con él... Pero el mismo territorio que conocía como la palma de su mano era el que le tenía atrapado y, para peor, escuchó una conversación entre el hombre que le crió y el mayor de los Kamado que giraba en torno a la persona de su interés: Sus esperanzas, tal como su máscara tras el golpe que le quitó la vida, quedaron hechas añicos al oír que él no volvería.
Entonces llegó ese día, ese donde su cuerpo se sintió ligero cual nube, libre de lo que le tenía atado, libre de poderse ir, de descansar: Él se despidió de los demás... y se quedó, se quedó dónde la persona que necesitaba estaba, donde la persona a la que le había jurado que, sin importar qué, acompañaría y cuidaría hasta que ambos hayan cedido se encontraba respirando sin decir ni una palabra. En su caminata logró encontrar el fin del bosque, por fin, luego de años... Su caminar calmado se llenó de determinación, transformándose en pasos largos y rápidos y terminando en una carrera que tenía como objetivo la ubicación de El Pilar de Agua, su mejor amigo, Tomioka Giyū.
Estaba preparado para todo, para volver a encontrarse con la voz entusiasta de Tanjirō, para escuchar la voz tímida e igualmente cálida de Tomioka, se preparó para ver a un chico de veintiuno, no a su amigo de trece años, se imaginó escenarios y para todos esos se preparó; Pero, el ver la mirada seria de él, sin ese brillo en sus ojos, el no escuchar su voz o su respiración vacilante al estar solo, maldición, eso fue el peor escenario, justo ese fue por el que rogó para que no sea real porque... porque él no sería capaz de darle frente.
— Perdón...
¿Podría él escucharlo? ¿Podría él sentirlo a su lado? Porque él sí pudo sentirlo, sí pudo sentir su piel fría en la habitación oscura donde dormía, su piel suave reaccionar levemente bajo su toque, la pena que traía el llorón de su mejor amigo bajo esa mirada vacía que le dedica a los demás. Se odió, odió los días de entrenamiento, odió las heridas que se había hecho en las practicas, los "estoy mejorando" que dijo cuándo lograba lo que antes no, todo eso lo odió, tanto como los cazadores de demonios odiaban a Muzan y su grupo, e incluso más... No fue suficiente, nada de eso fue suficiente, pues de haberlo sido estaría vivo, estaría junto a él abrazándole cálidamente con amor, sin dejar que su piel sufra por el frío, viendo su sonrisa y pasando su mano por sus cabellos mientras tararea algo... No estaría a su lado como alguien invisible, alguien incapaz de decirle lo mucho que lo ama.
— Giyū, lo siento... Tuve que haberme quedado contigo, así- —su voz se le atrapó en la garganta en eso que trataba de ser un hombre, ser fuerte... por él y para él— así hubiera podido estar contigo ahora. Perdón, te fallé...
No recibió respuesta esa vez, ni tampoco los días siguientes... Más aun así, continuó a su lado en los días, cuando él se preparaba para salir en eso que dejaba un suspiro desanimado, pasado su mano cuidadosamente sobre el haori de su hermana y el de él antes de ponérselo sobre el uniforme, se la pasó a su lado en las tardes, cuando ignoraba los comentarios burlescos de la chica mariposa –a quien le guardó algo de odio por todas las cosas que le decía–, cuando iniciaba su viaje dependiendo de la misión que le daban... También se la pasó a su lado en la noche, esas frías noches en las cuales su mirada vacía se fijaba en el demonio frente suyo o en las sabanas de su futón, sin lograr dormir hasta la mañana del día siguiente.
Estuvo, está y estará a su lado.
— ¡Oh, buenos días Tomioka-san! —la voz emocionada y empática que se le hacía tan reconocible le hizo tener algo de esperanzas. ¡Tanjirō lo había visto antes! ¡Él le podía ayudar a hablar con 'Yū! ¡Lograría consolar a su mejor amigo y-!— ¿Cómo estás hoy? —pero él pasó por su lado con esa sonrisa en su rostro, mientras que el mundo de Sabito se hundía como una piedra lanzada al mar.
El único que efecto sobre él fue apenarlo más, la voz de Giyū llegó a sus oídos unas pocas veces, tan pocas que podía decir con seguridad que dijo solo dos frases en todo ese rato, frases directas, sin divagaciones que le permitieran escuchar más el tono de voz ajeno... Que gracioso es, ahora que lo piensa, la mala suerte; Nada le resulta como planea, entrenó para convertirse en un cazador de demonios y proteger a su mejor amigo, murió el último día de la Selección Final; dejó de sentir el calor y el frío una vez murió; quería sentir el calor de las mejillas de Tomioka cuando posara su mano, pero sintió el frío impregnado en su piel; quiso ver la expresión tímida ajena, pero se encontró con una mirada vacía... Sólo una cosa le resultó, sólo una promesa cumplió: protegió a Giyū con su vida.
Se quedó sentado con los ojos cerrados, sujetando la máscara que Urokodaki-san hizo para él mientras que estaba espalda con espalda con el pelinegro concentrándose en sus respiraciones calmadas, en el tiempo que pasaron juntos y el que no; le pilló desprevenido el gesto de Tanjirō, quien movió su mano en su espalda evitando la mirada del mayor.
— No me podía ir, no aun, Tanjirō —una sonrisa suave fue la respuesta que obtuvo con un asentimiento de su parte, eso fue todo lo que necesitaba para saber que él le apoyaría. Cayó el silencio entre los tres... Justo ahora que tenía la posibilidad de decirle todo lo que quería desde hace años, ni una frase coherente se le venía a la cabeza—. Nunca quise dejarlo —fue su primer comentario—; sólo quería protegerlo... Lo extraño muchísimo.
— Tomioka-san... Él lamenta lo que sucedió —dijo él pasando el mensaje, como el puente que era en ese momento entre el espíritu y el Pilar que le cuidó desde el principio. Comprendía el dolor del más alto, o estaba cerca de comprenderlo... Y también creía poder hacerse una idea de la horrible impotencia que Sabito debía sufrir día a día desde que falleció—, quería protegerte... Dice también que te extrañ-
— No sigas. —fue la respuesta que ambos obtuvieron. Ni él ni Tanjirō estaban preparados para escuchar eso. Se levantó rápidamente de su lugar y se paró delante de él; ¡no podía ser verdad, no aceptaba esa respuesta, no, nunca! Verlo sentado ahí, aun medio aturdido luego de haberse dado cuenta de a quien se refería, con el labio inferior temblando tan sutilmente que con suerte se dio cuenta, maldición, se le destrozó el corazón en ese mismo instante.
— Lo lamento, no sabes cuánto... —notó la incomodidad y pena del joven, quien volvió a trasmitir sus palabras como anteriormente, con más cuidado— ¡Quería volver contigo, en serio deseaba volver! Sabes que nunca dejé de prometerte una vida a tu lado, prometerte que estaría siempre cuidándote, vigilando que no te despreciaras: ¡pues aquí estoy! Aunque no como te lo prometí... —se quería ir, huir, lo notó por la tensión en sus hombros, sus pies retrocediendo y su expresión de cachorro dañado ante las palabras del menor, sus palabras—. Te amo muchísimo... —algo hizo click en la mente del de cabellos rojizos al escuchar esas palabras, había tenido una idea de la unión entre Sabito y Tomioka, pero, ah... Zenitsu dio en el clavo. Ahora sentía más pena por los dos.
El chico con el haori de dos estilos diferentes no respondió, eso fue como estar en el infierno para Sabito. Su mirada fija en el suelo, respirando con dificultad... Juraba que él se iría sin decir más.
— Giyū...
— Yo igual... —su voz, cual susurro doloroso que desgarra la alma de quien le oye, haciendo que su corazón se encoja por el inmenso dolor ajeno, llegó a sus oídos haciéndole sonreír con una triste alegría—. Tuve que detenerlo...
— Lo intentaste, yo tuve que haberme quedado.
— Me haces falta, Sabito...
— Aquí estoy, aquí estaré... a tu lado.
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『«雨男 | Ame Otoko»』||Demon Slayer/Kimetsu no Yaiba||《SabiGiyuu》
Fanfiction❝Ame otoko literalmente quiere decir Hombre-Lluvia, y se refiere a la persona cuya presencia siempre va acompañada de lluvia o el mal tiempo.❞ El tiempo y los sentimientos son un arma de doble filo, y eso lo tenían más que claro los dos. ・・・・・・・・ ❃¡...