✰ | Day 3: Christmas

174 25 20
                                    

Sus manos estaban heladas, su nariz de un tono rosado y su cuerpo de tez clara temblaba de vez en cuando con la brisa fría que golpeaba su piel mientras caminaba en dirección al departamento que habían arrendado con su hermana mayor en New York. Agradecía en lo más profundo de su ser la oportunidad de poder estudiar en el extranjero, realmente lo hacía; no obstante, aún no se acostumbraba a las diferencias.

Ni al estar lejos de esas sonrisas apasionadas con las que se encontraba gran parte del tiempo allá al otro lado del mar.

El llegar y sentir el calor familiar fue un consuelo silencioso a su doloroso añoro.

Era noche buena y, sinceramente, de buena no tenía ni un poco. Su hermana le decía con sonrisas suaves que no debía estar tan desanimado, que era una época y celebración tan bonita, tan pacífica y significativa... Pero llámenle inconformista, llámenle mal agradecido, llámenle cuantas cosas quieran, porque la presencia de su hermana no era lo suficiente para apagar su sufrir ante tanta lejanía.

Este es su segundo año en los Estados Unidos, su segundo año sin recibir ninguna noticia de Sabito....

— ¿Has intentado llamarlo?

— Sí, no responde ni mis mensajes.

Y se siente morir con cada maldito segundo... Fue de la nada la pérdida de contacto, él ya no le escribía, no le llamaba, ni tampoco continuó con esa costumbre suya de aventurarse en el bosque donde el hombre que le crió vivía buscando algo que llamase su atención y así poder aplicar ese espíritu de fotógrafo que tantas sorpresas le había robado cuando, estando distraído mirando a la nada, él le tomaba una foto y luego, a sabiendas de que no le gustaba mucho eso de las redes sociales, lo subiría en alguna plataforma.

Otra sonrisa consoladora apareció en el rostro preocupado de Tsutako.

— Quiero volver a Japón...

No aguantaba, ya no, no era capaz de enfrentarse a la falta de aire por las noches y el nerviosismo que le carcomía por dentro incluso con el pasar del tiempo. Quizás era porque Sabito era uno de los pocos amigos que tiene, su mejor amigo de hecho... Quizás era porque lo quería de la forma que Zenitsu dice querer a Nezuko.

Con la chica tomó el tema una vez, únicamente con ella, con sus padres sería una obvia respuesta negativa y no estaba listo ni emocional ni psicológicamente para ver la decepción en sus ojos al saber que su único hijo varón no era atraído por las chicas; Confiaba en ella tanto como lo hacía con Sabito, siempre tan directa pero tan dulce a la vez, por eso cuando ella le dijo que estaba bien, que estuviera tranquilo, sintió que no estaba solo en esto...

— Por cierto, hay un regalo para ti —se atoró con el té caliente. ¡¿Qué?!—. "No es necesario, ya no soy un niño" —comentó ella riéndose con amor—. Anda, ve, está esperándote en la sala.

Insiste, no era un niño... Se fue pensando eso mientras se dirigía al lugar nombrado.

Frunció el ceño ante la caja frente a él.

Respiró con dificultad apenas lo vio, ¿cómo? ¿Qué? Miró a la mujer con quien vivía, esperando alguna respuesta coherente al por qué había una caja tan grande ahí, junto al árbol bien decorado. ¡Ni siquiera era la hora! ¡Que alguien le explique! Le suplico una y mil veces a su hermana para que dejase de reírse con fuerza y grabarle, ¡necesitaba respuestas!

— Ábrelo, me costó mucho traerlo para ti.

Dulcemente le motivó, sin bajar el celular en ningún momento. Eso le puso más nervioso que antes. ¿Quería asustarlo acaso? Pues lo estaba logrando.

— Tsutako, no...

— Tsutako, sí —corrigió—. ¡Vamos! ¿Qué esperas?

Entonces, con el corazón latiendo a mil y su cuerpo temblando levemente por la inseguridad que sentía, abrió la caja con cuidado. Los ojos se le pusieron llorosos de inmediato y, como quien deja caer un vaso por el susto, fue golpeado por un frío inmenso que le hizo temblar mientras que extendía sus brazos, aún demasiado impactado como para decir algo con sentido, al mejor regalo que pudo recibir en toda su vida.

No recuerda haber llorado tanto ese año, llorar de felicidad. El aroma conocido llegó a su nariz como el embriagador chocolate caliente llegaba a las bocas de los estadounidenses en estas épocas, el calor le rodeo mientras que unas risas que tanto amaba llegaban a sus oídos al igual que el llanto propio y ajeno, sintió la mano del dueño de esa cabellera única apretar el abrazo negándose a soltarlo después de un largo tiempo sin tenerse uno junto al otro, su mentón apoyado sobre sus cabellos negros susurrando unos calurosos "Ya llegué, Giyū, ya llegué" fueron parte de las pruebas que confirmaba el hecho de que todo era completamente real.

— Feliz Navidad, Tomioka Giyū.

『«雨男 | Ame Otoko»』||Demon Slayer/Kimetsu no Yaiba||《SabiGiyuu》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora