Capitulo 23

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Aun con la mirada indagadora de Julet me subí en los asientos traseros, me sentía incomoda, y en parte mal. Creo que debí decirle antes. Pero no sabía que hacer o si Dior prefería contarle.

—¿Desde cuando? —preguntó Julet a Dior una vez puso en marcha el coche.

—No empieces —advirtió.

Los ojos de ella se encontraron con los mios a través del retroviso, me exigía que respondiera, yo solo baje la cabeza y me deje caer en el asiento.

Dios que incomodo.

Al pasar los minutos vi como ambos se turnaban inconscientemente para mirarme por el retrovisor. Sentía un revoltijo de emociones, nervios, ansiedad.

Supe en el momento que Dior me besó hace poco que ya habíamos avanzado algo. Cualquier chica que haya discutido de la manera que yo lo hice el dia anterior con Dior, no actuaria tan pasiva como la hacia yo en este momento. Se que esta mal pero no quería discutir.

Se estacionó frente a sus casa, apago el motor. Julet bajo sin siquiera mirarnos y cerro la puerta fuertemente. Dior soltó una risita por la actitud de su hermana, pero yo le daba toda la razón, ambos le mentimos.

Dior se volví para verme. Mi corazón comenzó a latir fuertemente cuando me encontré con sus hermosos ojos azules. Es demasiado para mi bien. No tenía una expresión clara en el rostro, pero tampoco se veía molesto, exasperado, o furioso. Succionó su labio inferior en un coqueteo y sentí que la sangre comenzaba a recorrer mi cuerpo con gran velocidad. Es muy tentación. En ese momento todo el decía peligro, sus ojos brillaron de una forme contradictoria, expresivo y nulo a la vez.

Me cautiva.

Me engatusa.

Me hace arder.

—¿Vas al gimnacio? —dijo, su voz sonó ligera. Divague un momento y cuando por fin salí completamente de mis pensamientos asenti. Llevó su mano al asiento de al lado y le dio unas palmadas lentamente—. Ven acá, cielo.

Cielo.

Otra vez me dijo cielo.

Sentí mi pecho hincharse, salí de lo asientos traseros y me subí a su lado.

Se acerca a mi de manera cautelosa, mi corazón explotará.

—Ire contigo —informó, cuando cierro la puerta.

—¿Por que? —pregunté confundida.

Soltó una risa seca, luego me miró serio.

—Estamos comenzando a penas —se acerca mas a mi—. Ninguno de los dos nos conocemos lo suficiente. No te dejaré que vayas al gimnasio con poca ropa y sin mi.

Una explosión de sentimientos hubo en mi interior. ¿Estaba haciendo el papel de novio protector y celoso?

No confía en mi.

Es mas que claro.

—¿Piensas que voy a engañarte? —las palabras habandonan mis labios antes de que las evite.

No podía creer el cambio que sus facciones realizaron en poco tiempo. Sus ojos me miran como si fuera una ingenua e inocente de todo lo que pasa.

Y tal vez sea asi.

—Espero que no —dijo con voz suave, aunque con tono de advertencia—. Si algo se de ti es que no vez bien ser infiel -bufa, y por alguna razón su gesto me molesta—. Pero eso no impide que cualquier baboso quiera enamorarte.

Escupe las ultimas palabras con clara irritación.

—Tu nunca intentaste enamorarme —le recordé, sus ojos adquirieron un tono mas brillante, bajaron a mis labios y no tardó en unirlos. Nos besamos rápidamente pero de manera apasionada y suave.

Yo Soy Mujer. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora