Capitulo 14

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Cuando mi pulso se tranquilizó observé la habitación, es enorme. En la gigantesca cama estaba el cuerpo de Julet cubierto por unas sabana rosadas, con pequeños paso y en silencio me acerque a su cama. Le toqué el hombro y le di pequeñas sacudidas hasta que la vi parpadear.

—Mmm —se quejó. Yo estaba allí por ella, en este momento me sentía como una mierda por ir hasta allá y ella solo se queja.

—Soy Ana —dijé con un tono mas fogoso, no quería estar allí, pero ya era tarde.

—Hola, Ana —sus ojos estaban cerrados, la voz le salio gruesa y ronca— ¡Oh, Dios! Me explotará la cabeza —se llevó las manos a las sienes y comenzó a frotarlas en forma de círculos— Espero no haberte molestado, le he gritado toda la mañana a Dior pero no responde.

Su nombre me hizo estremecer, claro estaba muy ocupado para atender a su hermana. Cuanto quisiera no haber visto lo de hace poco. Tomé aire y miré hacia Julet.

—Todo el cuerpo me pesa, la garganta me quema igual que los ojos y la cabeza. Creo que estoy en mis últimos días de vida —su exagerada teoría me hizo reír. Rodé los ojos y comencé a deslizar mi mano sobre su cabello para masagearlo—. Lo peor es que moriré virgen —solto un quejido.

—Eres muy dramática —una sonrisa se formo en sus labios. Parece una diosa—. Lo mejor será que descances ¿Vale?. Yo me quedaré un rato —porque no quiero cruzarle con tu hermano—.

—Estoy segura que si enciendes la luz me desvanezco como Eduar Cullenme señaló a la biblioteca que está unos metros detrás de mi—  Me lo imagino hermoso.

Sus ojos aun seguían cerrado, supongo que por el dolor.

—¿No has visto la película? —pregunte sorprendida. Negó con la cabeza, luego recordé su nacionalidad— Creo que la tengo en mi lapto. Es guapísimo —expresé emocionada. Soltó una risita y luego otro quejido.

—Marcos cumple años el Miércoles —comenzó a decir— me ha invitado a festejarlo con el, pero Dior no me dejará.

Dior, Dior, Dior. ¿Por qué siempre terminamos en el?

Las imágenes de hace poco volvieron a mi, y tuve que parpadear para que no me salieran las lágrimas, este sentimiento por el es... Asfixiante.

—¿Que tal si salimos todos y ustedes dos se pierden un rato? —pregunté.

A pesar de no estar bien con Dior, ella es mi amiga y si puedo ayudarla lo haré, aunque aveces quisiera no hacerlo.

—Ahora mismo no pienso nada mas que en este dolor que me mata, Ana.—soltó un sollozo, y se removió un poco en la cama.

—¿Necesitas algo? —pregunto algo preocupada. Asiente haciendo pucheros con sus labios.

—Necesito dejar de sentirme mal.

—Tonta —musito girando los ojos—. ¿Acetaminofen?

—Debe haber en el baño —sus palabras tan descuidadas me hicieron abrir los ojos como platos.

—¡No has tomado nada! —exclamé. Su respuesta fue un «no» débil, acerque mi mano a su frente y la palmé— ¡Estas ardiendo! —me puse de pies rápidamente, con zancada me acerqué a la puerta y salí— ¡Dior! ¡Dior! —grité alarmada. No me importa que problema tenga yo con el, Julet esta como agua hirviendo.

Sentí unos pasos apresurados y luego vi a Dior corriendo por las escaleras de cristales que estan al fondo del pasillo. Fuí a su encuentro. Respiraba con dificultad, ya estaba vestido, evité fijarme demasiado en el.

Yo Soy Mujer. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora