Capítulo 22

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Un silencio incomodo se instaló en el coche y me vi obligada a bajar la ventana para que desaparecieran las náuseas que empezaba a sentir.

—Sube eso, por favor —aunque la voz le sonara tranquila se que en el fondo estaba molesto. Hice lo que pidió con fastidio y me deje caer fuertemente en el asiento, cruzando los brazos sobre mi pecho. Estaba comenzando a ponerme fusiosa otra vez—. No dejaras que vuelva a besarte.

Me gire para verle, mi boca estaba abierta en una O, su orden me había dejado estupefacta. Fruncí el ceño y me quite el cinturón, el solo miraba la carretera.

—¡Lo dices como si hubiera cometido un pecado que merece la muerte! —exclamé agitando las manos, el me dio una mirada amenazadora pero la ignoré— ¿Acaso así es en Alemania? ¡Pues dejame decirte que estamos en América!

Me fui hacia delante chocando con el salpicadero cuando Dior frenó el coche.

—¿Te has vuelto loco?

—¡Tu te has vuelto loca! —grito girándose a mi direccion—. Estoy cansado de ti, de tus berrinche, eres tan malcriada e inmadura, y...

—¿Y que...? —le insistí a continuar, su rostro estaba contraído y respiraba agitado como si tratara de controlarse. No respondió —. Si estas cansado de mi, no entiendo porque te molestaste en esto —señalé a ambos—, yo no te hubiera dicho nada si tu no lo hicieras hecho antes.

Mi voz era apagada, tenia miedo de que esto terminara tan rapido, ¡solo habían pasado unas horas!

Dior se retiró el cabello y comenzó a golpear el volante. Gruñidos de frustración salían de su garganta. Realmente se veía enojado, creo que era un método para poder desquitar la ira, me estaba comenzando a asustar. No por mi, sino por el.

—Dior —le llamé suavemente—. Oye escuchame —lentamente posee mi mano en su hombro, detuvo lo que hacia. Sus ojos se encontraron con los mios,  se veían ahumados y dilatado, la respiración parecía pesarle. Había perdido los papeles.

—¿Por que, Ana? —no entendí su pregunta, o simplemente no recordaba el porque la pudiera hacer.

Tenia que hacer algo, por el. Sin importar lo que fuera a pasar entre nosotros, en este momento el me necesitaba. Pasé mi mano por su nuca y atraje su cabeza hacia mi hombro, lo abracé, estaba incomoda, pero traté de hacerlo mas cómoda para el.

Yo ya le quería, mis ojos de repente comenzaron a humedecerse, no me gustaba verlo asi y me dolia. Dior subió solo una mano a mi espalda y me presionó mas hacia el.

—Yo dejes que te bese —susurró.

Quería saber cual era el tabú que el le tenia a esa acción, no había compromiso alguno al saludarse o despedirse con un simple e insignificante beso en la mejilla.

—Dior... Yo... —comencé a tartamudear, aun estabamos abrazados—. No puedo.

Como si quemara su contacto conmigo se aparta. Me mira ceñudo y buscando en mi algo que le de la esperanza de que mis palabras no son verdaderas

—¡Escuchame! —exclamé antes de que hiciera o dijera algo. Su expresión no se relajo, mas sin embargo guardó silencio—. Esta mal que me pidas eso, Dior —quice tomar sus manos pero preferí no parecer patética—, solo es una manera de saludarnos, nada mas. No existe compromiso al hacer eso—. Trata de controlarse, eso esta claro. Me miraba como si fuera una estúpida que no entiende nada—. Dame una razón para dejar de hacerlo—pedí como ultimo recurso.

Se irguio sin apartar sus profundos ojos de mi, dándome una familiar mirada de superioridad y arrogancia. Hizo una de esas horribles muecas que siempre lo delataban cuando esta en la cúspide de su furia.

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