El sonar del agua corriendo fue un recuerdo vívido en su mente, un sonido tan claro que llego a asfixiarse de la impotencia que sentía al estar atrapado sin salida y no poder hacer nada para cambiarlo. Entonces sus pensamientos fueron borrados por el suave sonido que provocaron las pisadas de quien, a diferencia de los otros humanos que conoció desde que lo sacaron y alejaron de su hogar, ha estado haciendo de todo para ayudarle.
Al principio ni siquiera le miraba, trataba de alejarse lo más posible de aquel par de azules ojos que le habían golpeado tan bruscamente, arrebatándole el aire y haciéndole sentir el calor en su cara, trató de no responder a las escazas preguntas que él hacía, trató de no preocuparse por él en aquellos días donde su figura no aparecía hasta el día siguiente con un cansancio que confirmaba lo cerca que estaba de desmayarse de mero sueño. Pero falló, no cumplió lo que se había comprometido a hacer... Se sintió un fracaso, más no se arrepintió.
Amó el silencio cómodo después de una pequeña charla, el brillo en los ojos ajenos cada vez que le respondía alguna pregunta sobre el océano, su timidez o poca experiencia con el socializar, el cómo no captaba las indirectas que a veces le decía y se quedaría pensando por unos segundos para luego abrir la boca con vergüenza. Maldición, ama a Giyū, esa es la cosa.
— ¿Sabito...?
— ¿Sí?
— Cuando vuelvas a tu hogar, no vas a regresar... ¿cierto?
Y esa era la verdad, la que desde un inicio le dijo al chico precisamente para evitar este sentimiento que ahora tanto les mata por dentro a ambos y tanta vida les da al mismo tiempo. El volver no era algo seguro, los humanos se estaban adueñando de los mares y la posibilidad de ser encontrado por gente con malas intenciones era muy alta en estos tiempos.
Dolió, dolió tanto que su voz no salió...
Su mano pasó cuidadosamente por sobre la otra, atrayéndola a sus labios con ese inmenso amor que le tenía para así depositar un suave beso que esperaba –y rogaba– que quedase grabado en la memoria del chico por años, entrelazó sus dedos luego de unos segundos, tirando delicadamente como una invitación silenciosa a que Giyū se adentrase a la piscina donde Urokodaki-san lo puso mientras planeaba como devolverlo al mar sin ser vistos.
Él chico de dos piernas dejó un suspiro en el aire en eso de que el frío del agua acariciaba su piel a medida que se zambullía con los ojos cerrados. Eran tan tierno desde el punto de vista del dueño de esos hermosos cabellos color melocotón.
— 'Yū... Yo- —no pudo disculparse.
Enterró su rostro en el hombro del humano queriendo tan solo poder apreciar este momento, esta oportunidad... Sus manos pasaron cuidadosamente por sobre la piel clara del contrario queriendo grabar en su memoria detalladamente la suavidad de ésta, la forma de sus caderas, el cómodo calor que se instalaba en su pecho sin apuro con tan solo poder tenerlo así de cerca, el suspiro que soltó cuando rodeó con sus brazos su cuerpo con la idea de no dejarlo ir por un rato... Quiere recordar a Giyū, y quiere que Giyū lo recuerde de la misma manera que él lo hará...
Porque Sabito no volverá....
Y Tomioka es consciente de eso.
No sabe cuánto tiempo se quedaron abrazados, pero obviamente no fue mucho.... Ni lo suficiente.
Cuando el más callado se separó un poco, pudo notar –gracias a la cercanía– la tristeza que cubría su mirada; el cómo posó sus manos sobre sus hombros con la intención de aun no alejarse completamente fue una acción que logró arrancarle una sonrisa dulce. En aquel momento, se dedicó a cerrar sus ojos pacíficamente, sintiendo la respiración ajena chocar con sus labios de una exquisita forma.
El ambiente eran tan sereno entre ambos, que quienes le viera juraría que sus corazones están en las misma, error, el amante de la biología marina escuchaba los latidos acelerados en sus oídos y en más de una ocasión una respiración vacilante entró en escena de su parte. Sabito sonreiría ampliamente como respuesta, posterior a reír en voz baja.Fue luego de eso, que sobre los labios rosados del de ojos color azul dejó un beso largo afable, saboreando con ternura la poca experiencia del otro, un ósculo ligero y firme al mismo tiempo, dicen por ahí. Las manos de Giyū dejaron sus hombros para así tomar lugar en sus mejillas y él, que desde el primer momento en que lo vió cayó bajo sus encantos, no pudo sino adueñarse nuevamente por un corto tiempo de sus encantadores labios apenas se separaron.
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『«雨男 | Ame Otoko»』||Demon Slayer/Kimetsu no Yaiba||《SabiGiyuu》
Fanfiction❝Ame otoko literalmente quiere decir Hombre-Lluvia, y se refiere a la persona cuya presencia siempre va acompañada de lluvia o el mal tiempo.❞ El tiempo y los sentimientos son un arma de doble filo, y eso lo tenían más que claro los dos. ・・・・・・・・ ❃¡...