Hiro Hamada no llegó a ser el héroe que pudo haber sido, y Miguel Rivera no volvió a casa antes del amanecer. Un par de muchachos que no se conocieron en vida, se encuentran devastados por su pasado y para dejar de ahogarse en él tendrán que firmar...
Estaba atendiendo el café. Parecía un día como cualquier otro, solo que se sentía algo bajo de energías. Según él estaba bien, pero ya tenía media hora con un dolor horrible de cabeza. Tenía pensado descansar un rato, pero quería atender almenos a un cliente más.
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Recorrió con la mirada a su alrededor, revisando si alguien pueda necesitar de sus servicios. Y en las ultimas mesas del café, junto a la ventana, había una mujer, la cual, no recuerda haberla visto entrar. Le restó importancia y se acerco para atenderla.
- Buenos días, ¿que se le ofrece? - Dice lo más "vivo" posible, ya que la jaqueca lo estaba matando.
Ella parecía ignorarlo, solo veía por la ventana mientras jugueteaba con una moneda que tenía entre sus pálidos dedos, y Hiro le volvió a preguntar:
- Disculpe... ¿que se le ofrece? - Parecia distraida. Tocó su hombro y empezó a sentirse mareado de un momento a otro. Después de esto, ella volteó a verlo...
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Ese maquillaje, nunca la había visto sin su mascara, pero el maquillaje que tenía en su rostro... le daba una clara señal de quien se trataba.
Mientras más observaba los ojos de aquella mujer, su dolor de cabeza incrementada junto con la perdida de vision mientras sus piernas temblaban. La libreta y pluma que tenía en mano cayeron al suelo, al igual que el.
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