27. Despertar

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— ¿Por qué no empezaste esto desde antes? — preguntó Donghwa con una sonrisa.

— Porque no sabía que lo disfrutaría tanto — respondió Donghae y encogió los hombros.

— Realmente me alegra que al fin hayas decidido dedicarte a algo más que conducir esa porquería por las calles de cualquier ciudad.

— ¿Por qué todos odian mi motocicleta? — preguntó exasperado el castaño.

— Porque tienen menos diez de medidas de seguridad — respondió Donghwa con los labios fruncidos.

Donghwa, Siwon, y hasta Kyuhyun, odiaban las motocicletas, no porque les parecieran feas, sino porque Donghae comenzó a conducirlas apenas cumplió los dieciséis, a una velocidad prudente hubieran podido aceptarlas, pero verlo ir por la vida sin casco y a más de 160 k/h era algo que no soportaban. Esos vehículos se habían convertido en la muestra del nulo gusto que Donghae le tenía a la vida.

— Ni se te ocurra tocar la que dejé — advirtió Donghae entornando los ojos.

— De acuerdo. De acuerdo, regresando al tema, ¿te inscribirás al concurso?

— No lo sé, Kyuhyun quiere que lo haga, pero es incierto. Es decir, acabo de iniciar.

— ¿Y por qué no tomas clases? Siempre hay algo nuevo que aprender.

— Ya estoy viejo...

— Viejos los robles, Hae. Deberías intentarlo.

— ¿Crees?

— Sí, de todos modos no pierdes nada, si ya te gusta, aprender trucos nuevos solo potenciará tu amor por la fotografía. Incluso podrías mezclar tus gustos feos y montar tu propia exposición que diga "máquinas infernales de nulo amor propio" y dejar que todos los pandilleros de tu alrededor vayan a disfrutar el ver motocicletas capturadas con tu lente.

— Eres un pesado.

— Lo sé, es mi trabajo como hermano mayor — Donghwa miró algo que estaba lejos de él y luego regresó su vista a Donghae — debo irme, tengo una junta de trabajo en media hora, Hae.

— No trabajes demasiado y consigue una novia, a este paso no habrá quien herede toda tu enorme fortuna.

— Nuestra fortuna — añadió el otro.

— Es toda tuya, yo no quiero saber nada de ella.

— Y sin embargo las has usado para compra una Ducati y una Suzuki.

— Use la herencia de mamá. Eso es aparte — se defendió Donghae con un puchero.

— Toma ese curso, Donghae. No te preocupes por nada más, lo pagará mi propio dinero.

— Ya veremos, Hwa. Ya veremos — se despidieron con una sonrisa y colgaron la video llamada.

Era cierto que Donghae poseía más dinero del que pudiera gastar en vida, sus padres se habían encargado de acaudalarlos antes de abandonarlos para siempre. Donghwa había invertido muy bien parte de ese dinero, ya que logró impulsar y mantener un negocio farmacéutico en Estado Unidos; era un hombre rico, exitoso y tremendamente workaholic, pero era un gran hermano.

Donghae jamás había tocado el dinero correspondiente a la herencia de su padre, sin embargo, había usado casi la mitad de lo que le correspondía por parte de su madre en fiestas y falsas amistades, las dos motocicletas deportivas, el viaje a Corea y la manutención de los casi cinco meses que tenía viviendo en su país natal. Aun así podía vivir sin trabajar y mover un solo dedo por muchos años más. Sobre todo ahora que no despilfarraba en cosas estúpidas como multas en la comisaría.

EMPTY [EUNHAE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora