El sonido del viento corriendo por entre los arboles fueron una melodía delicada que sonó a al compás de las gotas que caían cada cierto tiempo al pequeño charco que se había formado en alguna parte del patio donde los cazadores de domino, no le importaba de todas formas, estaba demasiado mareado como para disfrutar del ruido cuidadoso a las afueras de la habitación donde reposaba con la temperatura fuera de los normal.
— Me desobedeciste —le escuchó decir en un tono bajo al chico de haori color rojo oscuro y ojos color azul profundo. No fue un regaño, cree, pero sí sonó como uno. No esperó más comentarios ni se imaginó toda una larga charla donde el chico que años atrás tenía que ser protegido ahora le exigía que se cuidara a sí mismo, sabía que Giyū era así, directo y de pocas palabras—. Te dije que no te quedaras con la ropa húmeda.
— Lo sé, lo sé. Pero veamos el lado bueno, ahora puedo tener un buen rato junto al amor de mi vida —sonrió juguetonamente mirándole, duró poco, porque luego estornudo uno, dos, tres veces con el dolor punzante en su sien trayéndolo a su estado de mareo... nuevamente.
— Mejor concéntrate en descansar bien, Sabito.
Con eso la conversación terminó y el silencio se abrió paso otra vez en la habitación por unos minutos, no sabe cuántos. Pero ahí estaban ambos, abrazándose sin decirse nada, tan solo expresando su cariño con suaves toques con los ojos cerrados; Miró sin moverse mucho el cabello de su novio entre sus dedos, jugando un poco con el mientas que escuchaba la respiración ajena, olvidándose del dolor momentáneamente. Giyū estaba apegado a su pecho cómodamente, perdido en la calma que le daba el sonido de los latidos de su corazón y las caricias cuidadosas en su cabeza.
Pocas veces han tenido la oportunidad de estar así ahora que ambos son pilares, es complicado, pero si desde niños pudieron estar juntos sin que su amistad se acabara incluso si estuvieran entrenando todo el día sin tener una conversación propiamente como tal, ¿qué podría ahora interferir su relación? Era cierto que no en todas las misiones se les mandaba juntos, pero la distancia por un largo periodo de tiempo consiguió que se unieran más en momentos como este.
Fue tal la calma entre ellos dos que, entre el cansancio y la fatiga que mantenían acompañada del ambiente pacífico que les rodeaba, terminaron ambos durmiéndose.
A la mañana siguiente no se sentía tan mal, de hecho, Shinobu le dejó marcharse con esa sonrisa de tranquilidad y con una advertencia "Ya puedes largarte. Y no vuelvas a aumentar el número de pacientes nuevamente por un simple resfriado".
Giyū partió temprano a una misión que se le había designado, para su mala suerte, por lo que despertó solo con la soledad, sin poder apreciar el rostro de su novio durmiendo a su lado.
— ¡Oh, casi lo olvido! —la voz de Tanjirō sonó con sinceridad, mirando a su hermana demonio— ¿Sabes a qué hora llegará Tomioka-san?
— Por la carta que me mandó: en media hora.
— ¡Bien! ¡Aun tienes tiempo Nezuko!
Bastó eso para que la demonio hiciera un sonido a la par que asentía con los ojos cerrados. Luego de eso se quedó a solas con el joven Kamado, viendo como la chica se alejaba mirando a todos lados con atención, como si se encontrara buscando algo completamente aferrada a la idea de conseguirlo. Sonrió suavemente a la imagen nostálgica de Giyū en el monte donde entrenaban corriendo con una sonrisa, totalmente diferente a como es hoy a sus veintiún años.
— Se le ocurrió la idea de llevarle flores la otra vez. —comentó él con una sonrisa.
Nezuko llegó corriendo cuando media hora exacta pasó, decir que venía con más de un ramo de flores en los brazos era algo correcto, venía con calma, rodeada de un aura feliz e inocente que le hizo olvidar el que era, de hecho, un demonio. Se paró frente a los dos con un "¡Hm-Hmm!", extendiendo la increíble cantidad de flores de diversos tipos y colores.
Él tan solo pudo sonreír cuando ella separó las flores en tres ramos y le entregó uno.
Giyū llegó diez minutos más tarde de lo que había dicho, dando una disculpa únicamente. No le tomó tanto tiempo ver como la demonio corría hacia él haciéndolo retroceder por el abrazo rápido en el que se vio envuelto, no la aparto, pero tampoco la abrazó, tan solo posó su mano cuidadosamente sobre su cabeza antes de poder darse cuenta de que el otro chico de cabello rojizo imitaba la acción de su hermana.
Nezuko le miró luego de un corto tiempo, extendiendo las flores que había juntado.
Sabito llegó después de eso, caminando hacia él con una sonrisa protectora decorando su rostro, acercándose hasta el punto en que llegó frente suyo sujetando las flores con una mano y, con la otra, acariciando su mejilla con amor.
Su pecho fue llenado por una sensación cálida, cuando, posterior a una bienvenida, la distancia entre los dos desapareció con un beso.
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『«雨男 | Ame Otoko»』||Demon Slayer/Kimetsu no Yaiba||《SabiGiyuu》
Fiksi Penggemar❝Ame otoko literalmente quiere decir Hombre-Lluvia, y se refiere a la persona cuya presencia siempre va acompañada de lluvia o el mal tiempo.❞ El tiempo y los sentimientos son un arma de doble filo, y eso lo tenían más que claro los dos. ・・・・・・・・ ❃¡...